La Llama Oscura.

-Anh- [10]

Un muro. El pasillo concluyó en la celda 100, por lo tanto, aquel era el pasillo erróneo. Me dispuse a dar la vuelta y cuando llevaba media travesía realizada comencé a escuchar ecos siseando en la distancia, me recordaba a las olas en su llegada a la costa. Alcé la mano en la cual empuñaba la varita previniendo lo peor.

De pronto, empecé a oír pasos parecía que un ejército entero viniera a por mí, pero era imposible, ¿Cómo sabrían si quiera que estaba allí? Un momento -palpé mi bota en busca del expediente de Charlie que cogí en el despacho 527, no estaba. Frustrada dije- Mierda, la señora petrificada -. Aquel mortífago de ojos azules la rescató y peor aún, fue quien me capturó. Me cachearía y seguramente se lo devolvió a ella. No estaba hecha para juegos de espionaje, la cautela nunca fue mi fuerte.

Preparé el pasillo convirtiéndolo en mi campo de batalla. Invoqué con Aguamenti grandes bloques de agua modelándolos con mi varita los convertí en pilares que se alzaban, uno por uno, fui congelándolos con Glacius. Finalmente creé una barrera que solo me defendía si estaba agachada, pero que era más gruesa que los pilares. Sabía que si empleaban Confringo estaría perdida, pero tuve la ciega esperanza de que no fuera así.

Llegaron, eran tres. Los ecos producidos por sus pasos dramatizaron demasiado el número de personas que esperaba. De todos modos sería arduo conseguir derribarlos a todos. El pasillo no me resultaba de gran ayuda en esta situación ya que al ser tres tan solo, cogían perfectamente. Nada más verlos aparecer por la niebla pronuncié con todas mis fuerzas mientras sujetaba con la mano el brazo ante el retroceso que produciría mi varita- ¡Confringo! –Saltaron chispas púrpuras de mi varita en todas direcciones, en cambio, un proyectil blanco salió despedido describiendo una línea totalmente recta hacía mi objetivo. Aquel hechizo era mortífero ya que si los mortífagos intentaban detenerlo con un Portego este rebotaría e impactaría con alguna pared cercana a ellos, ante el poco espacio que otorgaba el pasillo, obteniendo el mismo resultado.

Los mortífagos alcanzaron a ver las estructuras que había diseñado a tiempo, por lo que ya tenían sus varitas en mano y pudieron efectuar un Protego, pero como bien pensé el hechizo rebotó hacia uno de los laterales dejando a uno tendido en el suelo, no se desmayó, pero se resintió y quedó allí. Los otros dos comenzaros a lanzar como locos todo tipos de hechizos, desde Expulsos hasta Desmaius. De vez en cuando asomaba la cabeza ya que estaba escondida en uno de los pilares. Este ya muy desgastado ante tanto impacto. Lancé hechizos al tuntún intentando alcanzar a alguien. En un golpe de suerte logré acertar con un Confundus en la mismísima frente de uno de ellos ya que no tenían donde esconderse. Este derribó a su compañero con un Depulso. Fue entonces cuando salí corriendo y según me acercaba al mortífago pronuncié en carrera apuntando a su pecho- ¡Desmaius! –este cayó al suelo y le salté obteniendo vía libre hacia la salida.

El primer mortífago comenzó a levantarse mientras yo me alejaba pronunciando un Protego. Este comenzó a lanzarme Crucios, Desmaius,...Todo hechizo que pudiera pronunciar en mi contra, lo pronunció. Llegué al punto central de la plazoleta donde todos los arcos se unían. Allí me giré y comencé a retroceder de espaldas estableciendo contacto con él. Saqué la varita de Charlie y mientras realizaba el Protego, le lanzaba Desmaius con la otra varita. Fue entonces cuando le vi, estaba pálido, casi fúnebre, entumecido, deshidratado, en un estado funesto. Fue entonces al concentrar mi mirada en él cuando de pronto me impactó en una pierna un Desmaius que provocó que perdiera el equilibrio y cayera de forma brusca en el suelo golpeándome la cabeza con la madera de la plazoleta. Entre torpes pasos corrí hacia Charlie para estar a salvo con él.