Rukia, ¿eres tu?

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- Tu serás quien llore lágrimas de sangre. -dijo Byakuya apuñalando a Yuhabach por la espalda.

- ¿Qué estás haciendo? -le pregunta Yuhabach.

- ¿Creíste que moriría sin siquiera intentar salvar a mi hermana?

- ¡Eres un idiota! -gritó enojado Yuhabach.

Se gira hacia atrás, toma a Byakuya por los hombros y lo lanza hacia el frente al lado de Rukia, quien estaba tirada en el suelo. Byakuya debilitado se levanta y toma a Rukia entre sus brazos.

 Byakuya debilitado se levanta y toma a Rukia entre sus brazos

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- No dejaré que tomes su vida ni la de nadie más.

- Si serás ¡IDIOTA! -Yuhabach se ríe con fuerza.- Yo soy inmortal. Nadie puede matarme. -Rukia mueve su cabeza ligeramente y Byakuya voltea a verla.

- Rukia.

- Byakuya. Todo va estar bien.

- Estás herida. No hables o morirás mas rápido y ya no podremos hacer nada.

- Yo ya sabia que esto ocurriría. Es por eso que me adelanté.

- ¿A qué te refieres?

- Esta sangre no me la hizo él. Es más ni siquiera me tocó.

- ¿Entonces?

- Byakuya, hace una hora y media que me estoy desangrado.

- ¡¿QUÉ?! -dijeron todos en sus respectivos lugares.

- ¿De qué estás hablando niña? -dijo Yuhabach sin entender nada.

- ¿Que quieres decir? -pregunta Byakuya.

- Mientras hablaba con Sode no Shirayuki... Ella me dijo que solo había una forma de detener a Yuhabach. -comenzó a toser sangre sobre su mano.- La daga que estuvo a punto de usar contra mí, está poseída por una magia oscura, si me hubiera herido con ella definitivamente no hubiera tenido escape; pero si yo me hería con un arma de mi propio poder yo moriría normalmente y la flor conmigo.

- No entiendo. -dijo Byakuya.

- Hermano... Yo... -en ese momento sacó un arma hecho completamente de hielo.- yo hice esto.

- ¿Qué hiciste, Rukia?

- Me herí yo misma, con esta arma. Mi sacrificio... No será en vano... Si puedo salvar la vida de los demás.

De pronto y muy lento, todo su alrededor se transformó en blanco. Caía nieve del cielo como gotas de lluvia y había hielo por todas partes, pero nada de eso importaba. Eran las lágrimas de Rukia y su enorme sacrificio el que acaparó la atención en ese momento.

- Niña ¡ESTUPIDA! -gritó furioso Yuhabach.

- Tu hiciste esto, maldito bastardo. Tu... La mataste. -dijo Byakuya con un fuerte dolor en su pecho. Comenzaron a salir lágrimas de sus ojos y luego una furia inmensa calentó su cuerpo. Y fulmino a Yuhabach con la mirada.

La Princesa de HieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora