12. El Impredecible

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"Tu mirada es confusa al igual que tú, veo un cielo en ella y aparentas un infierno, es como si no pudiera decifrar tu rara y dudosa existencia."

Terminó mi hora de trabajo, acomodé todo en su lugar y me puse mi abrigo negro el cual me quedaba perfectamente a la medida, era el que más me gustaba ya que era impermeable y eso me ayudaba con la inesperada lluvia que cayó afuera desde hace media hora.

Supongo que no me hará daño coger un resfriado por esta vez. No traje paraguas y me culpo por mi falta de precaución.

Crucé la calle, mis zapatos se mojaron al igual que mi cabello suelto, no tenia idea de que llovería. Levanté la vista y encontré la fila más larga que nunca, y lo peor era que no habían muchos buses formando. Pensé en subirme en un taxi pero estaba corta de efectivo en ese momento, tenia que esperar.

Maldije entre dientes mientras me dirigía al final de la fila, estaba molesta porque hoy en la escuela nadie pudo explicarme lo que pasó, ni siquiera mi mejor amiga quien se supone que debía estar junto a mi, en lugar de eso solo me comentó que conoció a un nuevo chico universitario, como siempre, parece que tuviera un imán con los chicos de la universidad; mientras conoce a uno, ella se olvida de mi. Claro, tampoco podía pedirle que me cuidara como a una niña chiquita cuando inclusive yo soy mayor que ella, fue frustrante; lo único que agradezco es que haya levantado mi cartera, me salvó de perder mis cosas y sobretodo mi teléfono, realmente se lo agradezco.

En este momento quisiera buscar a Gabriel y matarlo a golpes, aún no puedo aceptar lo que me hizo, debería demandarlo.

—Liam, ¿qué haces aquí? Hace tiempo que no te vi —escuché a una chica que estaba detrás de mi. Abrí los ojos sin voltear, había olvidado que Liam tomaba el mismo bus que yo. Supongo que se encuentra detrás de la chica o cerca de ella.

—Tomo el bus para irme a casa, ¿y tú, Piwi?

—Yo solo vine a comprar algo al Centro Comercial. ¡Gracias por cubrirme con tu paraguas!

—De nada, siempre la traigo por si acaso.

—Bueno, ¿y qué tal está tu hermana?

—Está mejorando, el psicólogo la está ayudando a... superar el trauma.

—¡Qué bueno! Me alegra que esté bien.

—Sí... pero ya no hablemos de ella, cuéntame tú ¿cómo estás?

Así es, estaba escuchando su conversación como una entrometida y no entendía porqué, quizás sea el hecho de que ellos sí tenían paraguas y yo no, lo peor fue que la lluvia comenzó a caer con más fuerza y me tuve que mojar más mientras esperaba a que avanzara la fila. Mi cabello ya estaba chorreando y sentía unas gotas correr por mi rostro helado.

Esperen, ¿la llamó Piwi?

—¿Qué tal la universidad?

—Pues... el problema que tuve con mi hermana y mi familia, me quitó la oportunidad de terminar...

—Entonces sigues en...

—Sí, aún estoy en la escuela. Terminaré recién el último año.

—Vaya, entonces perdiste mucho tiempo con ese asunto.

—Sí.

—Lo siento, Liam. Pero viste que no es el fin del mundo.

—Lo sé.

—Podrás ingresar cuando salgas, prepárate para eso, te puedo ayudar si quieres.

—Te lo agradecería.

No me hagas cambiar de opinión © #wattys2017 #PNovelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora