Capítulo 17: Nathan

95 10 0
                                    

Abi no estaba segura de cómo llegaron tan rápido al instituto, mientras recuperaba la compostura alzó la vista hacia la alta verja y se preguntó cómo llegar al otro lado.

-¡Abi!¿Qué haces? ven aquí.-Ordenó Rose; estaba justo bajo la rama del árbol que habían usado para salir del recinto del instituto.

Caleb juntó las manos formando una especie de cuenco en el que Rose apoyó su pie y el muchacho la impulsó; la chica se agarró a la rama y se sentó sobre ella con la elegancia de un felino. Caleb hizo lo mismo con Abi y cuando ambas estaban sobre el árbol el muchacho cogió carrerilla y saltó encaramándose a la rama, con un elegante balanceo se puso de pie y caminó sobre ella como si fuese la acera de la ciudad, con otro movimiento se dejó caer en la hierba; el chico le ofreció su mano a Rose pero esta la rechazó y se dejó caer con suavidad; Abi, en cambio, aceptó la ayuda del muchacho.

-Vamos, tenemos que irnos ya.-Los apremió Rose.

-Tranquila hay tiempo.-Contestó Caleb.

-No debimos pegarles, fue horrible.-Murmuró Abi.

Los chicos la miraron sin dar crédito a lo que oían.

-Bueno, si aún quieres pasar la noche en mugriento calabozo, por mí adelante, aunque tendrías que dar muchas explicaciones.-Comentó el chico.

Abi puso los ojos en blanco y comenzó a buscar el árbol que llevaba a a Arthros.

-¿Qué paso con tu hechizo?Pensaba que tenías controlado todo ese asunto de la magia.

-No sé, nunca me había pasado algo igual; de repente fue como si nunca hubiese tenido capacidad mágica; los conjuros no funcionaban...

-Eso ya lo vi, la próxima vez asegúrate de que no falle nada; no podemos pasearnos por la ciudad pegando a la gente.-Le reprochó Caleb.

-No fue culpa mía, no sé que ha pasado.-Se disculpó la chica.

-Si no eres capaz ni de memorizar un par de hechizo es mejor que no vengas, te convertirás en un estorbo.

-Vale, pues a ver que tal se te da a ti la magia.-respondió enfadada.

Caleb fijó sus eléctricos ojos en ella, pequeños destellos luminosos bailaban en ellos, saltando de un lado a otro. Rose apartó su mirada, se sentó en el suelo cruzando las piernas y sacó a Brooke de su mochila, el libro abrió los ojos cuando la chica introdujo la llave en el candado.

-Brooke, ¿por qué no funcionó el conjuro?-Preguntó la chica.

-Este mundo apenas tiene magia, ya lo sabes; aquí es más difícil mantener los conjuros durante mucho tiempo.Pero,además de eso, hay algo distinto; como una presencia maligna, de origen demoníaco.

-¿Dolontes?-Preguntó la muchacha.

-No creo, es más poderoso.

-¿Origen demoníaco?Ummm...-La chica comenzó a arrancar briznas de hierba pensativamente.

Caleb  estaba a unos metros más alejado de las chicas,apoyado en el tronco de un árbol jugueteando con uno de sus cuchillos.

-¿La Sombra?-Dijo levantando la mirada de su cuchillo.

Abi y Rose se giraron al unísono y le miraron fijamente.

-Caleb, La Sombra no afecta a este mundo, apenas hay magia en él; y necesita la magia para vivir.-Dijo la chica.

-Sí, pero hay algo que también necesita.

-¿El qué?-Preguntó Abi con curiosidad.

El chico paso la mirada de Abi a Rose y luego volvió a detenerla sobre la pelirroja.

-Vida.

Rose lanzó una exclamación ahogada.

-Piénsalo, Rose, tiene sentido, ''La magia va ligada a la vida...´´

-''...del mismo modo que el bien va ligado al mal.´´-Acabó Rose.

-Está todo en el Inicio.-Dijo Caleb.

La imagen del libro apareció en la mente de Abi; Rose y Caleb se dirigieron hacia el árbol por el que Abi había llegado a Arthros por primera vez; la chica los siguió.

-¿Cómo no nos dimos cuenta antes?Durante todo nuestro entrenamiento, resulta demasiado obvio.-Comentó Rose.

-Lo más raro es que nadie se haya dado cuenta de ello, el Inicio existe desde la División y todos los Guardianes lo han leído a lo largo de generaciones.-Dijo Caleb atravesando el árbol.

Rose y Abi le siguieron, la sensación de levitación las inundó, pero esta vez Abi no se mareó; aterrizaron en el otro lado con un elegante salto.

Calen había echado a correr por el bosque, Rose enseguida se unió a su carrera con la mochila golpeándole la espalda con cada movimiento de la chica; Abi intentaba situarse a su altura, pero cada vez que lograba acercarse a ellos sus piernas protestaban.

-Chicos, esperadme.-Jadeó.

-Abi, espéranos aquí, tenemos que hablar con Bastak urgentemente.-Dijo Rose sin parar su alocada carrera.

La chica se paró en seco, su corazón martilleaba frenéticamente contra su pecho como si quisiera desgarrar su carne para salir al exterior. Abi se apoyó en sus rodillas para recuperar el aliento.

-''Y yo que pensaba que los entrenamientos eran duros´´-Pensó

La chica alzó la vista hacia el cielo; a lo lejos el manto nocturno de las estrellas comenzaba a dar paso a unas luces rosadas que indicaban el comienzo de un nuevo día en aquel mundo. Abi cogió una bocanada de aire para luego quedarse sin aliento ante la atenta mirada del muchacho que colgaba boca abajo de la rama de un árbol.

-¡Hola!-Saludó

Abi dio un paso hacia atrás sin apartar la vista de él.

-Tranquila, no muerdo.-dijo con una sonrisa,-bueno, no a las chicas estraviadas.-Añadió mientras se soltaba del árbol y aterrizaba tras dar una voltereta en el aire.

La chica no dijo nada se limitó a evaluarlo con la mirada. Su pelo era blanco, con unos pequeños toques azules, estaba recogido en una pequeña coleta situada sobre su nuca, pero los mechones del flequillo,demasiado largos, caían sobre sus oscuros ojos.

-Que descortés por mi parte, me llamo Nathan, Nathan Leemarcks.-Dijo con una leve reverencia.

-Abi Fis... Abi Grunklee.-Dijo al recordar el apellido de su padre.

El chico no puedo ocultar su asombro.

-Grunklee dices, esa familia hace años que desapareció.

-Mi padre, Hans, sigue vivo y mi madre también.

-He dicho que han desaparecido, no que hayan muerto. Huir no es lo mismo que morir.-Comentó el muchacho.

-Bueno, no tengo por qué escucharte, tengo cosas mejores que hacer.-Dijo malhumorada.

-¿cómo esperar a esos ''amiguitos´´ tuyos que te dejan tirada?-Preguntó.

La chica lo miró a los ojos; en la cara del muchacho se dibujó una sonrisa como la de Michael.

-Tú no sabes nada, es un asunto muy importante.

-Sí, eso ya lo pude comprobar, para que tus ''amigos´´ se olviden de ti debe de ser algo muy importante.

Abi bajó la vista al suelo sin querer admitir las palabras del muchacho.

-Anda, ven conmigo, no es bueno que andes sola.-Y otra vez apareció aquella media sonrisa.

Los Guardianes de Arthros I Un nuevo mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora