Capítulo 26: El Portal

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 tiempo pasaba y ni Hans ni el resto de los Guardianes de Campbell regresaba. Pero, cuando su esperanza estaba bajo mínimos, dos puntos luminosos se unieron a los diez que ya estaban brillando; Ghasor y Beneah habían cedido a activar el Círculo tras recibir una exhaustiva explicación por parte de los Campbellienses.

La luz que iluminaba el mapa de las ciudades, dónde aparecían iluminadas por un puntito, se intensificó hasta obligar a todos los presentes a apartar la vista.

-¡Necios!

Todos se giraron para ver quién había gritado, pero su voz era inconfundible. Lord Peniston les sostuvo la mirada con entereza, aún así, no puedo evitar que sus compañeros notasen ese incipiente nerviosismo que llevaba hormigueando en sus venas desde que mencionaron viajar hasta Zarion y entrar en la sede de la Selbua.

-¡Sois unos necios!-repitió sin apartar la vista del grupo-eso traerá la desgracia a todo Arthros.

-Bastak...-comenzó Marcus.

El director centró su atención en el padre de Rose, dedicándole una reprochadora mirada.

-¡No tenéis ni idea de lo que habéis hecho! Acabais de abrir las puertas del mismísimo infierno-la voz del hombre fue subiendo de tono, sonaba cómo si estuviese recitando una profecía, el eco de sus palabras rebotaba una y otra vez en los muros de la estancia, poco a poco iban calando hondamente en las mentes de todos los allí reunidos sin que ellos fuesen conscientes,

De repente, la intensa luz que había surgido sobre el mapa de Arthros cuando las dos últimas ciudades se unieron al Círculo, se extinguió. El suelo comenzó a vibrar haciendo que se desprendiesen del techo y de las paredes pequeñas piedrecillas.

El mapa desapareció en el aire sin previo aviso para dar paso a una masa negruzca que comenzó a invadir toda la pared hasta cubrirla por completo. Todos dieron un paso atrás, intimidados por esa cosa que estaba creciendo en el edificio. Ventua desenvainó dos espadas y se colocó en una posición de defensa, alerta a cualquier ataque de aquella cosa.

Anne, la mujer de Marcus, se acercó al muchacho para posar la mano sobre su hombro en un gesto protector; pero el chico no relajó su postura, estaba acostumbrado a no confiar en nadie y aunque los Guardianes de Campbell eran lo más parecido a su familia, no se fiaba totalmente de ellos.

Abi permaneció al lado de Caleb, el kalatary paseaba la vista de la pared cubierta por aquella extraña masa a la chica, preparado para alejarla de allí si se avecinaba cualquier tipo de peligro. Tenía la necesidad de protegerla, y sentía la necesidad de esconderla de todo aquello.

La masa comenzó a girar lentamente sobre sí misma.

-Es un portal-sentenció Rose, que estaba consultando las páginas de Brooke.

-El Portal de Zarion-añadió Soul, que era incapaz de apartar la vista de la pared.

Lord Peniston comenzó a alejarse, primero, lentamente para luego salir corriendo, sabía perfectamente que si quería escapar solo tendría una oportunidad para hacerlo, y esta era la suya.

Bajó las escaleras a todo correr, con cuidado de no tropezarse con la capa que lo identificaba como director de aquella escuela.

La repentina claridad del sol le obligó a pestañear varias veces para poder adaptar sus pupilas a la luz.

Nathan, que había abandonado el edificio minutos después de la repentina intromisión de Abi, descansaba en su forma lobuna sobre el camino que dividía el patio del edificio en dos. El lobo se puso alerta al oír unos pasos; levantó la cabeza para encontrarse con un apurado director que abandonaba el edificio. Se levantó y se puso frente a él para cortarle el paso, ¿a dónde iba ahora? ¿por qué tanta prisa?¿tendría eso algo que ver con la activación del Círculo?

Los Guardianes de Arthros I Un nuevo mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora