Capítulo 29

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NICOLE

Desesperación. Eso es lo que estoy sintiendo mientras corto mi piel con el cuchillo. Mi sangre puede curar cualquier herida. Mi sangre será capaz de curarla. Empujo mi brazo contra sus fríos labios y le obligo a tragarla.

Cada centímetro de mi cuerpo duele por las graves quemaduras que hasta hace unos segundos lo cubrían. Después de la salida de Salvador el sol fue conquistando poco a poco la sombra que me mantenía con vida. Podía oír el sonido de la lucha en el piso de abajo pero todo ello dejó de importar en el momento en que el último vestigio de oscuridad despareció y los rayos me dieron de lleno.

La esperanza de que Kilian fuese el que estaba abajo peleando por salvarme se destruyó y las llamas me cubrieron. Jamás había sentido tanto dolor. Era insoportable, ni siquiera mis fuertes gritos podían disminuir la intensidad con la que cada una de mis células aullaban desesperadas.

No podía oír, ni ver, ni sentir otra cosa que no fuese el dolor más puro. Ahora me pregunto si aquel día después de tomar la droga, cuando mis fosas nasales eran inundadas con un olor a quemado, no era una premonición de mí futura muerte. Todo parecía perdido pero entonces una chaqueta cayó sobre mí y las llamas se extinguieron.

Kilian, Kilian, Kilian... en mi mente su nombre se repetía una y otra vez. Era él... tenía que ser él. Después él me alimento con su sangre y pude curarme. Una inexplicable calidez me invade cuando pienso que su sangre ahora recorre mis venas. Es una sensación extraña pero reconfortante.

— ¡Keila! ¡Despierta! —grito. Ha bebido suficiente sangre... ya debería estar recuperada.

— Nicole —llama mi nombre Kilian tras de mí.

Le ignoro y sigo forzando la entrada del cálido líquido a través de los inmóviles labios de mi amiga.

— Vamos, vamos... —rezo.

Me sobresalto al sentir la mano de Kilian en mi hombro. Él intenta apartarme pero me niego.

— Es demasiado tarde —dice él.

— ¡No! ¡Puedo salvarla! ¡Sé que puedo!

Aparto el brazo de su boza y golpeo su pecho rígido.

— ¡Despierta Keila! ¡No me hagas esto!

— Nicole, sabes que no hay nada más que puedas hacer... lo sabes —insiste Kilian a mi lado.

— ¡Cállate, maldita sea!

— ¡Nicole! —grita Kilian con voz dura.

Me encojo ante su tono pero continúo golpeando con la esperanza de que sus ojos se abran. De que me mire y me sonría de nuevo. Sólo quiero eso, sólo eso...

— ¡Nicole! —vuelve a llamarme, pero esta vez me coge por los hombros y me obliga a apartarme de Keila.

Lucho contra su agarre. Lo golpeo con mis puños y le doy varías patadas. Impasible recibe mis golpes. Su expresión se mantiene seria mientras sus grandes ojos verdes se clavan en los míos.

— Está muerta —dice él.

— ¡NO!

— Keila está muerta —repite zarandeándome.

Mis movimientos se detienen. Estoy cansada de luchar. Siento como si mis extremidades estuviesen atadas al suelo.

— No

Kilian coge mi cara entre sus manos con delicadeza. Se agacha hasta quedar a mi nivel y junta su frente con la mía.

— Escucha

Me cuesta unos segundos comprender a que se refiere y cuando por fin lo hago, no me atrevo. No quiero hacerlo...

— ¡Escucha! —me ordena.

Con sus manos todavía en mi rostro giro levemente la cabeza. Miro a Keila inmóvil sobre la camilla y cierro los ojos. Apago los sonidos que me rodean. Los pájaros que cantan en el exterior, las personas que salen de sus casas para ir a trabajar, la respiración y el latido del corazón de Kilian.... Escucho... y no oigo nada... NADA.

Se me escapa un sollozo y mis rodillas se doblan por la debilidad. Kilian me atrapa antes de que golpee el suelo. Sus brazos me rodean y me aprieta contra su pecho. Agarro su camiseta con las manos y lo junto más a mí.

No puedo controlarlo, sólo lo dejo ir. Lloro y grito. Las lágrimas empapan la tela y lejos de apartarme, Kilian me abraza más fuerte.

Keila está muerta.


KILIAN

Se me rompe el corazón con cada lágrima que sus preciosos ojos oscuros derraman. Su cuerpo tiembla entre mis brazos y me siento impotente al no poder hacer nada para aliviar su dolor.

Mis ojos se detienen entonces en la camilla. El cuerpo sin vida de Keila yace sobre la fina sábana blanca que la cubre. Ojala pudiese traerla de vuelta para que la pena de Nicole desapareciese. Pero incluso con mis muchos años de vida no conozco una manera de hacerlo.

A pesar de estar en transición, lo cual hacía su cuerpo más resistente que el de un humano normal, Keila no fue alimentada con sangre humana para completar su cambio a vampiro. Esto hizo que poco a poco su cuerpo fuese apagándose y si a ello le sumamos el drenaje que estaba sufriendo explicaría la razón por la que su corazón, sin poder aguantarlo más, se ha detenido.

Pero yo eso ya lo sabía, pues cuando venía corriendo por el pasillo sólo podía oír el latido de un corazón tras la puerta. Sólo el latido de Nicole, no el de Keila.

Porque ella ya estaba muerta.


Drinking BloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora