-Charlie- [7]

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Me alcé. Tras estar durante largo tiempo tendido en el suelo. No sabía cuanto ya que allí no disponía de ningún medio para medir el tiempo. Aunque hubiera pasado otro día entero no me habría dado cuenta. Si no bastaba con mis sentidos enturbiados ya de por si, ahora se añadía esto, no poder situarme en el tiempo. Si quería planear una huida no podría llevarla a cabo en condiciones ya que si la realizaba durante el horario diurno estaría perdido ya que sí, habría más gente y podría camuflarme mejor de mis raptores, pero sería una carrera a ciegas contra la oscuridad y al final esta terminaría rodeándome y volviendo a atraparme. Debía ser en horario nocturno.

Me dirigí a los escalones que daban a la puerta de travesaños dorados. Encorvado y con la cabeza apunto de explotar, alcancé a sentarme en el segundo escalón. Estaba destrozado física y psicológicamente, pero debía realizar un esfuerzo para lograr salir de allí.

"En el día entero que llevo aquí he conseguido inspeccionar cada rincón y analizar cada detalle, más no he encontrado nada." Recapacité en mi cabeza recordando el día anterior. Hoy debido al interrogatorio no he podido hacer nada, solo quedarme en el suelo, retorciéndome de dolor. Di mil vueltas en mi cabeza a varias hipótesis hasta llegar a la conclusión de que si no habría alguien la puerta desde afuera, no habría salida. No quedaba otra, debía jugársela como fuera al mortífago que me interrogaba.

Pensé entonces, con un atisbo de lucidez entre un mar de dolor en el que mi cabeza se hallaba perdida, en la vasija. Podría camuflarla detrás de mí, poniéndome en el suelo sentado, como si estuviera derrotado y así, si tenía suerte me interrogaría sin atarme a la silla consiguiendo así mayor libertad de movimiento, consiguiendo así golpear al mortífago con ella dejándolo incosciente y en caso de que el plan fallara y tuviera que sentarme en la silla no descubrirían mi plan ya que dejarían la vasija a parte infravalorándola.

"De acuerdo, ese será mi plan." Confirmé en mis pensamientos. Me preparé, ya que en las lamentables condiciones que me hallaba no podía moverme con mucha agilidad. Debía ser cauto. Sentado en medio de la sala con la vasija a mis espaldas seguí reflexionando. "Si solo algunas personas del Ministerio son corruptas, sería más probable que vinieran a interrogarle en sus ratos libres o durante la noche, ya que sino generarían sospechas. Aunque es más plausible que sea durante sus horas libres ya que también sería sospechoso que se quedaran durante la mayoría de las noches." Eso era otro punto a mi favor. Si se consideraba bien, estaba poco vigilado, por lo que me resultaría más fácil escapar.

De pronto, oí la puerta alzarse. Una sombra acechaba sobre mí. Era más escuálida y pequeña que la que antaño había visto pasar por esos barrotes. Alcé la vista y a través de mis translúcidos ojos, que cada vez veían más claro alcancé a ver que se trataba de un chico joven, podría sacarme 5 años. Parecía un mortífago sin experiencia. Era mi oportunidad. Según se acercó y bajó el último escalón observé algo en su mirada que me ocasionó desconfianza. Me dió una corazonada, ese chico no era lo que parecía.

Tenía un rostro esbelto, con una nariz chata, parecía que le habían dado un puñetazo ya que no se pronunciaba casi nada en su rostro. La acompañaban unos ojos verdosos con tonalidades marrones. Sus ojos transmitían calma aunque en aquellos momentos no era lo que más expresaba mi rostro, esta aterrado.

El muchacho tenía una mirada decidida, aunque no imponía tanto como el anterior, sabía marcar su presencia. Bajé de nuevo la cabeza y acaricié mi cuello ya que me dolía debido al golpe y no podía mantener mucho la cabeza en alto.

El mortífago se acercó a mí, se agachó y apoyando la varita en mi pecho me dijo con aires de superioridad- No me desvies de mirada, Charlie.-

Al escuchar mi nombre me sobresalté. Debían habérselo dicho, sino cómo sabría mi nombre. Elevé de nuevo la vista y observe nuevamente ese rostro. En un hilo de voz debido a que no había hablado mucho durante mi estancia allí dije afónico- ¿Cómo sabes mi nombre?-

El muchacho presionó la varita contra mi esternón y exclamó- ¡Desmaius! - se creó un silencio momentáneo en la habitación, el hechizo al profundizar tanto en mi caja torácica no retumbó. Solo yo lo escuché en mi interior. Esta vez, si había alguna costilla rota. El chico entonces rió y dijo- Tú a mí no me conocerás, pero yo te conozco desde hace meses. Te llevo observando todo este tiempo.-

Quise replicar y contestarle al muchacho, pero cuando fui a hablar no pude, una tos salió de mi tórax acompañada de una leve cantidad de sangre. Antes de que el chico volviera a repetir sus acciones cogí la vasija ante el miedo de recibir otro hechizo y golpeé su nuca. Haciéndola mil pedazos en su espalda. Cayó inconsciente sobre mí y terminé tendido en el suelo con él encima lo que me provocó una agonía indescriptible. Aparté al chico rápidamente, entre lágrimas y gritos ahogados debido al dolor, dejándolo a un lado cogí su varita y logré conjurar un Incancerous y un hechizo punzante en el rostro del muchacho antes de salir. Así me aseguraba de que por lo menos tardaran más en descubrir mi huida. Salí a duras penas al pasillo tenebroso y sombrío que daba a cuantiosas celdas. La mía se hallaba por el final de este. Comencé a dar tumbos por el pasillo desorientado, perdido. Estaba gravemente herido en el costillar lo que notaba a cada paso que daba. Llegué al final del pasillo y me encontré en una pequeña placeta en la que el suelo negro y verdoso pasó a ser una madera vieja y de color marrón oscuro. La estancia parecía grande ya que había niebla que no me dejaba divisar el final de esta al fondo, se debía a la humedad. Me dirigí al centro de la placeta donde había un arco que formaba una cruz abriéndose a cuatro pasillos. Me apoyé en una de sus columnas y caí agotado. No podía más. Luchaba por que mis ojos siguieran abiertos, pero fue inevitable. Me desplome en la columna de forma brusca desmayado a causa de la fatiga y el dolor. El último pensamiento que pasó por mi cabeza fue "Estoy solo." Si no me salvaba yo quién lo haría. A pesar de ello, terminé allí, en medio de aquella placeta. Estaba solo.

La Llama Oscura.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora