"Su brisa fresca y mirada incandescente retornaron como amanecer, como un nuevo color en el horizonte de nuestro cielo."Se encendió, como fuego en medio de una noche oscura y fría. Allí está, todo nuevamente frente a mi. La luz de la realidad y la oscuridad de la misma, juntas, como siempre han estado y como siempre estarán.
No lo veo, pero lo siento por mi esencia que se recobra poco a poco, mi fuerza que se convierte en algo más que mental, ahora es... física.
Siento la pesadez de mis párpados mientras intento levantarlos, es difícil, me cuesta hacerlo pero lo necesito, necesito despertar.
—No hagas esfuerzo —oigo la voz que tanto ansiaba escuchar. Me muevo en mi lugar y consigo sentir una cálida piel cerca de mi mano izquierda. Esta me rodea y acaricia ligeramente mientras intento abrir los ojos con dificultad, sé que son sus manos.
Trago grueso sintiendo mi garganta muy seca y casi sin vitalidad. Dejo salir un gemido al sentir la incomodidad en la garganta, pero sé que él comienza a preocuparse por mí, asi que me controlo.
—¿Qué necesitas? —pregunta con un tono preocupado —. Puedo traerte lo que quieras, o... no se... Meli...
Me siento confiada al escucharlo. Me muevo para poder agarrar su mano y calmarlo, sé que se siente nervioso, lo conozco.
Tomo aire y lo exhalo lentamente antes de abrir mis ojos completamente. Él está ahí, con los ojos sumamente hinchados en espera de que diga algo para tranquilizarlo, calmar esa presión que se manifiesta en su mirada.
Sonrío. Es como si hubiera pasado una eternidad, él se ve diferente, noto los cambios que hay en su mentón, ahora un poco oscuro; su cabello más largo y algo despeinado; sus pómulos un poco hinchados, tanto como sus ojos.
—Estoy bien. Sólo... no te vayas.
Su rostro se alivia prontamente al escucharme y puedo notar el daño que le he provocado con mi ausencia, porque solo él es capaz de mostrarme cuánto me necesita y cuánto le he faltado.
Olvido el ardor en mi garganta por la sequedad, lo acerco a mi y le doy la confianza para que exprese todo lo que siente en ese instante. Sus ojos se tornan brillantes en un segundo, su mandíbula tiembla sin control y él no hace nada para evitarlo.
—En serio estoy bien... —digo mirando sus ojos para que me crea—. Estoy aquí —continúo. Quiero que sepa que lo que digo no es sólo por hoy, sino que tengo toda la fuerza y la intención de quedarme a su lado por mucho tiempo más.
—Y espero que no te vuelvas a ir —expresa con dificultad, yo me desplomo al verlo tan herido, tan lleno de temor por lo que vaya a pasar entre nosotros a partir de ahora—. No lo soportaré, te lo digo en serio —continúa besando mi frente, dejando su esencia junto a la mía, aquello por lo cual he luchado, por lo que me he quedado aquí.
Sonrío y dejo que un fuerte abrazo nos devuelva nuestra vida, nuestro tiempo juntos, sólo un abrazo, sólo eso era necesario para mi. Pero justo en ese instante él se inclina hacia mi y planta un suave beso en mis labios, con toda la necesidad que puede expresar, con toda la fuerza que le queda. No me resisto y continúo, lo rodeo con la poca fuerza que vino a mi cuerpo, pero que gracias a él siempre permanecerá.
¿Qué es eso? Para mi es magia, todo lo que puede ser capaz de hacer el amor, es magia pura e infinita. Él, yo, nosotros... juntos otra vez. Tengo tanto que hablar con él, tanto que hacer, tanto que quiero compartir. Y lo sé, mi confianza sólo ha crecido en este tiempo lejos de él, no se ha perdido mi necesidad infinita de darle todo de mi, y no se perderá.
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No me hagas cambiar de opinión © #wattys2017 #PNovel
Novela Juvenil«Ella no lo conocía, él la observaba de lejos, y el destino les tenía una segunda oportunidad a ambos.» ¿Qué ocurre cuando pierdes la confianza en todos y hasta en ti mismo? El mundo cae y con él tus sueños. Pero llega el día en que la locura comie...