"En un extremo te encontrabas tú, tan perfecta; y en el otro se encontraba la realidad, tan despreciable. Nunca hubo un intermedio, pero lo encontré gracias a ti."
LIAMEl tiempo es elemental y los días corren sin parar, pero debo admitir que ha pasado demasiado lento esta vez, tan lento que se ha hecho una eternidad.
En toda mi vida han habido dos situaciones a las que me he tenido que acostumbrar: soportar en silencio y sufrir la espera.
Estaba harto, harto del silencio en el que me ahogaba mi padre, y también esperar poder largarme de casa junto a mi madre y hermana, esperar el día y la hora en que todo fuera mejor, esperar por encontrar un día de calma, un ambiente lleno de libertad, sentirme libre sin ataduras para poder respirar.
Y llegó...
Ese dia llegó cuando la conocí, cuando algo comenzó a surgir entre esa chica hermosa y yo.
Entre Meli y yo
La felicidad no es para siempre. Los momentos que pasamos entre risas y miradas de ilusión, se convirtieron en simplemente eso, una ilusión.
—Puede pasar Señor Carter —dijo la enfermera delante de mí, abriendo la puerta y dejándome solo para poder afrontar la situación. Verla otra vez después de tanto tiempo en recuperación, sedado y prácticamente drogado para no cometer atrocidades conmigo mismo.
Di unos pasos dentro de la habitación en la que se encontraba ella, el frío nunca había sido tan intenso como aquel momento. Me acerqué poco a poco y pude sentir el pesar de su ausencia, el escalofrío de sentirla y no sentirla a la vez, saber que... ella estaba en un estado intermedio de la vida y la muerte.
Respiré profundo
Lamí mis labios en busca de unas palabras, en busca de algo reconfortante, miré la ventana de la habitación, tan alejada de su cuerpo, tan lejos de darle la luz que ella necesitaba, y como siempre, irradiaba. Quise hablar, decir algo para ella, para su corazón; sin embargo, al mirarla sumergida en el vacío, en un lugar sombrío, yo entendí, supe que muy en el fondo necesitaba decirme algo yo mismo.
《No pierdas la esperanza, ella está viva aún》
No sentí paz, me moría internamente al ver la palidez de su rostro, de su aura incandescente; simplemente me sentí como un objeto de dolor y desesperación. Su piel... blanca, tanto que extrañaba su hermosos rasgos hipnotizantes, sus mejillas rosas. Su cabello, ya no lo veía, no sabía si estaba oculto en la venda que cubría su cabeza, o ya no lo tenía. No me importaba, ella era todo lo que yo quería, lo que anhelaba para mi vida. Verla así, recostada, conectada a tantos cables y con los ojos cerrados, vestida de blanco y cubierta por unas sábanas. Temía que no volviera a abrir los ojos, que nunca más tuviera la oportunidad de escucharme decirle cuánto la amaba.
Las palabras se estancaron en la parte baja de mi garganta, me mordí los labios al sentirme... frustrado, inútil.
¿Qué podría decirle? Me sentía vacío, idiota, destrozado...Resoplé
—Lo siento... —esas palabras salieron quebradas y llenas de pesar. Me desparramé, no pude contenerme, me sentía tan ausente como ella lo estaba, y entonces pensé... Quizás le hubiera evitado todo esto si no hubiera ido a su casa, si hubiera sido más cuidadoso con lo que hacía, si hubiera pensado en las personas que podrían acecharla por mi culpa, fue... mi culpa.
Me senté sobre la silla que estaba a su lado y me vi a mi mismo como un ser despreciable y vacilante, por haber provocado ese dolor en ella, tan grande sufrimiento que podría dejarle a su hermana si nunca despertara. ¿Qué sería de ella? ¿Qué sería de las personas que la amaban?¿Qué sería de... mi?
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No me hagas cambiar de opinión © #wattys2017 #PNovel
Novela Juvenil«Ella no lo conocía, él la observaba de lejos, y el destino les tenía una segunda oportunidad a ambos.» ¿Qué ocurre cuando pierdes la confianza en todos y hasta en ti mismo? El mundo cae y con él tus sueños. Pero llega el día en que la locura comie...