8. El karaoke

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Después de tantos días de clase, por fin ha llegado el sábado.

¡Por fin!

Los sábados puedo descansar y divertirme, ya que aún me quedaría el domingo para hacer todo lo demás. Durante estos días estuve alejada de las redes sociales para evitar algo desagradable, como encontrar a Ronald o a Liam en el chat... ya tuve suficientes malos ratos con ambos, sobretodo con Ronald, fue desastroso el día que vino a mi casa.

Prometí salir al karaoke con mis amigos asi que me estoy preparando para eso. Vestiré unos Jeans ajustados y una blusa de seda color negro con adornos plateados; zapatos con tacón bajo como siempre, un peinado hacia arriba y todo lo demás será lacio gracias a la plancha de mi hermana.

Bendita plancha.

Lo único que podría arruinar este día, sería la presencia de Marcos en el karaoke. Intentaré confiar en que no me buscará más como dijo aquél día.

Parada frente al espejo mientras le daba los últimos toques a mi arreglo, escuché vibrar a mi teléfono.

Llamada entrante de Pao

Hola loquita, ¿dónde están?

Meli, estamos a una cuadra de tu casa, sal de prisa.

Se escuchaba tanto ruido en el fondo que me emocioné al instante porque sabía que la pasaría genial con ellos.

Ya voy, nos vemos Pao.

Fin de llamada

Levanté mi cartera y mi teléfono en la mano, ya era las siete de la noche. Me despidí de mi hermana y fui a la puerta, le puse el seguro y al voltear vi un auto color negro, era el auto de Gabriel. Él es un chico adinerado asi que siempre anda ofreciendo su casa o su auto cuando salimos.

—Meli, irás adelante —dijo Pao por la ventana.

—No gracias, quiero ir atrás. —respondí abriendo la puerta del asiento trasero y vi que todos los lugares estaban llenos. Gus, Pao, Brandon, la parejita de Alex y Rossie, y por ultimo Deyvid, un amigo de la universidad de Gabriel que acababan de conocer, todos estaban ocupando los asientos de atrás.

—Adelante loca, no hay asientos aqui.—dijo Gus enviándome al lado de Gabriel.

—¡Traidores! —exclamé frunciendo el ceño y cerré su puerta, ya que sabía que Gabriel fue quien organizó los asientos de esa forma, con el consentimiento de ellos, claro.

Resignada me tuve que sentar adelante con Gabriel, me acomodé bien y traté de ignorarlo.

—Hola muñequita, estás muy linda. —dijo apoyando su brazo derecho en su espaldera con vista hacia mí.

Al oírlo puse los ojos en blanco —Ya te dije que no me llames así, no me gusta. —respondí en tono serio.

—Te da bonito —susurró dándome una sonrisa que mataría a cualquier chica, ya que luce muy bien y no lo niego, pero a mí no me interesa en lo más mínimo, es más, para mí siempre va a ser un patán, sobretodo desde aquella vez que lo vi golpear a un chico más joven que él... nunca olvidaré esa escena.

¡Patán!

—¿Nos vamos? —pregunté levantando las cejas.

—Ok, como quieras. —respondió encendiendo el motor del auto.

Durante todo el camino Gabriel puso canciones electrónicas en alto volumen, volteé y vi que todos estaban adelantando la fiesta atrás, y con eso me refería a que no iríamos al karaoke a cantar, sino a beber alcohol y bailar, no somos de aquellos que cantan, pero vamos a ocupar mesas mientras se termina el karaoke y comienza la discoteca.

No me hagas cambiar de opinión © #wattys2017 #PNovelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora