Secuestrada por un oso panda

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Emma despertó con dolor de cabeza, eran las 11:00 y aún le daba vueltas la habitación. La noche con las chicas había tenido de todo, risas, diversión y llantos. Le había venido bien, aunque en ese momento sentía que su vida acababa debido a la resaca.

Era sábado, menos mal, así podría descansar durante la mañana hasta que entrara al restaurante a trabajar por la tarde. Era ya mediados de noviembre y a la Ajumma que regentaba el restaurante se le había ocurrido la idea de promocionar menús especiales. Para ello, quería que alguien se vistiera de oso panda y se dedicará a repartir folletos por la calle a los posibles clientes y como no podía ser de otra manera, Emma había sido la elegida para hacerlo. "Siempre me dan el trabajo que nadie quiere hacer, estoy harta" pensó.

Se duchó y justo cuando había acabado de vestirse llamaron a la puerta "¿quién será? No espero a nadie" murmuró. Con el cabello todavía mojado y la cara de sueño, que no había desaparecido a pesar de haber tomado la ducha, fue a abrir. Tras la puerta no había nadie "¿qué es esto? ¿una broma?", y entonces vio algo en el suelo. Se agachó a cogerlo. Era una botella de bebida para la resaca. Sí, una de las cosas geniales que había descubierto de los coreanos es que tenían bebidas especiales para la resaca. Ya las había probado más de una vez y realmente funcionaban, pero "¿quién ha dejado esto aquí?" No entendía nada. Pero entonces recordó que Liu iba a ir a visitar a una amiga esa mañana y la casa de Emma le iba de paso. "Esta Liu... Seguro que se ha comprado una bebida para ella y ha venido a traerme otra para mí sabiendo el estado en el que acabamos ayer, jijiji". Entró a casa de nuevo y no le dio más importancia.

Emma se tomó la bebida para la resaca y se tumbó en la cama donde se quedó dormida de nuevo hasta las 16:00, una hora antes de entrar a trabajar.

Llegó al trabajo y allí estaba la Ajumma esperándola ya con un disfraz gigante de oso panda en las manos. "Bueno, intentaré ser positiva, estamos a bajo cero y el disfraz al menos es calentito", ese es todo el consuelo que le quedaba. Emma se puso el disfraz y salió a la calle a repartir folletos y hacer inclinaciones con cada uno de los que daba, tal y como habían los coreanos cuando entregaban algo a alguien con respeto.

Pasó la tarde así y ya no podía más del cansancio pues había estado de pie casi 8 horas con intervalos muy cortos de pequeños descansos. Le había pasado de todo, un señor le había escupido, una niña le había agarrado muy fuerte porque quería llevársela a casa, no a ella sino al oso, varias personas le habían pedido hacerse fotos..."trabajo infernal..." pensó. Cuando estaba a punto de quitarse el traje para irse a casa, apareció la Ajumma.

- Emma, ya está todo recogido, tú te encargas de cerrar cuando acabes- le dijo mientras se quitaba el delantal y lo lanzaba a un cubo de ropa sucia.

- Ok Ajumma, que descanse- contestó Emma. Estaba deseando que se fuera para poder cerrar rápidamennte e irse a casa. Entonces sonó su teléfono móvil, era Liu.

- Hola Emma, ¿cómo has estado?- dijo su amiga al otro lado.

- Liuuuu ¿qué tal? Pues he tenido días mejores, la verdad. Esta mañana creía que moría.

- Sí, lo entiendo, a mí me ha pasado lo mismo por eso te llamaba porque sabía que además tú hoy trabajabas. Yo me encontraba tan mal que no he podido ni ir a ver a mi amiga, he tenido que cancelar la cita y me he pasado la mañana durmiendo.

- Jaja, normal, esta mañana yo he hecho lo mismo, dormir como si fuera el último día que podía hacerlo. Pero...un momento- entonces Emma se dio cuenta- si has cancelado la cita con tu amiga ¿cómo me has traído la bebida para la resaca?

- ¿Qué bebida para la resaca? No sé de qué me hablas- se extrañó Liu.

- Esta mañana alguien llamó a mi puerta y al abrir solo había una botella de bebida para la resaca. Di por hecho que fuiste tú de camino a ver a tu amiga- le explicó.

Más Soju, por favor (Lee Jun Ki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora