PRIMERO SU ORGULLO

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Estaba en el gimnasio al frente de Stan. Él usaba su equipo de bascket y tenía el balón en las manos, me sonreía de una manera orgullosa y yo me sentía extraño de nuevo. Estaba a odiar ese sentimiento de incomodidad que me hacía sentir siempre que nos quedábamos solos.
- Quiero un beso.
Se suponía que le había ganado un mano a mano y me estaba preguntando que quería de él.
- Yo te gané... yo te ¿Qué dijiste?
- Yo gané, y me dijiste que podía tener lo que quisiera. Quiero un beso.
- No puedo... no podemos... besarnos.
Decía cuando él se me acercaba mucho y yo retrocedía para alejarme de él.
- Tu quieres, entonces yo también.
- Yo gané, yo elijo...
- Elige un beso.
Él seguía caminando hacia mi y yo seguía retrocediendo.
- No podemos, somos hombres.
Dije antes de despertarme, ya cuando lo tenía cerca mío.
¡Maldición!
Pensé cuando desperté en mi cama con esa sensación en mi cuerpo. Otra vez. Apenas salí de la cama me tropecé con mis libros y caí al piso. Me sentía un imbecil.
Aquel sueño me arruinó el día ya que lo único que había hecho era pensar en ese. Durante a las clases de geometría miraba a la pizarra, escribía de una manera veloz, trataba de concentrarme solo para no pensar en el beso.
- Kyle... ¿Que haces?
Me preguntó una compañera cuando noté que no había ya nadie escribiendo. Literalmente estaba re-escribiendo lo que estaba anotado en la pizarra. No me había dado cuenta.
- Pensé que...
No tenía una excusa para algo tan estupido como eso.
- El profesor de geometría dejó deber y la profesora de matemáticas faltó hoy. Es hora libre... relájate un poco.
Aquella frase hizo que pensara en que esa hora libre era el receso para los de las clases normales. Quizá podía salir y saludarlos, pero quizá iba a ser un poco extraño.
¿Salgo o no salgo?
Ni siquiera tenía una excusa para hacerlo, ya que la vez pasada fui a devolver un libro, ahora ya nada. Y de pronto se me ocurrió que podría salir para saludar no más, pero eso también parecía algo desesperante.
¿Para que salir?
Pensaba una vez más. No quería verlo, no quería ver su cara de serio y decepción, por qué esa era la única expresión que últimamente había hecho.
- Amigo, tu celular está sonando.
Me dijo Sawyer desde su asiento. Yo regresé a ver mi celular y me di cuenta que efectivamente estaba sonando.
Tomé el celular y vi que era Jackie.
- ¿Hola?
- Se que tienes una hora libre y me pone triste que no vengas a buscarme.
Hablaba como una niña mimada y yo me estaba sintiendo extraño por eso, como si debía complacerla o mimarla o algo, no quería. Tenía mucho en mi cabeza por lo que pensar. Traté de decirle que no quería salir a verla, pero insistió. Sabía que algo así pasaría ya que Carls dijo que lo veía venir, recordé que había dicho que una porrista siempre buscaba un buen jugador y que ahora en ese momento yo era el más buscado, lo que me sorprendía era que solo UNA chica me estuviera buscando y no tenía una lista completa de ellas. Tampoco es como si lo rogara. Sabía que no era una belleza, pero tenía lo mío, o al menos de eso estaba seguro.
¿Soy guapo, verdad? Ah, carajo, otro pensamiento más por el que preocuparme.
Dejé de pensar en cosas tan triviales como esas, pero todo regresó a mí mente cuando aparecí en el comedor. Apenas entré busqué con mi mirada a una sola persona. Para mi sorpresa, no era a Jackie. Lo buscaba por todo el comedor y no fue hasta que Jackie se me acercó abrazándome y tomándome de la mano. Lo vi. Me veía. Él estaba sentado en la mesa de siempre, con la mirada hacia mi, tenía su gorro azul y una camiseta blanca. Me estaba siguiendo con la mirada mientras Jackie me arrastraba hacia el grupo de porristas, donde ella se sentaba a comer. Apenas me senté lo dejé de ver, pero sentía su mirada sobre la mía, como si fuera algo extraño, como si lo que veía lo estaba desorientando. Apenas Jackie me pasó una botella de agua y me hablaba de cosas que no me interesaban, yo alcé mi mirada y él seguía viéndome mientras masticaba una manzana. Nos veíamos fijamente a lo lejos, pero nunca hablamos esa tarde. Solo esquivábamos nuestras miradas para después regresar a vernos a lo lejos. Mi corazón latía a mil por hora, latía como loco. No sabía cómo controlar el sudor de mis manos y tampoco el molesto cosquilleo de mi estomago.
¡Deja de mirarlo, ya!
Me repetía cuando por alguna razón evitaba el contacto visual. No sabía que era lo que pasaba con mis sentimientos, no tenía idea que era lo que sentía, pero de solo una cosa estaba seguro, yo no quería dejarme confundir por él.
- ¿Escuchaste?
- ¿Ah?
Jackie sonrió irónicamente y sus amigas empezaron a decir lo distraído que eran los hombres.
- Si a mí me sorprende que siendo distraído sea un genio.
Yo sonreí y traté de dedicarme a escucharlas.
- Haremos una fiesta exclusiva de los bascketbolistas y las porristas.
Hice cálculos rápido en mi cabeza y algo me sonó mal de aquella supuesta fiesta que querían hacer.
- ¿Una fiesta de 20 personas?
- Si, bebé. Una fiesta de personas exclusivas.
- Podríamos invitar a más amigos.
Todas se miraron y después sonrían por lo bajo. No entendía que pasaba, era como si con sus miradas se hablaran.
- La fiesta que tus amigos hicieron fue muy antisocial. Y no fue tan buena.
Sentía que me apuñalaron en la espalda. Wendy empezó a hablar.
- Aparte queremos una con solo ustedes, ya sabes para comenzar la tradición del colegio.
Yo no sabía de qué tradición me estaban comentando.
- ¿Qué tradición?
Las risitas tontas volvieron aparecer.
- Los populares con las populares.
Respondió Wendy y de la nada, a mi mente apareció el recuerdo de Stan y yo en los vestidores.
" Wendy quiere salir conmigo"
Sentí mi cabeza doler. Mi rostro quizá fue de serio o enojado para que Jackie me preguntara si no me había gustado la idea. Tuve que preguntarle directamente a Wendy de la manera más tranquila que pude.
- ¿Quieres volver a salir con Stan?
Todas volvieron a reír, pero esta vez llamando la atención de todos los del comedor, incluso la de Stan. Por suerte nadie había odio mi pregunta.
- Wendy se muere por volver.
Dijo Jackie con una actitud de niña engreída lo cual hasta cierto sentido me desconcertó. Quería decirle algo al respecto, quería hacerla cambiar de opinión, pero algo dentro mío hizo que regresara a ver a Stan, quien aún me miraba y de pronto le dije, sin saber que más sentir sino repulsión hacia mi propio cosquilleo del cuerpo.
- Deberías hacerlo.
- Si, lo sé.
Contestó ella para mi sorpresa. Yo me excusé diciendo que debía volver a clases y eso fue lo que hice. Apenas salí de esa área del comedor me sentí mal y perturbado. El resto de la clase ni siquiera pude dejar de pensar en él y su futura nueva novia, Wendy.
La noticia de la fiesta/reunión, de los populares había rodado de inmediato por el resto de jugadores, había sido incluso criticado la idea de que porque los populares no invitaban a nadie más.
Yo fui, literalmente obligado, y apenas vi la casa de Lorena, una de las porrista, me di cuenta porque era tan popular. Su casa era inmensa y tenía de todo, parecían una de esas revistas que salen en las portadas de revistas caras, esas que debes estar suscrito para que te llegue una a casa. Cuando entré quedé más sorprendido que lo demás, era definitivamente una mansión y me sorprendía que aún así hubieran querido invitar a 20 míseras personas.
- Aquí hubiera entrado todo el colegio.
Le dije a uno de mis amigos apenas me acerqué.
- Quizá por eso nos odian.
Mis amigos, alado de esas chicas, lanzaban comentarios estupidos. Se notaban a quienes querían empatar con quien. Al menos los únicos que parecíamos serios éramos Stan y yo, Carls había incluso decidido no ir a una fiesta de unos ciclos menores a él. Había salido con una muy buena excusa.
Apenas pasé el recibidor una sala inmensa salió a relucir y en todos los sofás podía verse un poco de distancia debido a que éramos pocos. Todos parecían emparejados ya, solo faltaba Jackie para que me la echaran encima.
Parecía fiesta de parejas, incluso Stan con Wendy. No hablé con Stan en toda la noche, sino cuando ya empezamos a beber, y ellos comenzaron a obligarme. Yo no me embriagaba tan rápido, pero tampoco quería hacerlo.
- No quiero beber, de verdad que estoy mejor así.
Stan seguía con su primer vaso de vodka con jugo, porque simplemente lo odiaba. Aquella fiesta solo parecía un truco de las chicas para vacilar con los jugadores. Cada vez más lucia patetico y todo fue hasta que...
- Deberíamos jugar a "Yo nunca"
Casi moría y la mirada que me lanzó Stan fue algo así como "vámonos de aquí" sabíamos cómo era ese juego y yo definitivamente no quería jugarlo, pero todos empezaron a decir las verdades.
Empezaron las mujeres a decir las reglas.
- Uno tiene que decir un "yo nunca he... dado un beso" y si todos nunca ha besado entonces no bebe de su vaso, pero si lo han hecho entonces beben.
- Parece aburrido.
Dijo Stan mientras me miraba para salir de ahí. Y yo apoyé su opinión.
- ¡¿No es aburrido lo juro?! Debes jugar amor.
No sabía desde cuando había empezado a decirme "amor" pero me dejó sorprendido. No quería jugar, quería estar lejos de ellos y de los vasos de vodka así que apenas empezaron me excusé para ir afuera un rato para contestar una llamada. Literalmente me salí de la ronda de sillas que habían formado.
Apenas estuve afuera, cerré la puerta y vi mi celular para saber la hora. Era una de la madrugada y aún la gente seguía entonada por el trago.
Estoy aburrido.
Era lo que pensaba al saber que de alguna manera tenía que regresar a esa fiesta.
- ¿Kyle?
Alguien dijo mi nombre atrás de mi. Cuando me giré a ver vi a tres chicos parados en fila viéndome, no parecían de mi edad y mucho menos amigables.
- ¿Quien lo busca?
No terminé de decir eso cuando de pronto el del medio, el de cabellos rubios, me tomó del cuello de la camisa y me jaló hacia un lado de la calle, el primer golpe me cayó en la cara y se notaba que el problema era solo entre el rubio y yo ya que los otros dos solo veían para los lados. Al defenderme del ataque con mis puños y ver que él caía al piso uno de sus acompañantes me agarró de los brazos y el otro me comenzó a golpear en el estomago para debilitarme y así que él rubio, que no conocía para nada, volviera a ponerse de pie y empezar a patearme. Mi cabeza llegó a dar vueltas a mi alrededor, sentía la falta de aire en mis pulmones y de pronto lo único que hicieron fue botarme en el suelo casi inconsciente. Cuando caí sobre la nieve helada y boca arriba vi que el rubio tomaba una especie de palo y sabía que eso iba a ser lo siguiente que me iba a caer en algún lado de mi adolorido cuerpo.
- ¡Hey!
Fue lo único que escuché cuando de pronto vi que él rubio caía a mi lado prácticamente noqueado, traté de ver quién era el que golpeaba a quien, pero no podía verlos, estaban lejos de mi. De pronto escuché un grito de una chica de la casa y de pronto sentí que alguien se arrodillaba a mi lado.
- Amigo, mierda quienes son esos.
Él rubio seguía alado mío noqueado y traté de moverme hacia un lado opuesto a su cuerpo.
- no se.
Contesté y regresé a verlo. Era Stan. Estaba goteando un poco de sangre de su nariz, pero de ahí no tenía ni un otro rasguño. Se lo veía preocupado. Agarré su hombro y traté de levantarme, pero Stan tuvo que ayudarme hacerlo, mis piernas estaban golpeadas por las patadas que me había dado. Después empecé a escuchar a todos los de la fiesta, que ya para ese rato estaban en la entrada de la puerta.
- Uno escapó, pero esos dos están en el piso.
Me giré a ver y efectivamente él rubio y uno de sus ayudantes estaban tirados en la nieve, uno adolorido y el otro noqueado. Stan sostenía mi brazo y mi cintura al momento de subir las escaleras, Bryan advirtió a las chicas que no me tocaran y que me dieran espacio para ir a la sala. Entré a la sala con Stan sujetándome aún y cuando me sentó en el sofá grande él le preguntó a Lorena.
- ¿Llamaron a los policías?
- Si, están en camino.
- Necesito alcohol y gasas para parar la herida de su labio.
- Si.
Dijo Lorena para después irse de ahí. Todos los chicos estaban afuera de la casa y Stan y yo estábamos solos sentados en la sala.
Stan estaba con una silla enfrente mío examinándome las heridas y yo con una sonrisa dije para aliviar la tensión.
- Ya los tenía, no debiste ayudarme.
Stan sonrió y dijo
- En el piso te hallé.
Yo traté de sonreír más ampliamente, pero el dolor era insoportable.
- ¿Sabes quienes eran?
Abrí mis ojos y lo miré. Estaba con cara de enojado y preocupado a la vez.
- No.
- Él rubio es el ex de Jackie.
Quedé sorprendido, ni siquiera parecía serlo, solo lo había visto una vez en mi vida, pero era demasiado, había adelgazado mucho y su cabello había estado bien largo, se notaba que había salido de una posible depresión así que lo único que hice fue suspirar y preocuparme.
- No hice nada malo.
- Tu me dijiste que ella tenía novio cuando contigo a escondidas ¿seguro que terminaron cuando empezó a salir contigo definitivamente?
