Capítulo 7: Arco y flechas

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Caleb y Abi improvisaron una pequeña tienda de campaña en la que pasar la noche y encendieron una hoguera.

Abi consultó  su reloj digital; pero este, al igual que su móvil, no funcionaba.

-Deben de ser las once.-Explicó Caleb al ver como la chica miraba su reloj.

-¿No tienes hambre?-Preguntó Abi.

-Sí, pero no tengo ganas de cazar, además, los animales ya estarán en sus madrigueras a estas horas.-Contestó el muchacho.

Abi rebuscó en su mochila, tenía un par de barritas energéticas, eso podría valer.La chica le tendió una a Caleb, éste la miró con cara de asco, pero la cogió.

-Gracias.-Dijo mientras empezaba a sacarle el envoltorio y comérsela.

Abi se acercó más al fuego, hacía frío y ella solo llevaba unos vaqueros y una sudadera. Caleb cogió un palo y comenzó a afilarlo con uno de sus cuchillos; en la empuñadura había un grabado de un dragón azul, como el de su gabardina, y en la hoja había una inscripción en un idioma que Abi no conocía.La chica se quedó mirando como su compañero pasaba una y otra vez la hoja sobre el palo quitando pequeñas virutas de madera.

-En cuanto lleguemos a la primera ciudad vamos a tener que comprarte algo de ropa.-Comentó sin apartar la vista del cuchillo.

Abi puso los ojos en blanco, odiaba ir de compras.

-¿Qué tiene de malo mi ropa?-Preguntó mirándose sus zapatillas de deporte.

-No puedes llamar la atención, y aquí los pantalones, los llevan los hombres.-Explicó.

-Además, tu pelo no ayuda a pasar desapercibida.-Añadió-Aunque si fueras un hada quizás..., pero nunca he visto un hada pelirroja.

-Perdone el señor, siento mucho no ser perfecta y no encajar en su mundo, si me hubiera avisado tal vez podría haberme teñido.-Dijo sarcásticamente.

Caleb paró de afilar su palo y le clavó la mirada.Sus ojos eran extrañamente azules, magnéticos; Abi se quedó embobada observándolos.

-Eres una humana,el simple hecho de que estés aquí ya quebranta la ley; no puedes pasearte por las calles con esa ropa. No podemos llamar la atención.-Su mirada seria no admitía reproche. Abi se sentía fascinada y al mismo tiempo intimidada por aquel muchacho.

-¿Por qué decías antes que soy especial?-Preguntó cambiando de tema.

-Para que Bastak me haga traerte, tienes que ser bastante importante.-Contestó.

-¿Bastak?-Preguntó enarcando una ceja.

-Bastak es un miembro de la Selbua. La Selbua es una especie de ''Sociedad de los Manda Mases´´.Todos ellos saben hacer magia, y digamos que Bastak es un pez gordo en todo esto.

-¿Trabajas para un mago o algo así?

-Me tengo que ganar la vida, yo solo hago lo que me piden; y, por cierto, no es un mago.-Respondió.

-¿Y tus padres?¿No cuidan de ti?-Preguntó desconcertada.

-Ya soy lo suficientemente mayorcito como para cuidarme solo.Además mis padres...bueno, yo no tengo porqué contarte mi vida.-Dijo malhumorado. Abi se levantó y fue a sentarse a su lado. Caleb guardó su cuchillo y lanzó el palo hacia el fuego.

-Claro, tú puedes saberlo todo sobre mí y yo tengo que quedarme con un completo desconocido del que solo sé su nombre.-Caleb giró su cabeza para mirarla a los ojos.La chica le mantuvo la mirada.

-¿Murieron?-Preguntó. Caleb asintió.

-Mi madre murió cuando yo nací y de mi padre no se nada, siempre di por echo que estaba muerto.

Los Guardianes de Arthros I Un nuevo mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora