Capítulo dieciocho: Ristretto

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Las manos aún le temblaban, su cuerpo estaba tenso y sus músculos no respondían, el joven esperaba la sentencia, la puntuación que marcara la pantalla decidiría si pasaba o no a la final, durante las últimas semanas se estuvo entrenando como bestia, dando todo su amor en la pista de hielo, cada salto, cada movimiento era un "te quiero" para aquel muchacho castaño que lo veía desde lejos, él ya había obtenido sus resultados y afortunadamente había logrado clasificar para la final.

La pantalla marcó un resultado, 114 puntos, lo había logrado. No quiso mirar, cerró fuertemente los ojos y sintió como su entrenadora lo abrazaba, sonrío, de verdad lo había conseguido.
Llegó el momento de abandonar el Kiss and Cry, el joven se levantó y caminó con prisa, llevando en su mano derecha un ramo de rosas blancas y bajo el brazo izquierdo un lindo león de peluche.

-Muy bien, lo conseguiste, estoy tan feliz por ti.- le dijo su entrenadora mientras intentaba seguirle el paso.

-No entrené tanto para nada.- dijo con una sonrisa-tenía que ganar... Por él.

La mujer lo miró con ternura, ella sabía todo sobre él, sabía que su sueño era abrir una escuela de patinaje para niños, sabía que era adicto al café con leche y sabía también que aún dormía con su oso de peluche. Sabía que aquel programa era dedicado al pequeño chino que volvía loco a su estudiante.

Al llegar con el resto de los patinadores, Leo corrió directo a donde se encontraba Phichit , quien veía la grabación que había hecho del programa de Guang-Hong.

-También grabé el tuyo, estuviste fabuloso.

-Gracias, debía hacerlo, deseaba mucho poder clasificar.

-Estás en primer lugar, después de todo.

Esa victoria le anunció que la final estaba a la vuelta de la esquina, se sintió aliviado pues ya tenía un pie cerca de la medalla de oro, solo faltaba un empujón y habría de conseguirlo.

Cuando los chicos regresaron a casa después del evento, ambos estaban muy cansados, sus cuerpos pesaban y se sentían pegajosos; así que decidieron tomar un baño juntos.

Leo ya se encontraba sumergido en el agua caliente y perfumada, mientras observaba a su amado desnudarse frente a él. No podía quitarle la vista de encima, la piel del chino era muy suave, muy blanca y salpicada de pecas.
Guang-Hong notó la forma en que Leo le miraba y no pudo evitar sentir como sus mejillas se calentaban, coloreándose de un rosado intenso. Se metió en la bañera y el nivel del agua subió.

-Estuviste muy bien... Yo...

-He escuchado las felicitaciones de todos durante todo el día.- dijo poniendo los ojos en blanco.

-Pero...

-Pero la única que quería oír era la tuya.

-Estuviste fabuloso, me encantó tu programa... Fue... No sé como describirlo, sorprendente se quedaría corto. ¡Fue fantástico!- salpicó un poco de agua.

-Me alegra que te haya gustado, la siguiente semana es el evento final y yo... Quiero que des lo mejor de ti, Guang-Hong.

-Uh, de verdad que no entiendes, estás por ganar, será obvio que tú lo vas a conseguir.- respondió el joven, tomó entre sus manos un poco de espuma de jabón y sopló, haciendo que pequeñas burbujas flotaran antes de desvanecerse.

-Sabes, el destino puede hacer que las cosas cambien de un momento a otro.

-Lo sé.- volvió a salpicar agua.- Oye, hay algo que no te he dicho y creo...creo que es importante.

Café Latte & Chocolate (LeoJi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora