Capítulo 5: Arthros

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La gente ya se había ido, Abi se dio cuenta de que la verja del instituto estaría cerrada.

-Espera aquí, tengo que buscar algo en lo que te pueda llevarte.-Le dijo.

Abi recorrió el campus del instituto y se dirigió hacia el cobertizo dónde estaban guardados los utensilios de jardinería.Allí había una carretilla, la cogió y se dirigió hacia los arbustos; pero el perro ya no estaba allí.La chica dio un silbido, nada, el perro había desaparecido.''Que extraño pensó´´.Volvió a dejar la carretilla junto al cobertizo.

Corrió a intentar abrir la verja, pero estaba cerrada con llave y era demasiado alta como para intentar saltarla. Volvió a los arbustos, dónde hacía un momento había estado el perro.Se fijó en un roble que estaba cerca de la verja. Abi trepó por el árbol y con sumo cuidado avanzó por una rama que colgaba al otro lado de la verja. La rama estaba demasiado alta como para alcanzar el suelo. Abi suspiró cerró los ojos durante un segundo y saltó hacia la acera, dio una voltereta en el suelo y acabó de pie.''Después del todo las clases de ballet, han servido para algo´´ pensó .Miró a ambos lados y luego consultó su reloj.Ya era casi la hora de la cena, tenía diez minutos para llegar a casa.

Comenzó a correr tan rápido como pudo, el corazón se le quería salir del pecho y las piernas le protestaban a cada zancada que daba, pero finalmente llegó, tomó aire y abrió la puerta justo cuando Mery les llamaba a cenar.

La mujer se giró al oír el ruido de la puerta al abrirse, Abi se encontró con unos ojos grises y fríos.

-¿Qué son estas horas de llegar a casa?¿Dónde estabas?-Preguntó.

-En el instituto, fue la exposición de ciencias.-Dijo tras tomar una bocanada de aire para serenarse.

-Bueno, pues ve a lavarte las manos, hoy hay pizza para cenar.-Dijo mientras señalaba el baño.

Cuando salió ya estaban todos sentados en la mesa, esperándola para poder empezar a cenar.

Durante toda la cena Abi estuvo pensando en el misterioso perro. No parecía que con aquella herida pudiese caminar.

Cuando acabó de cenar formuló una excusa acerca de los deberes y subió a su habitación.Poco después Michael subió y se apoyó en el marco de la puerta.

-Yo sé que tú te traes algo entre manos y lo de los deberes no era más que una excusa.-Dijo.

Abi levantó la vista de su libro y enarcó una ceja como solía hacer Michael.

-No, no hagas como que no sabes de lo que te estoy hablando.-Dijo.

-''Eso´´ que se supone que tengo entre manos, debe de ser algo muy gordo por que ni yo sé lo que es.-Respondió guiñándole un ojo.

Michael puso los ojos en blanco y se fue a su cuarto.La chica se puso su pijama y se metió en la cama; aún seguía pensando en el perro cuando se quedo dormida.

El estridente sonido de su despertador la sacó de su sueño y le recordó que, otro día más, había instituto.Se levantó y fue a darse una ducha para despejar los últimos recuerdos de su sueño, pero otra vez el misterioso perro acaparó sus pensamientos.

Salió de la ducha y se enrolló en una toalla, comenzó a secarse el pelo, pero al ver la hora que era optó por dejar que los rizos le cayesen húmedos a la mitad de la espalda, y se vistió a las carreras.

Bajó las escaleras dando zancadas que abarcaban dos escalones y fue a la cocina. Michael ya estaba allí, tomándose su desayuno, cuando ella entró.

La chica se tomó su tazón de leche y cogió unas tostadas antes de abandonar la casa seguida de Michael.

Josh, el amigo de Michael, les estaba esperando en la puerta de su casa.

Los Guardianes de Arthros I Un nuevo mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora