-Todo era negro. Lo único que veía era la más profunda oscuridad y esos ojos azules que habían sido lo último que había visto, se habían grabado a fuego en mi memoria aunque los hubiese visto menos de un segundo. Me encontraba en lo que creía un limbo, no oía, no veía, no olía, no notaba nada, absolutamente nada. De pronto, mientras esos ojos azules se clavaban fijamente en mí, noté un leve dolor en el lateral de mi cabeza. El dolor se fue intensificando, volviéndose realmente fuerte y me desplomé en aquella oscuridad. En cuanto mis rodillas tocaron el suelo, volví a oír y oler, pero ya no veía los ojos. Volvía a estar consciente pero no había abierto los ojos. No lo abriría aún.
Agudicé mis sentidos todo lo que pude, aumentando también así la sensibilidad al dolor en la cabeza, pero en ese momento era secundario. Empecé a escuchar. Oía pasos, de una persona, no, de dos, había dos personas allí. Pasos graves, sobre lo que parecía madera ya que los tacones de sus zapatos no producían el eco característico que producen al chocar contra el mármol. El olor de la madera húmeda, me confirmó que primero: sí, no era mármol y segundo: estábamos en los niveles bajos del Ministerio. De pronto, ambas personas comenzaron a hablar, como si hubiesen estado conversando antes y hubiesen hecho un parón al acontecerles un problema: "Sí, eso parece. Ve a informar." ¿Qué parecía? ¿De qué hablaban? La segunda persona no habló, pero sí se movió hacia mi izquierda y seguidamente el ruido de una puerta abriéndose y cerrándose fue lo único que se oía. La voz de quien había hablado era de hombre, sin duda. Abrí muy poco los ojos, casi como los párpados fueran una estrecha rendija y miré por encima mi situación. Estaba sentada en una silla, atada de manos y veía la punta de los zapatos de vestir de alguien. Sin abrir más los ojos, llevé la mirada lentamente hasta la bota que llevaba, seguía teniendo la varita escondida. Menos mal. Al final el horrible gusto de aquella mujer por la moda me vendría bien y todo.
Al final, acabé abriendo los ojos, cosa que hizo que el dolor de la cabeza se intensificara algo más. Volví a tener el oído y el olfato como cualquier persona normal y me hice la atontada, no costó mucho, ya que justo encima de mi oreja, los achaques iban y venían. Miré a mi alrededor, suelo de madera, paredes también de madera y una pequeña vela que colgaba de la esquina derecha del techo justo como lo hacían en Hogwarts. Lo único que había que no cuadraba en la habitación era una túnica arrugada en el suelo que me resultó muy familiar, era exacta a la mía. Alcé levemente la ceja derecha al verla y giré el cuello hacia el hombre que estaba delante mío. Me miraba como si pensase algo importante, me ponía nerviosa. Volví a alzar las cejas, esta vez ambas y le miré haciendo un gesto algo desafiante con la cabeza, como indicándole que hablase. El hombre al ver mi gesto, sonrió de lado mostrando sus dientes y echó a andar, si antes estaba a mi derecha, pasó a estar a mi izquierda. Dejé de seguirlo con la mirada y solté un suspiro que claramente oyó, ya que acto seguido frunció el ceño y acercó su varita a mi cuello hasta clavarla levemente, sin llegar a atravesar mi piel. "Así que... una sirena, ¿eh?" Habló casi escupiendo las palabras, como si le diese asco pronunciarlas e hizo algo más de fuerza con la varita, luego prosiguió hablando: "Ha incumplido usted bastantes leyes... en cuanto, ¿dos días? Veamos... ha irrumpido aquí usurpando la identidad de un trabajador, ha torturado a otra buena profesional y la hemos pillado en los archivos." Fijé la mirada en sus ojos azules, intentando no mostrar que un escalofrío había recorrido mi columna. El hombre alzó una de sus espesas cejas y separó su varita. Acto seguido comenzó a andar a mi alrededor con las manos a la espalda. "¿Cuál sería un buen castigo para usted?" preguntó a la vez que ponía sus manos en los de la silla y la giraba bruscamente hasta volver a enfrentarla. Parecía que aquella sonrisa llena de sorna que había cruzado su cara hacía minutos no había dejado el mínimo rastro. En cambio, tenía los dientes apretados, tanto que parecía que se le saldrían en cualquier momento. "También podemos añadir el hecho de que usted... buscaba la manera de soltar a un preso de vital importancia." Al oír estas palabras, fruncí el entrecejo y le miré entrecerrando los ojos.- ¿Un preso de vital importancia? De vital importancia, ¿para quién? -El hombre parecía llegar al borde de su paciencia, levantó las manos y volvió a recorrer con sus graves pasos la estancia. "De vital importancia para el Lord, por supuesto. Pero usted, señorita, no verá el por qué de esa importancia." Habló casi al borde de estallar en un ataque de risa histérica y volvió a girar la silla, esta vez con la varita pero con la misma delicadeza que antes. "No me gusta acabar por la espalda, cara a cara todo tiene más... magia. ¿Últimas palabras?" Alzó la varita, colocándose en posición de ataque y mirándome como si esperara respuesta. En ese momento, agudicé la vista como antes había hecho con el oído y olfato. Podía ver pequeñas chispas recorriendo su varita, casi imperceptibles, una extraña aura verdosa a su alrededor y que el hombre perdía la paciencia, eso se veía a la legua. Miré a sus ojos azules, tan azules como el mar e intenté buscar en ellos. Funcionó.
En muchas leyendas, barcos han ido directos hasta las rocas, marineros han saltado de la cubierta a una muerte segura y siempre está la misma causa que nadie cree: sirenas. Pues bien, esas historias son ciertas. En algunas tierras, hay veelas, en otras, más lejanas aún de Inglaterra, hay sirenas. El hombre empezó a bajar la varita mientras mi mirada no dejaba de caer sobre él. Comenzó a acercarse con pasos inseguros hasta la silla, con un movimiento de varita desató mis manos de la silla y siguió mirando atontadamemte.- La túnica. -dije haciendo un gesto con la cabeza hacia el rincón donde estaba tirada. En cuanto la tuve entre manos, empecé a revisarla. Faltaba poción multijugos por un tubo, efectivamente no tenía mi varita.- ...¿Dónde tenéis a Charlie Weasley? -pregunté devolviendo la mirada al hombre que seguía en trance. "Celda 200 derecha, un piso más bajo. Tercer pasillo." Sonreí a modo de agradecimiento y me levanté de la silla.- Siéntate. -El hombre lo hizo sin rechistar.- Dame tu varita. -A esto también accedió de buena gana. Seguidamente saqué de mi bota la de Charlie y la guardé en la túnica para luego apuntarle con la suya propia.- ¡Incarcerous! -Sus manos y piernas quedaron sujetas a las de la silla y volví a bajar la agudeza de la vista, era muy cansado y no se podía hacer durante demasiado tiempo. El hombre, sorprendido empezó a removerse en la silla intentando liberarse.- gracias por su información, ha sido de vital importancia aunque usted... no vaya a recordar nada. -Le miré ladeando la cabeza lo máximo que pude debido al golpe de antes y le apunté a la sien- ...Obliviate. -Salí del extraño despacho dejando al hombre preguntándose que hacía allí si en ese momento él tenía que interrogar a una prisionera. Comencé a andar por el largo pasillo, en el final había una pequeña niebla a ras del suelo, culpa de la humedad así que supuse que cerca habría alguna forma de bajar al piso inferior. Guardé la varita de Charlie en la túnica también y saqué la de aquel hombre, no era conveniente que la varita de Charlie desvelara como último hechizo, alguno que tuviese que usar en defensa a partir de aquel momento. Llegué a una especie pequeña plazoleta que por lo que parecía, tenía unas escaleras de caracol en un lado que bajaban a pisos inferiores, empecé a bajar los escalones varita en mano y acabé en un pasillo largo, larguísimo. Celdas y más celdas por todos lados. "50, 51..." el final del pasillo casi no se veía, pero continué. No sabía cuál de los pasillos que me había dicho el hombre era, pero sólo quedaba una manera de averiguar cuál era el correcto, continuar andando.-
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La Llama Oscura.
FantasyEsta historia se da durante el periodo en el que Voldemort comienza a recuperar de nuevo su poder logrando así ciertos contactos en el Ministerio de Magia. Esto provoca que toda aquella gente a la que esté interesado en usar terminaría en una celda...