- ¡Está lloviendo a cántaros! – exclama Robert, y tiene razón. De la nada ha comenzado a llover de una manera brutal. Su casa efectivamente no estaba lejos, tras conducir alrededor de unos diez minutos ya estábamos fuera de su casa.
Después de guardar el auto en el garaje, donde también había otro par de autos bastante lujosos, caminamos hasta la puerta principal y entramos a la casa de Robert. Esperen un segundo, esto no es una casa… ¡Es una mansión!
- ¿Y qué te parece? – pregunta Robert con cierto tono de orgullo. Cómo no estar orgulloso viviendo en una mansión. Claro que debería estarlo.
- Robert, tu casa es hermosa – digo sorprendida. En la sala de estar habían unos muebles muy sofisticados y modernos, además de unos cuadros abstractos que colgaban de la pared. Lo que más me sorprendió fue la hermosa vista al mar que tenía la casa a través de unos grandes ventanales. Robert está sonriéndome, creo que no mucha gente queda tan admirada al entrar a su casa.
- Nat, mírate. Estás empapada. – dice, y luego recuerdo lo mucho que nos mojamos en la playa.
- Tú también estás mojado Robert. – sonrío.
- Necesitas quitarte esa ropa, y colocarte algo seco. Te puedes enfermar. Ven, te daré algo de ropa. – lo acompaño y llegamos a su habitación. De un closet saca una camiseta con un estampado de Iron Man, y unos shorts. Luego de otro cajón saca unos jeans y otra camiseta para él, y me entrega también una sudadera con capucha. – Ten, puedes cambiarte aquí. Te esperaré en la sala de estar, tengo que encender también la chimenea.
- ¿Quieres que use tu ropa? – pregunto algo incómoda
- Tienes 3 opciones. Te quedas con la ropa mojada puesta y te enfermas, te quitas la ropa mojada y andas desnuda por mi casa descaradamente, o la tercera opción. Te quitas la ropa húmeda, te cambias, y vas conmigo a la sala de estar. – sonríe.
- Me quedo con la tercera opción – río –, no me atrevería a andar desnuda por tu casa.
- Haz hecho una sabia elección. – sonríe – Te espero en la sala de estar. – Sale de la habitación y cierra la puerta.
Comienzo a cambiarme, pero la ropa de Robert me queda muy grande. Estoy muy divertida con todo esto. Ya tengo puesto los shorts, y la camiseta, estoy descalza. Me coloco la sudadera y salgo de la habitación. Camino hasta la sala de estar, y veo a Robert encendiendo la chimenea. Pero repentinamente se apagan todas las luces, y todo queda a oscuras. Lo único que podía ver era la silueta de Robert que estaba siendo alumbrada por el fuego proveniente de la chimenea.
- ¡Robert! ¿Qué sucede? – pregunto asustada
- ¡Nat! – Corre hacia mí, y en un instante está a mi lado. – No te preocupes pequeña, fue solo un apagón. Tranquila – me abraza, y cierro los ojos mientras sus brazos me envuelven y apoyo mi cabeza en su pecho.- Nat, ¿te encuentras bien? – pregunta Robert preocupado.
- Sí, lo estoy.
- Ven, vamos junto a la chimenea. Debes tener frío. – me toma de la mano y caminamos hacia la chimenea y nos sentamos en el piso junto a ella. - ¿Tienes hambre, quieres comer algo? – me pregunta de una manera muy hospitalaria.
- No gracias, Robert – sonríe
- No ha parado de llover… - suena preocupado – Llamé a algunos de mis vecinos y les pregunté si también se les cortó la luz en su casa, y al parecer es un hecho. Ninguno de mis vecinos tiene luz.
- Oh…
- Nat – me interrumpe-, lamento que nuestro día en la playa se haya arruinado.
- Robert, no te preocupes. No fue tu culpa. – su expresión aún es triste – Robert… ¿qué pasa?
- Me siento mal… - me acerco a él, pero tiene la mirada clavada en el piso - ¿Robert? ¿Qué pasa?
- No lo sé, es algo extraño… honestamente eres la primera mujer con la que he compartido desde que…ya sabes, Deborah – suspira – Sé que estás en una relación. También se que las cosas no están bien con tu novio, y no quiero actuar impulsivamente, o pasarte a llevar. No quiero herirte. Yo… - se detiene, y no tengo palabras para responderle – Ahora eres, la única persona en quien confío. Estoy solo, Natalie. Solo. – Sus palabras me apenan, y decido abrazarlo. Mis brazos rodean su cuello, y puedo sentir sus lágrimas en mi hombro. Acaricio sus mejillas suavemente limpiándole las lágrimas. Debo admitir que se me parte el alma de solo ver a este hombre tan especial, con sentimientos tan puros en sufrimiento. Le acaricio el pelo, y es muy suave.
- Robert, tal como tú dijiste hace un par de días, nos conocemos hace muy poco. Pero siento, al igual que tú, plena confianza en ti. Es casi como si nos conociéramos desde siempre. – Y me alegro al ver su hermosa sonrisa.
- Nat, eres una chica tan especial – hace una pausa-, no sabes cuanto quiero…
- ¿Qué quieres Robert? – pregunto intrigada.
- No puedo… yo…
- Robert, adelante. Puedes decirme lo que quieras – sonrío.
- Lo sé, pero… Quizás te lo diga en otro momento.
- Y, ¿por qué no ahora? – pregunto
- Porque si te lo digo, querrás salir corriendo y, en primer lugar, no quiero que te vayas. Segundo, está lloviendo a cántaros, y un amigo mío me dijo que la carretera para volver a Los Ángeles está inundada. Y tercero, puedes quedarte aquí si quieres. A menos que quieras quedarte atrapada en plena carretera inundada. - sonríe
- Me quedo aquí, contigo, con una condición. – río
- Claro, dime cual es.
- Tienes que decirme “lo que tanto quieres”…
- Está bien. Lo haré. – dice resignado.
- Entonces, ¿qué es lo que quieres? – pregunto
- Quiero besarte.
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"kuejeje kuejeje soy mal como telesa soy telible ya se que estan pensando cosas como "esta maldita zorra me dejo con las ganas!!" o "como puede dejar esto asi!"ewe...y que creen que la bese o no?la chucha bien que sabia nomas que se hace la que no,queria confirmar sus sospechas x)... y yo quiero dejarlas con las ganas hasta que comenten muajajaja okay no TTwTT...adiee :)xx"
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"Un Auténtico Amor"
AcakSinopsis: Natalie Pritchard era una chica esforzada y aventurera. A sus 22 años mantenía una relación con Bryan Smith, su gran amor de la adolescencia. Todo era color rosa hasta que... Robert Downey Jr,era un exitoso actor que doblaba la edad de Nat...