Drinking Blood

Capítulo 19

KILIAN

A la hora del almuerzo me dirijo a la cafetería. Dado que por desgracia no comparto clase con Nicole todavía no la he visto. No me cuesta mucho localizarla. Se encuentra en la misma mesa que siempre ocupa con sus amigas excepto que, esta vez, está sola.

— ¿Necesitas compañía? —le pregunto sentándome frente a ella.

— Por favor, siéntate —dice ella de forma irónica puesto que mí trasero ya se encuentra descansado sobre la silla de plástico.

Me río y le robo una de las patatas fritas de la bolsa que está comiendo.

— Tienes mejor cara —comento mordisqueando la ovalada y crujiente lámina. La sangre permite a nuestro organismo funcionar con normalidad por lo que podemos ingerir comida sin ningún problema.

— Sí, aunque los efectos todavía no se han pasado del todo —dice ella poniendo mala cara.

Una droga lo suficiente potente como para dejar a un vampiro indefenso y que al parecer tarda varios días en desaparecer. Preocupante...

— ¿Has conseguido una de esas píldoras?

— Todavía no, pero estoy en ello —dice ella entre crujientes mordisqueos.

La observo y tengo que admitir que me gusta su aspecto con el pelo recogido. Al principio no acababa de acostumbrarme a su extraño tono plateado pero en estos pocos días se ha convertido en algo tan normal que no puedo imaginármela de otro modo.

— ¿Qué te dijo Salvador cuando fuiste a hablar con él? —pregunto intrigado. Tenía la intención de hablarlo con ella en la fiesta pero debido a su drogado estado fue imposible.

— Básicamente que no hagamos nada y que él se encargará de investigarlo.

— ¿Y vas a hacerle caso? —pregunto sabiendo la respuesta.

— No —responde ella guiñándome un ojo.

No puedo evitar reírme. Sólo alguien como ella se atrevería a desafiar a un vampiro de avanzada edad. Los años en nuestra especie no son sinónimo de debilidad como ocurre con los humanos, todo lo contario, para los vampiros la edad significa poder. Cuanto más viejo seas, más rápido, fuerte y potentes son tus sentidos.

— Quiero invitarte a cenar —digo de repente.

— ¿Cenar? —dice ella sorprendida.

El pensamiento ha pasado por mi mente y no he podido evitar expresarlo. He estado con muchas mujeres a lo largo de los años, pero siempre han sido meros pasatiempos o simple comida. Pero Nicole tiene algo. No sé lo que es y me gustaría averiguarlo.

— Me lo debes

— ¿Y cómo es eso? —pregunta ella cruzándose de brazos.

— De no ser por mí, en estos momentos toda la gente de la fiesta sabría que eres un vampiro —susurro.

Las mesas están llenas de estudiantes y no queremos que se enteren de nuestra charla. Nicole cierra los ojos unos segundos y suspira derrotada.

— ¿Cuándo?

— Esta noche, en mi casa —contesto complacido.

— ¿Cocinas?

— No, ¿te gusta la comida china?

Nicole se ríe mientras que con la cabeza asiente. Que puedo decir, incluso con todos los años que he estado respirado, la cocina nunca me ha llamado la atención.

Desde mi posición puedo ver como las puertas dobles de la cafetería se abren y una rubia las atraviesa como si fuese un tornado. Gabriela fija su azulada mirada en la mesa en la que nos encontramos Nicole y yo, y camina directamente hacia nosotros.

— ¿Qué pasa? —pregunta Nicole dándose la vuelta para ver qué es lo que yo estaba observando con irritación —. ¿Un consejo? Corre —dice ella cuando reconoce a su amiga.

Veo como Gabriela acelera su paso y mi oportunidad de escapar desaparece ante mis ojos cuando se sienta en la silla junto a mí.

— Hola, Kilian. ¿Cómo estás? —pregunta Gabriela sin mirar o saludar a Nicole.

— Bien —digo sin prestarle demasiada atención. Mis ojos están fijos en los labios de Nicole y la forma en la que se mueven con cada mordisco.

— ¿Tienes planes para luego? —dice ella de forma directa.

Wow...ni un café ni nada primero... Debo confesar que una proposición como ésta el primer día la hubiese aceptado sin parpadear. Nunca dejo pasar una buena oportunidad de obtener sangre de manera tan fácil. Pero la miro y no siento ni el más mínimo deseo de beber de ella. ¿Por qué será?

— De hecho sí. Nicole y yo hemos quedado para cenar —digo con una gran sonrisa.

Nicole, frente a mí, se atraganta con las patatas y comienza a toser. La cara de Gabriela se transforma por completo y atraviesa con sus hirvientes ojos a Nicole.

— Me has dicho que no te habías acostado con él —dice ella en alto como si fuese lo más normal del mundo preguntar eso delante de mí.

— ¡Gabriela! —exclama Nicole incrédula.

— Ni Gabriela, ni Gabrielo... él es mío —dice ella achicando sus ojos.

Nicole estalla en carcajadas. Me uno a ella divertido por la situación. Al parecer a Gabriela no le importa que el objeto de su deseo, o sea YO, este sentado junto a ella escuchándolo todo. No puedo creer que alguien tenga tanta confianza en sí misma como para hacer tal declaración sin  más.

De repente, Nicole abandona su asiento y rodea la mesa hasta detenerse junto a ella. Dobla sus rodillas levemente quedando a nivel de los ojos de la sorprendida rubia y habla:

— Deberías pensar dos veces antes de hablar. A nadie le gustan las perras consentidas como tú —Gabriela jadea dolida por sus palabras pero no puede apartar la mirada de los penetrantes y atrayente ojos negros de Nicole —. Ahora vas a olvidar toda esta conversación y vas a encargarte de lo que te he pedido esta mañana.

Gabriela automáticamente asiente y se encamina hacia la salida. Observo divertido como Nicole vuelve a su asiento y coge una patata como si nada hubiese pasado.

— ¿Qué ha sido eso? —pregunto apoyando mis codos sobre la mesa.

— Eso he sido yo dejando de ser una hipócrita. Tenías razón.

— ¿En qué?

— No le he dado verbena precisamente para poder librarme de situaciones como esta.

Nicole lanza la patata a su boca y sonríe. Las comisuras de mi boca se elevan lentamente y el deseo de descubrir la razón por la que Nicole me parece tan interesante se intensifica.

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