INCONTROLABLE

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¿Han sentido la adrenalina mezclado con celos y angustia?
¿Han querido huir del mundo de una manera veloz?
¿Han buscado la forma de salir de un sitio que solo les fastidia?
¿Han sentido un aire espeso a su alrededor y la impotencia de no poder respirarlo?
Eso era lo que estaba sintiendo en ese momento cuando buscaba la manera de salir de ese festejo. De ese gimnasio. De aquel lugar en donde mis sentimientos ardían en mi estomago. Entré a los vestidores y lo primero que hice fue cerrar la puerta detrás de mi y respirar con fuerza. Mi respiración estaba agitada, mi corazón solo palpitaba de una manera desincronizada y mi cabeza pensaba en las maneras de salir de ahí sin que nadie me detuviera.
Apenas me despegué de la puerta fui agarrar mi maleta y comencé a meter mis zapatos, después mi ropa, mi celular, mis medias y por último mi termo de agua. Lo metí todo de una manera rápida y desorganizada en mi maleta y cuando al fin ya estaba listo para irme me encontré a Kyle parado en la puerta viéndome, sin hablar, solo viéndome. Kyle jadeaba de una manera extraña, como si algo le perturbaba y no lo dejaba hablar, yo estaba viéndolo de lejos, pues no me atrevía a acercarme, sentía algo demasiado extraño que no sabía cómo describir. Lo único que podía pensar era en que verlo dolía, dolía mucho.
Él empezó a balbucear palabras al azar.
- Ella... ella... no sé qué pasó con... ella.
Yo permanecía en silencio. No sabía que era lo que pasaba conmigo, siempre había supuesto que ella lo besaba, ya que ella lo veía en secreto, pero nunca lo había visto besarlo y definitivamente no quería hacerlo de nuevo. Era demasiado para digerir.
- Stan... yo...
Yo no sabía a dónde quería llegar y sinceramente esto me estaba fastidiando. Miré el piso, suspiré y antes de verlo fingí la mejor al risa que me pudo salir en ese momento, lo miré directo a los ojos con esa sonrisa tan estupida y le dije como si nada me importara.
- Ella es linda.
Kyle no dijo nada, sólo me quedó viendo con esos ojos enormes extrañado por mi respuesta.
- Stan...
- Debo irme.
De pronto todo el grupo de bascketball entró a los vestidores mientras felicitaba a Kyle y lo trataban de alzar en sus hombros, yo aproveché eso para irme de ahí. Pasé a su lado mientras ellos gritaban aquel himno del colegio. Salí por la puerta esperando que nadie lo notara y en verdad nadie lo hizo ya que todos estaban festejando la gran victoria y yo solo me concentraba en irme de ahí. Largarme de ese sitio con ese sentimiento de fastidio hacia el mundo, hacia Kyle y hacia Jackie.
- ¡Amigo! ¿A donde vas?
Me detuvo Kenny de mi brazo cuando trataba de entender a donde iba. No sabía que responder, pero si sentí mi nariz roja, mis ojos aguados y mi voz algo extraña.
- Debo... irme...
Kenny me quedó viendo ya sin sonrisa alguna y me dijo que me parecía a los perdedores, cuando no era uno. Yo sonreí por tal comparación, pero ello había hecho con algo de excusa para irme de ahí. Atrás de Kenny me di cuenta que Kyle estaba viniendo, así que me zafe del agarré de Kenny y seguí caminando lejos de ellos.
- ¡Stan!
Gritó Kenny, pero ya para eso ya me había ido de ahí.

Aquel fin de semana pasé en mi cama. No comí, no bebí nada, no festeje y solo me dediqué a fingir algo que no quería.
Solo podía pensar en que tanto me estaba afectando el hecho de haber visto aquel beso y los sentimientos que me estaba trayendo. Sentía como si alguien me hubiera engañado, como si aquello fuera una puñalada en la espalda. Y ya el domingo en la noche, me di cuenta que aquel sentimiento solo confirmaba lo que más temía.
"Kyle me gustaba"
Y demasiado.
Mierda.
Solo pensaba en lo más patético que me hacía sentir. Solo pensaba en que él me gustaba de una manera que no podía entender. Traté de poner mis ideas claras, pero me era imposible.
Sus ojos, su cabello, su color de piel, su manera de jugar o de estudiar, como se ve con lentes, como se ve cuando se enoja, como sonríe...
Pensaba todo eso en desorden y traté de estar tranquilo, pero cada vez que pensaba en él mi estómago dolía hasta el punto de incomodarme. Aquel sentimiento de dolor de expandió a mi pecho y mi cintura cuando pensé en sus labios.
Sus labios.
Recordé las veces que lo había tenido cerca de mi. Las veces en donde pude aprovechar la oportunidad y plantarle un beso similar al que vi.
Se lo daría mejor. Se lo daría más suave, y solos...
Pensaba. Y fue ahí cuando a mi mente llegaron pensamientos extraños.
Aquella vez que lo tuve en el pasillo de su casa, las luces apagadas, lo tenía acorralado a su pared.
La sensación recorrió hasta mis piernas provocando un cosquilleo en mi cuerpo. Mi respiración se volvió pesada y jadeante.
Lo tenía para mí.
Pensé una vez más, recordando cómo había desperdiciado una oportunidad de besarlo. Cerré mis ojos e imaginé como hubiera sido si lo hubiera besado esa noche.
Lo hubiera arrimado por completo, y después me hubiera arrimado a él... yo... yo... lo hubiera...
La imagen de Kyle y sus labios me hicieron excitar de la nada. El cosquilleo estaba en todo mi cuerpo y en especial mis manos, que no las movía de mi estómago.
Lo hubiera besado, lo quiero besar.
Pensaba cuando, con mis ojos aún cerrados, mi mano izquierda bajaba hacia el centro de mi pantalón de dormir y mi mano derecha apretaba la piel de mi barriga que en ese momento sentía caliente. Parecía que ardía en fiebre en el instante en el que mi mano sobó por encima del calentador la ereccion que tenía.
Kyle. Kyle... Kyle. Besarte...quiero...
- Ah...
Imaginaba las maneras en las que podía besarlo. Sobre una cama, sobre un escritorio, contra la pared, contra cualquier cosa que me permitirá rozarme con él.
- Ahh... Ah..
Quiero rozarte, Kyle.
Gemía en voz baja sabiendo que mi familia estaba durmiendo y no quería despertar a nadie, mucho menos cuando estaba haciendo algo que me estaba dando mucha vergüenza. Se trataba de su hijo pensando en un chico y tocándose patéticamente.
- Ah..Kyle..nngh
Sentía las sabanas desbaratadas debajo de mi cuerpo y mis dedos apretándose cada vez que un poco más de líquido salía de mi para mojar más el calentador.
- Sigue Kyle.
Dije antes de empezar a imaginar lo más extraño de todo. Imaginar que Kyle era quien me estaba tocando. Imaginar que estaba ahí disfrutando lo mismo que yo. Y cuando imagine que podía tenerlo desnudo conmigo ahí acabe. Terminé lo que había comenzado. Y de pronto la respiración se trataba de controlar. Trataba de regularizarse nuevamente, pero jadeaba mucho más fuerte de lo que había gemido.
Mierda, Stan.
Me dije a mí mismo cuando noté que debía cambiarme de calentador.
El resto del domingo solo pensaba en lo que había ocurrido y en lo tan poco impactado estaba al descubrir que me gustaba Kyle, hasta el punto de excitarme por él.
¿Será qué pasaría con cualquier chico?
¿Qué voy a hacer ahora?
Él me gustaba, y el hecho de que no me impactará tanto solo podía hacerme pensar que quizá siempre me había gustado, siempre me había emocionado tenerlo para mí. Había hecho tantas cosas por él para recuperarlo y hasta para mí eso era demasiado. Me gustaba y en vez de quererlo como amigo lo quería conquistar, como si se tratara de un tema tan sencillo. Como si él accedería a besarme. Como si no me golpearía con solo acercarme a él de esa manera. Yo sabia que esa idea de Kyle y yo juntos era absurda y la ola de depresión llegó haciéndome dar cuenta que por más que lo deseara él jamás me vería de la misma manera que yo.
Había sido mi mejor amigo por mucho tiempo, conocía su temperamento, y ahora lo único que tenía en mente eran las ganas que tenía por besarlo. Besarlo bien.

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