No sabía cómo responder aquello, porque no tenía respuesta concreta para eso. Nunca habíamos llegado a ese tema en particular, pero cuando Stan me lo preguntó algo en mi me hizo reaccionar las miles de veces en las que ella no quería tener citas que no fueran el cine o nuestras mismas casas.
¡Carajo!
Había estado engañándonos a los dos y el que recibió golpes por eso fui yo. Lorena apareció con un botiquín y la patrulla de policía apareció en la puerta de la casa. Lorena dijo que se encargaría de curarme y Stan dijo que iría a hablar con los policías.
Las heridas ardían, pero Lorena fue gentil.
- Vaya manera de tener una fiesta.
- No fue tu culpa que terminara mal.
- Lo sé. Fue culpa de Jackie. No es tan buena novia que digamos.
- Así parece.
- Pero Stan, es un muy buen amigo.
- ¿Qué?
No entendía por qué mencionaba a Stan en ese momento. Lorena me miró mientras dejaba la gasa en mi labio y me sonrió para después decirme.
- Cuando escuchamos los golpes y las patadas todos tratamos de llamar a la policia, pero fue Stan él quien salió, no le importó nada.
- ¿Solo?
- Si.
Sabía que Stan me había ayudado a sacármelos de encima, pero nunca imaginé que lo hubiera hecho solo.
- Kyle.
Dijo Stan cuando entró a la casa junto con un policía.
- Stan... ¿Qué pasó?
- Quieren que vaya a la jefatura de policía y yo meteré la denuncia por ti, tú tendrías que ir mañana a corroborarla.
Me enojé con el oficial.
- ¿Cómo de lo van a llevar en esas condiciones? No es suficiente los testigos de que él no provocó la pelea.
- son procedimientos normales, es algo habitual. Usted es él que no puede salir. Su amigo si.
- Pasare por tu casa mañana.
Me dijo Stan y se fue con el policía. Yo me quedé con ganas de disculparme con él.

Cuando mis padres se enteraron de que me habían dado una paliza fueron a buscarme a la casa de Lorena. Mi madre lloraba en el auto y mi padre me tuvo que ayudar a caminar, la pierna me dolía por los golpes, pero gracias al cielo, no había ni una fractura, todo eran golpes superficiales. Cuando llegué a casa lo primero que hice fue llamar a Stan y preguntarle cómo estaba allá donde la policia.
- Estoy llenando una denuncia, pero tú eres la que necesita.
- ¿Qué pasó con el novio de Jackie?
- ¡No me hables de esos dos! Su relación es una mierda enfermiza, Kyle ¿Cómo no pudiste darte cuenta?
Me enojé con él. No me gustaba que nadie me gritara y él se estaba quejando conmigo.
- ¿De que hablas?
- Ese tipo ha golpeado a otros chicos por esa mocosa. Esta es su cuarta infracción. Y lo peor de todo es que ella está aquí para sacarlo y a ti que te lleve el diablo.
Yo escuchaba todo como si no pudiera creerlo. No me afectaba, por qué ella me había dejado de importar hace tiempo, pero me molestaba que Stan me gritara como si fuera alguien a quien podría gritar de esa manera. Como si yo hubiera sido del error.
- ¿Cómo te sientes?
¿cómo me siento? Después de gritarme tan estúpidamente me pregunta cómo me siento. Eres un tarado.
- ¡perfecto! Ni debías ayudarme porque nunca te lo pedí. Es más ¡Jamás me vuelvas a ayudar porque no te necesito!
-¿¡Ah si!?
- ¡Si!
- ¡Pues que bien, porque yo nunca te volvería a ayudar cuando te estén dando otra paliza!
- ¡¿Quien te pidió ayuda?!
- Ja ja ja, tú ni me podías pedir ayuda por qué estabas tirado en el suelo agonizando de dolor.
- ¡No vuelvas a ayudarme!
- ¡Y tú no vuelvas a llamarme!
- ¡Bien!
- ¡Bien!
Colgué la llamada y el teléfono fue a dar contra la pared. Me acosté bruscamente en mi cama sintiendo dolor en mi espalda baja y de pronto sentí miradas encima mío. Vi hacia mi puerta y era mi madre con Ike.
- ¿Qué?
Dije de mala gana y mi madre, que tenía un té en sus manos me dijo mientras se lo llevaba con ella.
- Si te peleaste con Stan no te mereces mi té. Tonto.
Ike me quedó mirando fijamente y me dijo después mientras negaba con su cabeza.
- Pobre y él también estaba golpeado por tu culpa.
- Si me quieres hacer sentir mal por él, mejor vete.
Y se fue. Yo me quedé en la oscuridad de mi cuarto con un dolor de espalda y con el labio partido. Me sentía mal, pero el debía saber que no era mi culpa y que no debía haberse portado así conmigo.

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