Había pasado una semana sin saber de él, al segundo día, después de haberle dicho que era parte del equipo, me di cuenta que habían sido años sin hablar. Sin saber cómo estaba. Y lo único que había hecho era tratar de investigar porque quería, tan insistentemente, entrar al equipo de bascketball. Pero ya habían transcurrido los demás días y aún no creía que Stan Marsh sería mi compañero de partido. Al llegar el sábado fui directo al departamento de mi primo Kyle y ambos pasamos la tarde juntos, incluso hicimos tarea, algo que para ambos es importante.
- ¿Qué tal te va con los chicos?
- No me quejo, son muy amables, la verdad nunca espere una bienvenida de esa manera.
- ¿Bienvenida?
Pregunté al dejar el lápiz a un lado para concentrarme en lo que estaba diciendo mi primo.
- Si. Tu amigo Stan dijo que era la bienvenida de los estudiantes nuevos.
- ¿Qué te hicieron?
Pregunté, esperando lo peor, pero él me miró con una sonrisa y recordando, me dijo.
- Me hizo parte del grupo cuando comimos en el comedor y me invitó a jugar videojuegos en la sala de computo después de clases.
- ¿Cuando fue eso?
- el viernes.
Él maldito lo había logrado. Una vez lo había dicho, había hecho una promesa de que en el colegio también jugaría videojuegos cuando se hiciera amigo del conserje.
- ¿Le abrió la puerta el conserje?
- Si, Jack es muy divertido.
Sonreí por lo bajo y después de ello mi primo siguió contándome que les caía bien todos y hasta ya tenía una chica que le gustara, pero eso a la edad de 15 años es normal. Que te guste una de tu clase siempre sucede.
- ¿Y a ti te gusta alguien?
Me preguntó sin dejar de ver sus cálculos, yo sonreí y dije que no, que no había tiempo para eso aún. Él trató de sacarme un nombre todo el día, pero no lo consiguió pues jamás me diría que era una porrista, aparte que mi madre hubiera sabido y me retaría, pues su ley era que no me distraiga hasta llegar a la universidad.
La chica más linda de todas, la más alta, la más blanca y la más morena. Aquella chica con ojos azules, e inteligente, graciosa y hermosa. Jackie Moore. Era para mí, pero nunca tuve la valentía de decírselo, era obvio que me gustaba y creo que ella lo sabía, porque siempre que me miraba de reojo me sonreía y le divertía verme sonrojar. Pero nuestras únicas conversaciones eran "hola y chao" no pasaban de ahí. Pero para mí era suficiente, verla era un premio para mí de todos los días.
Había llegado el lunes y las clases ya habían pasado sin alteración alguna. Era hora de entrenar y el nuevo había llegado 10 minutos tardes.
- Disculpen.
- Pensé que Kyle te había dicho la hora de la práctica.
Le dijo Carls sin mirarlo, mientras se estiraba.
- Estuve hablando con Mickey sobre lo del tutor, no volverá a pasar.
Sabían que no mentía, pues se notaba que había llegado corriendo al gimnasio. Apenas de metió a los vestidores todos empezaron a calentar y cuando salió Carls le dijo que la espera fue su calentamiento. Sentí un poco de vergüenza ajena, pero Stan solo sonrió y empezamos.
Todo el entrenamiento lo conocía Stan, y cada técnica se la sabía muy bien, cuando Mahone le preguntó cómo es que lo sabía él contestó que lo había aprendido de los partidos.
- Tu no vienes a los partidos.
Dije yo cuando escuché eso, Stan me miró me sonrió tiernamente y me dijo que los había visto en los videos grabados.
- ¿Hay videos?
Preguntó Billy y todos se rieron, menos Stan y yo que por alguna razón me seguía viendo el rostro sorprendido. La práctica duró una hora. Terminamos agotados, pero eso era lo que yo extrañaba más. Esa sensación de agotamiento que me llevaba a dormir por horas, era lo que me gustaba. Cuando fuimos a las regaderas cada uno tenía separada la suya, como lo habíamos pedido, pero fue una lucha por conseguirlo. No es que me portara como una niña, pero definitivamente no quería que la gente me mirara el pito por ahí. Al estar bañándome noté que había ya amigos yéndose y cuando salí de la regadera para ya vestirme vi a Stan sentado sobándose los hombros. Tenía la toalla naranja, del equipo, a media cintura y su ropa a un lado del asiento de madera.
- Stan, Kyle tiene un ungüento para el dolor muscular.
Dijo Carls antes de irse y de dejarnos ahí en los lockers solos, pero aún habían otras personas en los baños.
- Toma.
Dije mientras le lanzaba el que tenía poco.
- Tengo uno yo.
- Este es el mejor, créeme, todo el equipo lo usa, se supone que tiene otro componente más eficiente.
- ¿esteroides?
Los de las regaderas rieron, yo solo sonreí y me senté a su lado. Mientras secaba mi pelo, el cual había empezado a controlar mejor que nunca, Stan me preguntó algo que yo hace tiempo quería hacer.
- ¿Cómo estas?
Lo regresé a ver. Estábamos sentados no tan cerca, pero tampoco distantes, unas gotas de agua de su cabello azabache rodaban hacia sus hombros y su sonrisa dejaba ver unos dientes ya enderezados, parecía que hace años no lo veía, aunque si lo había hecho, pero como en ese momento. No quería decirme cómo estaba porque no lo sabía en ese momento, después de lo de mi primo y ahora con eso de que él entrara al equipo de bascketball no sabía lo que sentía.
- ¿Cómo estás tú?
Stan sonrió y después me dijo mientras se secaba el cabello con la toalla.
- Ansioso por el uniforme.
- ¿Cuando llega?
- Dijeron que esta semana.
Dejamos de hablar para volver a nuestro asunto de vestirnos e ignorarnos, mientras lo hacíamos los otros ya salían de las duchas. Le indiqué a Stan que teníamos que salir, ya que el espacio era pequeño para que se vistieran y teníamos que ir a los locker a ver nuestras maletas, íbamos en dirección a los lockers cuando escuchamos a las porristas llegar al gimnasio.
- Llegaron...
Dije en susurro y acto seguido vi como los chicos, que aún estaban con toallas, empezaron a silbarles ruidosamente, pero ellas se sonreían y la capitana solo decía que se callaran.
- ¿No silbas?
Me preguntó Stan mientras yo me ponía la maleta en mis hombros y le contesté que no, pero que él quizá se acostumbraría. Apenas salimos del estrecho pasillo de los lockers me di cuenta de algo nuevo entre las porristas. Wendy Testaburguer. Me quedé paralizado viéndola con su traje de porrista hablando plácidamente con la capitana, Stan me vio y regresó a ver donde estaba viendo y después dijo en voz baja.
- ¿Wendy?
Lo agarré de la camisa y lo metí al pasillo estrecho, no me importaba que había gente que aún podía salir y vernos, yo quería aclarar eso ahora.
- ¿En serio, Wendy?
- ¿Qué?
Me preguntó con extrañes para luego ser interrumpidos por los dos últimos jugadores.
- ¿Interrumpimos chicos?
Se rieron. Pude haberlo delatado, pero no lo hice, simplemente deje que se fueran para quedarme a solas con él y seguir cuestionándolo.
- Sabía que había algo extraño aquí.
- ¿De que hablas?
- De tú sospechosa urgencia por entrar al equipo.
- Yo.
- Mira Stan, si tu necesidad es estar pegado a esa relación enfermiza con Wendy es tu problema, pero no debe interferir con el equipo porque yo...
- No fue por ella.
Sentía que me mentía descaradamente y eso hacía que me hirviera la sangre del enojo, me acerqué dos pasos a él y en susurros, pero con voz enojada, le pregunté sus intenciones.
- ¿Qué estás haciendo acá, Stan? ¿Qué quieres sacar de todo esto?
- Ganar.
- Ya hemos ganado antes y sin ti.
- Soy nuevo, ¿así tratan a los nuevos?
Me preguntó mientras se apartaba de mi cercanía. Yo recordé que mi primo le caía bien y que él, aparentemente, se había portado bien con Kyle, haciéndolo sentir bienvenido al curso. Traté de relajarme y en un segundo después él me dijo con una sonrisa fresca.
- Yo no tengo porque decirlo.
- No tienes porque decírmela. Tú desesperación por estudiar, por tutores, por entrenar y ver videos de nuestros juegos me concluyen que tú razón fue Wendy.
Me giré para irme de ahí cuando de pronto Stan dijo algo que me dejó paralizado por segundos.
- Me hubiera hecho cheerleader mejor.
Me giré para enfrentarlo solo para verlo acercarse a mi, noté la misma altura por eso, pero igual me arrimé a los lockers para evitar que se me acerque más.
- Tu orgullo no te lo hubiera permitido y lo sabes.
- No fue ella. No le hablo desde hace años.
- No es mi problema, tu soluciona ese detalle que estés ocultando y de ahí sigue entrenando lo que ya comenzaste.
- ¡Oh, lo siento, no debí venir sin avisar!
Dijo Jackie Moore mientras se iba de ahí tapándose los ojos. No sabía a lo que se refería hasta que noté que Stan y yo solo estábamos a tres pies de distancia. Nos separamos con rapidez al notarlo y me fui a ver a Jackie dejando a Stan solo en los lockers.
Mierda.
Aceptaba que me creyera tímido, introvertido o lo que sea, pero lo que imaginó ahí no, eso no era lo que quería que pensara de mi. Lo regresé a ver a Stan y él estaba mirándome serio, con su maleta sujeta por una mano y sujetando el locker con la otra.
- Lo... siento, yo no pensé...
- Solo... no te acerques más.
Le dije antes de salir de ahí. Pasé cerca de las porristas y vi como Jackie me ignoraba evitándome darme el saludo de siempre. Salí de ahí sintiéndome miserable y un poco extraño. Odiaba eso, pero ella lo mal entendió todo.
¡Qué vergüenza!
Llegué a mi casa sintiéndome mal y poco podía concentrarme, pero al menos podía dormir para olvidar que me había ido aquel día enojado con Stan. Realmente había llegado a alborotar mi paz.Había llegado a mi casa con la vergüenza más grande del mundo pesándome en los hombros, ni siquiera sabía que me había acercado de esa manera a Kyle, pero lo había hecho, inconscientemente, por supuesto. Cuando aquella chica nos había visto no se a qué distancia habíamos estado que se espantó al punto de irse cubriéndose los ojos. Tampoco sabía porque Kyle había reaccionado así, como si le debiera una explicación a esa niña.
El estudiar tres horas al día como me había dicho mi hermana que lo hiciera, me estaba volviendo loco, pero sabía que valía la pena, aunque él pensara que estaba ahí por Wendy, cosa que me tomó por sorpresa como a él. No le iba a decir que había ido por él y para reparar el daño de haberme alejado de él, eso se escuchaba muy gay y lo último que quería era que él pensara eso de mi. Ya acostado en mi cama pensé que mañana sería otro día y que nada de eso perturbaría mi meta. Ni siquiera por lo que estaba por venir.- ¡Kyle, Kyle...!
Me gritó Mackey desde el otro extremo del pasillo, mientras yo cerraba mi casillero.
- Necesito que vengas conmigo a la hora de tu recreo, es muy importante.
- ¿Para qué?
- Solo ven, necesito hablarte de algo importante.
Yo asentí y esperé hasta mi recreo. Había sido una mañana estresante con las materias de cálculo avanzado, pero como me gustaban no me quejé de que nos dieran dos tareas para el viernes, después siguió historia y yo con ese hombre no me llevaba bien, siempre quería dormir en clases, ya en el receso salí hacia la oficina de Mackey y al entrar a esta, después de ser anunciado por la secretaria de él, noté dos cosas que me hicieron erizar la columna hasta los pies.
Uno, Stan estaba sentado al frente del escritorio de Mackey. Dos, alado estaba el director P.C.
Pensé lo peor. Quizá ambos habían conversado de que fui a preguntar por Stan y que lo estaba discriminando, o peor aún Stan quería una disculpa de mi parte. La razón fue la peor.
- Kyle, quería hablarte urgentemente sobre este caso de Stan Marsh.
Me invitó a sentarme donde él estaba y en cambio él se paró alado de Mackey con los brazos cruzados.
- ¿Conoces a Stan, cierto?
- Cierto.
Dije mientras sentía que me miraba de reojo.
- Una señorita porrista nos comentó ayer sobre un encuentro sexual tuyo y del alumno Marsh.
Sentí el rostro arder de vergüenza.
- Yo... No...yo...
- Traté de explicarle, no entiende.
Me dijo en voz baja Stan, como si ya estuviera harto de hablar del tema.
- Entenderán que en esta institución se les permite haber chicos gays, pero que ambos tengan consentimiento, y quería preguntarle si Stan Marsh lo estaba acorralando ¿Eso es cierto?
- Yo no lo estaba acorralando, ni siquiera sabía que estábamos tan cerca.
Dijo Stan ya un poco estresado y yo con vergüenza solo agachaba la cabeza frotándome la sien. No sabía ni que decir, lo único que sabía de seguro era que Jackie nunca más me vería como una posibilidad de cita.
- ¿Lo acorraló joven Broflovsky?
- No.
Ni siquiera lo regresé a ver para contestarle yo sabia de que pie cojeaba ese director, sabía que él no entendía un no como respuesta.
- Eso me alegra mucho, hubiera sido incomodo para tu primo, Kyle.
Dijo Mackey. Yo no entendía de lo que hablaba.
- ¿Mi primo?
- Si... el tutor de Stan.
Lo regresé a ver a Stan y él, cuando me regresó a ver, solo sonrió con vergüenza. Yo salí sin pedir permiso de nadie y escuche como Stan se despedía del director y de Mackey apresuradamente. Me estaba siguiendo por el pasillo.
- Déjame.
- Espera, deja que te explique.
-¡No!
Dije mientras él me agarraba del brazo y me hacía voltear, quedé con la cercanía del mismo día, solo que ambos nos dimos cuenta y nos separamos inmediatamente. Stan me hablaba entre cortado.
- Yo necesitaba un buen tutor, y el único con el quien he hablado es con tu primo.
- Hay más tutores hasta donde yo sé.
- ¿Querías que te eligiera a ti o alguien quien no conozca?
Recordé que yo era voluntario para tutor, y agradecí que no me haya escogido para eso. Miré el piso y le dije
- No me interesa, pero tú estás muy raro.
- Solo sino me quieres ver no vengas a casa de tu primo nunca.
- Tu no entiendes.
- ¿Qué cosa?
No le iba a decir la vida y obra de mi primo y lo sensible que él era respecto a tener un amigo, pero al menos tenía que saber que estaba molesto con él.
- Tu te aprovechas de él y me respondes a mi.
Con eso dicho me fui de su frente directo a mi salón. Dejé a Stan parado en el pasillo sin que entendiera de esa amenaza.
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TE GUSTE O NO.
RomanceDesde pequeños Stan siempre ha estado alado de su mejor amigo Kyle, pero después de un pequeño descuido por parte de Kyle, Stan empieza a mantener una distancia. Después de dos años, vuelven a sus burlas sobre su sexualidad, su confianza y su amist...