Los días pasaron tranquilos, las prácticas fueron cada vez más duras y los sentimientos entre ellos eran cada vez más fuertes. Anteriormente cuando ellos dos se encontraban solos los momentos de tensión eran insoportables, ahora eso no ocurría pues lo llevaban con toda calma y naturalidad, cuando se quedaban sin un tema de conversación, salían a caminar sin hablar, o encendían la televisión para ver programas de deportes o simplemente se daban amor besándose y abrasándose en el lugar donde se encontraran en ese momento. Todo era perfecto, pocas veces peleaban y podían estar juntos el tiempo que quisieran, sin embargo eso no les era suficiente. Eran felices, SI, pero algo les hacía falta.
Leo había salido a correr, como todas las mañanas él si se había levantado temprano, (no como Guang-Hong a quien no le importó que el despertador sonara con insistencia y continuó durmiendo) llevaba corriendo ya un buen rato, había contabilizado mentalmente las vueltas que le daba al parque, había cumplido con la cantidad que recorría diariamente, pero decidió dar una o dos vueltas más.
El joven se encontraba realmente concentrado en su ejercicio cuando escuchó un ruido entre los frescos arbustos con flores que había en el parque, al principio no le tomó importancia y pasó de largo, pero a la siguiente vuelta lo volvió a escuchar. Parecía el sonido de un animal y no estaba seguro de lo que era realmente pero aun así se acercó, asomándose entre las verdes hojas llenas de rocío.
-Prrrr...
Su mirada se cruzó con la de un animal pequeño, era peludo y tenía las patas y la nariz llenas de lodo.
-Prrr, Prrr.
-Vaya que eres ruidoso.- se acercó cuidadosamente tratando de no asustarlo. Al estirar su mano, el pequeño animal peludo lo mordió ligeramente y después se revolcó en el piso, dando a entender que quería que le rascara la barriga.- Eres muy suavecito y lindo... ¿Dónde estarán tus padres? ¿Te perdiste acaso?- Leo cargó al animalito y pudo notar dos cosas, la primera, era un macho y la segunda, no tenía ninguna placa de identificación.
-Miau...miauuu...- chilló el animalito.
-¿Dices que tienes hambre? ¿Qué le hago al pendejo? No sé hablar gato pero entiendo que tal vez deberías tener hambre.
El gato le miró sin entender, pero continuó maullando. Leo buscó en la bolsa de sus pantalones y encontró una barrita de cereal a medio comer y la puso en el piso, el gato salto y se dedicó a lamerla.
-No me la terminé, pensaba guardarla para más tarde.- acaricio detrás de las orejas del animal.
-...
-Bueno, espero disfrutes tu comida./- el chico se dio la vuelta y continuó con su camino. Decidió regresar a su casa, caminaba lento, disfrutando de la música pues llevaba puestos los audífonos.
Al llegar a casa, abrió la puerta y entró, sin darse cuenta de que el pequeño gato lo había seguido. El moreno se dirigió a la cocina a preparar el desayuno para su novio, sabía que a esa él continuaba durmiendo. "Por nada en el mundo Guang-Hong se levantaría a las nueve de la mañana".- pensó mientras tostaba el pan en un sartén.
Mientras tanto, en la habitación el chino continúa durmiendo, ahora se había adueñado de toda la cama, extendiendo su cuerpo a sus anchas, con las piernas y los brazos estirados. Roncaba ruidosamente, sin embargo se veía lindo mientras dormía. Estiró su mano y sintió el roce de algo suave en la punta de sus dedos.
-Leo... Acaso estás usando un nuevo shampoo... Que suave...- decía entre sueños. Sin querer aplastó la cola del gato y este lo arañó.
El joven despertó de un salto y vio sobre la almohada de Leo a un gato mediano, con pelo largo y rubio y grandes ojos que lo miraban desafiante.-L-L-LEO!- gritó, se tapó hasta la cabeza con la cobija para protegerse.
-No grites, pastelito. Estoy aquí. - se sentó a la orilla de la cama y abrazó a su novio, besando su mejilla.
-Leo... Hay un gusano horrible ahí.- señaló al gato casi sin voz.
El castaño volteo y miró al felino quien se lamia cuidadosamente las patas delanteras.- No es un gusano/ dijo- Este pequeñín al parecer me siguió a casa.
Guang-Hong miró al gato con curiosidad, era muy lindo pero aún así le daba un poco de miedo.-Así que ya se conocían...
-Si, estaba en el parque y tenía hambre y le di un poco de comida. Amor... ¿Podemos quedarnos con él?
-¿Qué?... Claro que no... ¡Aléjalo de mi!
-Pero si es solo un lindo gato.-cargó al gato poniéndolo frente a Guang-Hong.
-No sé... No me agradan los gatos...
-Pero míralo, se parece a Plisetsky... ¿No es lindo? Él nos necesita.
El gato cambio su expresión amenazante a una más relajada, abriendo sus ojitos y estirando sus patitas.
-Está bien, a ti no puedo decirte que no./ soltó un suspiro largo y acaricio la cabeza del gatito, después le dio un tierno beso a Leo.
El estadounidense estaba feliz, había logrado convencerlo al fin.Y así fue como Guang y Leo se convirtieron en padres de un hermoso gato :v
Siempre he querido adoptar un gato con mi novio, sería lindo tener un hijo :"v Jajajaja.
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Café Latte & Chocolate (LeoJi)
RomanceTodo termina como comenzó, esta extraña historia tuvo su inicio en una pequeña cafetería de la ciudad. Leo se encontraba como todas las tardes, en su mesa favorita. Esperando a aquella persona con la que se encontraría para conversar. El mesero se a...