Capítulo 41 "Unión"

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A lo lejos, Bonnie observó que la estela verde que rodeaba el cuartel seguía intacta. Puni – chan estaba haciendo un buen trabajo al proteger con sus poderes aquel lugar que, durante un mes entero, fue su lugar de reuniones, entrenamientos, planes y que hoy funcionaba como guarida. Junto a ella, Dawn y Lilia caminaban mientras platicaban. Clemont y Gary se dedicaban a ayudar al señor Meyer a caminar. Avanzaron unos cuantos metros antes de cruzar las grandes puertas del laboratorio.

—No pensé ver esto alguna vez— dijo Bonnie, mientras veía a las personas y Pokémon siendo atendidas por Mairin y ¿El equipo Rocket?

—Hace bastante tiempo que dejaron de ser el Equipo Rocket —dijo Gary, mientras ayudaba a Clemont a recostar al señor Meyer en una camilla—. Lo último que había sabido de ellos era que estaban viviendo pacíficamente en el Archipiélago Naranja.

—Dices bien —dijo Meowth vestido de enfermera—, pero el malnacido ese de Kalm destruyó por completo la isla en la que estábamos viviendo con sus molestas raíces.

— ¿Cómo dices? —interrogó Bonnie con asombro en su hablar.

—Así como lo oyes. Quizás estaba probando en la isla lo que terminó sucediendo aquí. Intentamos denunciar el hecho, pero sus hombres nos amenazaron. También hicieron eso con los habitantes de la isla que lograron sobrevivir.

— ¿Y cómo es que llegaron ustedes aquí? —preguntó Dawn.

—James pensó que quizás esto era exactamente igual a lo que sucedió aquí hace años —dijo Jessy, haciendo su aparición—. Sus corazonadas jamás fallan, y veo que esta no fue la excepción.

Los ojos se dirigieron rápidamente hacia el aludido. Este curaba el brazo de una pequeña niña que no dejaba de llorar. Realizaba su labor con tanta dedicación y rapidez, como si de una enfermera Joy se tratara. Lilia lo observó con emoción y también observó a Jessy y cómo esta observaba al joven de cabellos medianamente cortos. Entonces comprendió lo que sucedía ahí. Una sonrisa se escapó de sus labios, casi imperceptible para las demás personas. La castaña pensó que el amor se hacía mucho más fuerte en situaciones como esta.

—Creo que lo mejor que podemos hacer es descansar para continuar con el camino —dijo la castaña para atraer la atención de los demás.

Todos asintieron y se dedicaron a descansar. Bonnie se sentó en el suelo, mientras Dedenne se acomodaba en su regazo. Quizás fue aquello lo que llamó la atención de unos cuantos chiscos que no dejaban de beber agua. Quizás se deshidrataron por el camino.

—Eres Bonnie, ¿verdad? —preguntó un chico pelinegro. Una bandita con dibujos de pokebolas adornaba su frente.

—Si —afirmó la rubia, sonriendo.

—Te vimos en el campeonato —dijo una chica rubia, de su edad—. ¡Estuviste increíble!

—De todas formas, no gané.

— ¿Y eso importa? Estoy seguro que si te llegas a enfrentar al actual campeón, ganarías sin problemas.

—Concuerdo contigo —terció un tercer chico de tez morena y cabello castaño—, después de todo, nuestro "campeón" —hizo las comillas con los dedos—, no es más que un perdedor. Soy Alan —dijo en una sonrisa—, miembros del Cuartel Anti – Kalm.

— ¿Qué? ¿Hablas enserio? —preguntó Bonnie. Era incapaz de disimular su asombro.

—Nosotros también estamos cansados de los constantes abusos de poder de ese cretino —dijo la chica—. Por cierto, mi nombre es Kale.

De nuevo tú [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora