Rukia Kuchiki, se vio obligada a abandonar su hogar por una traición, y ahora es la nueva estudiante del instituto.
Ichigo Kurosaki, el chico más problemático. En el momento que él la vio supo que era la chica ideal para él.
Sin embargo, ella oculta...
Todo estaba listo. La tarima donde se realizaría el ritual, la multitud estaba asustada esperando a que iniciara todo, tenían músicos listos para tocar sus instrumentos y llenar de música el ostentoso ambiente, habían muchos guardias vigilando por cada rincón del lugar.
Rukia esperaba en su habitación, (estaba lista con el vestido que Yuhabach le había dado), a que Hashwalth llegara a buscarla para dar inicio a la ceremonia. Lucy, seguía con los detalles finales del cabello de Rukia, y mientras ella se miraba en el espejo tomó una decisión importante. Levantó su mano diciéndole que se detuviera. Lucy lo hizo.
- Quiero me que hagas un favor.
- Como usted ordene, princesa.
...
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Hashwalth le ayudaba a Yuhabach a levantarse de la cama y alistarse para dar comienzo a la ceremonia. Yuhabach se veía pálido, débil, vulnerable.
- ¿Cuanto falta, Hashwalth? -preguntó Yuhabach.
- Esta todo listo, majestad. Todos están esperándolo para dar inicio.
- Perfecto. -dice con voz débil y comienza a toser.
- Majestad, ¿se siente bien? ¿No prefiere que pospongamos la ceremonia?
- ¡No! ¡Jamás! No podemos. Tengo que hacerlo ya o de lo contrario moriré.
- Como usted ordene, majestad.
Hashwalth se retira de la habitación de Yuhabach y se dirige a la habitación de Rukia. En su rostro se reflejaba preocupación, desesperación e importancia por no saber como ayudar al hombre que es como un padre para él.
Al recorrer los largos pasillos, al fin llega a la habitación de la invitada de honor. Al ver a los guardias allí plantados, Hashwalth les ordena ir a los calabozos en busca de Byakuya y estos dos se fueron rápidamente. Les daba miedo Hashwalth, así que sin "peros" obedecieron sus ordenes.
Hashwalth al entrar en su habitación le ordenó a la mucama que se retirara, esta obedeció, se inclinó en forma de reverencia y se marchó con la mirada hacia abajo, al salir de la habitación con una mirada llena de nostalgia, miró fijamente la espalda de Rukia, se le enjugaron los ojos y cerró la puerta, dejándolos solos.
- Princesa. -dice Hashwalth saludando con una pequeña reverencia.
- No finjas tener respeto hacia alguien a quien no le tienes. -dice Rukia con la mirada fija en la ventana.
- Aunque no lo creas. Si te tengo respeto.
- ¿Porqué?
- Admiro la madurez con la que asumes la muerte. La fuerza que tienes al ver a tus amigos, familia y al pueblo que tanto amas, cayendo hacia el abismo. No te estas resistes a morir, esperas la muerte orgullosa, porque simplemente darías tu vida por ellos. Es por eso que te tengo respeto.
- Ya veo. Admiras de mí lo que no ves en Yuhabach.
- ¿Que cosa?
- Sacrificio. Y amor. Yo daría... -se interrumpió y corrigió lo que iba a decir.- lo siento, estoy dando mi vida por amor. Yo amo a todas esas personas, a mi familia y a mis amigos; es por eso que doy mi vida a cambio de la suya. Yuhabach en cambio, no ama a nadie más que asimismo. Él prefiere que los demás den sus vidas para salvar la suya. ¡Ja! ¿Y ese es el hombre a quién le das tu devoción? Alguien que no daría su vida para salvarte a ti.
- Te equivocas. Yuhabach me quiere como a su hijo y sé que él si daría su vida por la mía, como yo lo haría por él.
- ¿Cómo estas tan seguro de eso? -le pregunto finalmente Rukia y Hashwalth no dijo nada.
- Suficiente charla, vámonos que Su Majestad esta esperando por nosotros.
...
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La música comienza a sonar. La oscuridad de la noche y un cielo despejado dejaban ver una luna gigante y a su alrededor tantas estrellas como nunca se había visto antes. El viento soplaba tan fuerte que las luces decorativas se movían y parecía que se iban a caer encima de la multitud asustada.
Los pueblerinos, en su mayoría, estaban asustados, temblaban de temor, otros en cambio, tenían sed de sangre, deseaban hacer algo para recuperar su hogar, les guardaba rencor a la familia real por no hacer nada ante esta situación, pensaban que habían huido para salvar su pellejo, mientras ellos sufrían. Así que crearon una fuerza aliada, para crear una rebelión y luchar por su libertad.
La música cesó cuando Yuhabach hizo su aparición y la multitud calló. Solo se escuchaba el sonido que hacían los grilletes que tenían en sus manos y pies, al temblar.
- Este sonido me encanta. -dijo Yuhabach en voz alta para sí mismo.- ¡Bienvenidos! -comenzó hablar con voz de trueno.- ¡Se preguntarán porque les obligué a esto. Bueno, pues la respuesta es simple... Para que presenciaran un acto de amor y sacrificio... Yo he venido aquí para tomar lo que una vez fue mío y me fue arrebatado...!
Las personas estaban confundidas por sus palabras, hablaban entre ellos, no sabían a qué se refería este dictador.
- ¡Vine a salvarlos de un falso rey...! -continuó.- ¡Yo fui el fundador de estas tierras y he venido a reclamarlas de vuelta! -hizo una breve pausa y prosiguió.- ¡Hace mucho tiempo, siglos de hecho, yo fundé estas tierras en busca de una flor... Sí... Así es una flor... Pero no es una flor cualquiera, no... Es una flor mágica que te da la vida eterna... >>Hace mucho tiempo, una joven que poseía el poder de esta flor murió y se decía que renacería una mujer con el poder de la flor, ya que la flor original solo florecía una vez cada 5000 años. ¡Con el tiempo la familia Kuchiki me desterró de mi propio imperio, siendo ellos los nuevos gobernadores durante años y años y años, hasta el día de hoy...! -hizo otra breve pausa.- ¡Hoy! Hace 17 años una niña nació con tal poder. Es la reencarnación de Sode no Shirayuki, "La Flor del Invierno"... Y esta joven, se encuentra aquí, entre nosotros!
La multitud se puso nerviosa de repente y comenzaron a susurrar cosas entre ellos. "¿Quien era esa joven? ¿Dónde estará? Que se entregue. Que nos salve." Estos y más eran los comentarios que inundaban la plaza.
- "¿Quien es? ¿Dónde está?" Se preguntarán. -continuó el dictador.- Bueno, pues... Sin más preámbulos, les presento a la "Flor del Invierno" ¡Rukia Kuchiki...!"
Justo en ese momento sonó la musica y Hashwalth empujaba a la peli negro, que caminaba con su vestido blanco y negro, su cabello estaba ahora corto y en su mirada baja se reflejaba tristeza. Caminaba por la tarima hasta llegar al lado de Yuhabach, él puso la mano derecha en su espalda y suavemente la empujo hacia adelante para presentarla ante todos.
- ¡Rukia Kuchiki... Ha decidido valientemente dar su vida, por amor... Para salvarlos a ustedes... Un fuerte aplauso para esta valiente joven, que se sacrificará para darme el poder de la flor a cambio de dejarlos vivir...
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