Cap. 1

110 7 3
                                    

― ¡Emily! Tienes 10 minutos.

¿Ya amaneció? Se acabó. El verano terminó.
Recuerdo que mi madre no dejaba de llamarme para desayunar e irme a la escuela. Con todas mis cosas listas y con solo 5 dólares me encaminé a la escuela. A diferencia de otras escuelas que hay en la ciudad, esta era única y especial; al menos para mí que no tenía mucho conocimiento de nada.
Mi escuela era la más grande debido a que eran dos en uno. En el primer edificio estaban las mujeres y al lado derecho estaba la de varones. Lo único que juntaba los edificios era el comedor principal y el gran patio. Ese era el único lugar donde chicos y chicas entablaban alguna conversación en uno de los colegios más importantes de Gatewood.

Llegué puntual al salón. Yo quería a todas mis compañeras; pero amigas de verdad, aún no había una.

Ingresó la profesora y eligió los asientos que cada una ocuparía por el resto del año. Está vez me enviaron al final, al lado mío habían dos chicas con las que había estudiado desde primaria. No hablaba mucho con ellas, la verdad es que no pasábamos de un "hola". Ellas eran la intelectual Ariana, y la tranquila Peyton.

Las clases continuaron con normalidad. Yo era muy rara y a veces hacía cosas que eran graciosas para las demás y no tenía problemas con eso, me gusta hacer feliz a los demás. Lo único que no me gustaba, y que además no eran intencionales, eran mis caídas. Siempre me tropezaba y eran las risas las que nunca faltaban. Era una especie de maldición en mi.

En clase de biología estábamos haciendo una especie de actividad para demostrar todo lo que sabíamos del curso. Un mal movimiento hizo que cayera y todas empezaron a reírse de mí. No voy a negar que fue muy gracioso, pero me sentía apenada. Las dos chicas a mi lado no paraban de reír todo el día. Ese día empezamos a hablar, y supe que hablaríamos por mucho tiempo.

Era la hora del almuerzo. Mi hora favorita, y es que la verdad me encanta comer.

― Yo también. Es de mis favoritas.

― También he visto Big recientemente. Tiene una trama buena, pero el final es confuso.

― ¿En serio? Bueno, lo veré igual.

Ellas eran Peyton y Ariana, resulta que tenían muchas cosas en común.

― Es gracioso que han pasado ¿cuanto? ¿7? ¿8? Años que estudiamos aquí y jamás habíamos hablado tanto.- mencionó Peyton.

― Lo sé. Y tenemos mucho en común.― dijo, Ariana bebiendo de su botella de refresco que recién abría.

― Y antes de que entraran aquí ¿En que lugar estuvieron de bebes-Pregunté.

― Bueno, yo estudié a los tres años en My Happy House. Está a unas cuadras cerca de aquí. Sin embargo estuve ahí un año. ― Comentó Ariana.

―¡No inventes! ¡Yo también! ― Estaba Peyton realmente sorprendida.

Yo también lo estaba.

― ¿Es decir que nos conocemos desde bebes?- intervine.

― ¿Tú también?― seguía con la boca abierta Peyton.

― Pues sí. Pero también estuve solo el primer año. Estaba lejos de mi casa.

Es el destino.

― Tengo hambre aún, iré a ver que más hay.- me levanté por algo de comida.

― De acuerdo.― Dijeron al unísono.

Ya que no disponía de mucho dinero, compré un yogurt. Sin darme cuenta, este ya estaba en el piso. Lo vi caer y una mano sosteniéndolo para devolvérmelo estaba acercándose a mí.

― Disculpa.

Una voz masculina se oyó. Pasó tan rápido que ni siquiera vi el rostro de aquel que hizo que se me erizara la piel. Su voz era muy grave. Me pregunto ¿cómo se escucharía en una canción?

La segunda cosa que más me gusta es la música. A veces canto en voz baja en mi cuarto para mis gatos Pantera y Fisgón. Y es que a mi madre no le gusta que haga "bulla".

Solo logré ver la espalda de el chico. Era alto y de cabello negro. Se fue con los que deduzco eran sus amigos.

Thinking Bout YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora