Capítulo 11

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¡Ya estoy de vuelta! FELIZ AÑO NUEVO 2017 para todos los lectores de esta historia (Perú, Colombia, México, España, Argentina... ¡somos un montón de países!).

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NICOLE

Cuando llegamos a la comisaría, la noche ya ha caído. Varías luces continúan encendidas en el interior del edificio de dos plantas. La sala destinada a las autopsias y estudio de los cadáveres se encuentra en la parte trasera. Un estrecho callejón iluminado por una farola solitaria que no deja de parpadear nos conduce a una puerta de metal.

Agudizamos el oído. Hay varias personas en su interior pero por suerte todas ellas se encuentran en la parte de delante o en el segundo piso. Vía libre.

— Vamos allá —dice Kilian.

La puerta no tiene ningún tipo de pomo o manija para poder entrar. Probablemente sea una de esas que sólo pueden abrirse desde dentro. Kilian coloca su mano en el borde y empuja. El metal se abolla bajo su peso y la puerta se abre con un ligero chirrido. Permanezco quieta pendiente por si algún agente se ha dado cuenta de la intrusión. Al no percibir ningún cambio en el ambiente entramos.

La temperatura de la sala es bastante baja. Si fuese humana probablemente estaría frotando mis brazos para entrar en calor. Suerte que no lo soy.

— ¿En cuál crees que está? —pregunta Kilian observando los 10 compartimentos frigoríficos que llenar la pared a nuestra izquierda.

Me acerco y leo las placas de identificación colocadas en el centro de cada una de ellas.

— Ésta —respondo cuando leo la fecha de hoy escrita en tinta de bolígrafo azul.

Agarro la manija y la muevo hacia arriba. La puerta se abre con una especie de sonido de descompresión y la temperatura baja todavía más.

— Esto es súper siniestro —dice Kilian a mi lado.

Le lanzo una mala mirada y tiro de la bandeja sobre la que está depositado el cuerpo hacia fuera. Ésta se desliza suavemente y ante nosotros queda una chica. Su pecho, estómago y mitad de sus piernas están cubiertos por una fina tela de color blanco.

— La reconozco —murmuro mirando su pálido rostro —. Trabajaba en la pequeña ferretería junto al instituto.

— Mira eso —dice Kilian inclinando la cabeza de la chica de manera que queda visible el lateral de su cuello—. Alguien se ha ensañado bastante.

No son las típicas marcas de una mordedura de vampiro. Toda la zona está completamente desgarrada, le faltan trozos de piel e incluso se observa el músculo. Entiendo porque han podido pensar que ha sido el ataque de un animal.

— Sigo esperando a que me pruebes que no hay sido tú —le digo.

Él camina por la sala y se acerca a un pequeño escritorio. Sobre éste hay varias carpetas. Kilian coge la que está en la parte superior del montón y la abre.

— No tiene ningún otro rasguño a parte de la herida en el cuello ¿no es eso raro? —dice él con el ceño fruncido.

— Un animal no es tan limpio —digo mientras escaneo el cuerpo de la pobre chica y descubro asombrada que Kilian tiene razón —. Pero un vampiro no haría semejante desastre al alimentarse.

Kilian vuelve a mi lado y estudia a la chica con detenimiento.

— ¿Hueles eso? —murmura él.

— ¿Qué?

Sin contestarme, Kilian acerca su rostro al de ella. Toma una gran inspiración y me mira extrañado.

— Es sangre

— ¿Sangre? —pregunto confundida.

— Ven acércate —dice él.

Hago lo que me dice y olfateo. Sorprendida abro un poco la boca de la chica y repito la acción. A parte del desagradable olor a muerte y formol (químico utilizado para la conservación de cadáveres), hay pequeños restos de sangre en su boca. Lo extraño es... que no le pertenecen a ella.

— ¿Cómo es posible? —pregunto.

— Se me ocurre una idea. ¿Y si estuviese en transición? Eso explicaría por qué no hay otras heridas en su cuerpo, se habrían curado al instante, y también la presencia de sangre en su boca.

— ¿Me estás diciendo que alguien trató de convertirla en vampiro?

— Es probable... ¿pero por qué matarla después?

Me quedo callada intentando encontrar la respuesta pero no se me ocurre ninguna idea de porque alguien haría algo sin sentido como esto.

— No he sido yo —dice de repente Kilian.

Levanto la mirada, que durante todo el rato ha permanecido fija en el cuello de la víctima, y lo miro. Su semblante es serio.

— Lo sé —suspiro.

En el fondo lo he sabido todo el tiempo. Pues como él bien dijo en su casa, no hubiese tenido tiempo de hacer todo esto en menos de una hora. Además crear un vampiro lleva su tiempo. Primero, uno debe alimentarte con su sangre y después debes morir. Cuando despiertas, lo cual puede tardar incluso una hora entera, debes ingerir sangre humana para completar la transición sino tu organismo se va apagando lentamente.

— ¿Lo sabes? Entonces quiero una disculpa —dice el levantando su barbilla.

— Lo siento —cedo.

— No, no... no va a ser tan fácil. Quiero un beso — sonríe con suficiencia.

Mis ojos se estrechan.

— Sólo un beso y perdonaré que hayas estado a punto de matarme sin razón —dice él.

Mierda... Darle un beso a cambio de una disculpa sería humillante. Por desgracia, la culpa despierta cuando escucho sus palabras y recuerdo claramente el dolor que ha tenido que soportar. No he sido suave que digamos.

— Bien —murmuro.

— Disculpa no lo he oído ¿qué has dicho?

— He dicho que vale. Pero sólo un pequeño beso y nada más —le digo para dejarlo bien claro. No es mi intención repetir lo de anoche.

Kilian sonríe satisfecho y se acerca lentamente hasta mí. En lugar de besarme directamente coloca sus manos a ambos lados de mi cara.

— ¿Vas a tardar mucho?

— Paciencia, Nicole, paciencia —dice él en voz baja.

Sus dedos pulgares acarician el contorno de mi barbilla y sus intensos ojos verdes siguen el movimiento. Poco a poco acerca su rostro al mío y se detiene a un suspiro de mis labios. Sus ojos se elevan posándose en los míos y veo algo que, por un momento, me asusta: hambre. Por fin sus húmedos labios se colocan suavemente sobre los míos. Poco a poco hacen más presión y su calidez me llena. No recuerdo haber cerrado los ojos peor los abro cuando él se aleja demasiado pronto.

— Sólo un beso —dice el divertido. Me giña un ojo y se aleja hacia la salida.

Me quedo ahí planta como un pasmarote parpadeando varias veces. Me doy bofetadas mentalmente por haber bajado la guardia y dejado que su beso me afecte. Pero es que no me imaginaba algo así. En lugar de ser intenso y con lengua como me esperaba debido a su hambrienta mirada, ha sido dulce y corto.

— ¿Vienes? —me llama Kilian desde la puerta.

Tomo una gran bocanada de aire y lo sigo. Esto se está complicando más de lo esperado.


Drinking BloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora