Capítulo 25

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NICOLE

El teléfono vibra en mi bolsillo que inexplicablemente no se ha caído con la pelea. Mi corazón se acelera y mis manos tiemblan al ver que es un mensaje de Kilian. No me atrevo a abrirlo. Keila podría estar muerta y lo peor es que sería por mi culpa. Debería haberme dado cuenta de que el chico con el que tan feliz hablaba en la fiesta no era humano, debería haberle dado verbena para que no fuese fácil de manipular, simplemente debería haber sido una mejor amiga.

Tomo una gran inspiración y pulso sobre la pantalla. La imagen cambia y aparecen tres palabras que deshinchan mi pecho. Sin darme cuenta había estado conteniendo la respiración y ahora la esperanza florece.

No es Keila, no es Keila, no es Keila...

El pensamiento no para de repetirse en mi cabeza. Como una plegaria que me ayuda a mantener la calma y a centrarme en lo importante que, en este momento, es encontrarla.

Un movimiento tras de mi me sobresalta y me giro rápidamente.

— ¡Salvador! —exclamo al verlo parado en el umbral de la puerta —. Menos mal que estas aquí. Necesito tu ayuda.

— ¿Qué pasa? —pregunta él preocupado.

— Keila ha desaparecido

— ¿Quién?

— Mi amiga Keila

En ese momento se da cuenta de los fragmentos de madera que cubren la entrada de la oficina.

— ¿Pero qué... —sus palabras se cortan cuando en su escaneo del destrozo descubre un cuerpo a mis pies. Se acerca a grandes pasos y se detiene con la mirada fija en el cadáver grisáceo y de venas prominentes.

— No deberías haberlo matado —murmura él con voz dura.

— ¿Qué? —pregunto confusa.

Un borrón de movimiento donde antes Salvador permanecía, un dolor intenso que recorre mi columna vertebral y después... oscuridad.


KILIAN

Yo de todas las personas no debería pensar esto ya que la puntualidad no es lo mío, pero Nicole se está retrasando de forma preocupante. Una hora es normal si tenemos en cuenta lo nerviosa que estaba por encontrar a su amiga. Después de leer mi mensaje probablemente comenzó a planear con Salvador la forma de encontrar Keila. Pero tras cuatro horas parado bajo la estúpida farola que no puede permanecer encendida durante más de cinco segundos seguidos, me estoy empezando a irritar.

Llamo a su móvil por milésima. El teléfono al que llama está apagado o fuera de convertura... Eso es raro. Las otras veces el tono continuaba sonando sin fin. Con la situación en la que estamos es imposible que Nicole haya apagado su teléfono. Algo está pasando y no voy a quedarme de brazos cruzados sin hacer nada.

Mis pasos son acelerados mientras me dirijo hacia mi moto. ¿Mi destino? El Pub Pentagrama.


NICOLE

Me duele... me duele condenadamente... mucho. Que te rompan el cuello no es algo bonito. Es posible que los vampiros seamos "inmortales" (formas de morir recopiladas hasta el momento: estaca de madera en el corazón, decapitación y luz del sol) y nos curemos inmediatamente después de sufrir una lesión. Pero el dolor es algo que no desaparece, después de todo es necesario como mecanismo biológico para la supervivencia. Sin dolor no tendríamos miedo y sin miedo seriamos imprudentes, lo cual nos conduciría a una muerte por estupidez.

Mi aliento entrecortado golpea el suelo. Todavía no he abierto los ojos pero sé que yazco tirada en algún lugar. Con esfuerzo apoyo las palmas de mis manos sobre el rugoso cemento y me levanto. Cuando elevo la vista mi respiración se entrecorta pues frente a mi está Keila. Está acostada sobre una especie de camilla. Su piel está tan pálida como la nieve y varios tubos salen de sus brazos. Sigo la dirección de ellos y veo con horror varias bolsas de sangre que gota a gota se van llenando.

Me lanzo hacia ella para intentar ayudarla pero rápidamente me retraigo hacia atrás. La superficie de mi piel hierve. La rojez y las ampollas cubren mis brazos. Siento la desagradable sensación también en mi cuello y rostro. Busco desesperada por mi anillo que me permite caminar a la luz del día pero ha desaparecido. El cuarto, que ahora me doy cuenta de que es una especie de laboratorio clandestino, está rodeado por ventanas. Las persianas permanecen recogidas en la parte superior permitiendo el paso de los brillantes rayos de sol. Toda la habitación queda iluminada y yo me quedo inmóvil en la esquina. El único lugar donde los abrasadores rayos no pueden alcanzarme.

— Keila —mi voz sale impotente porque a pesar de tenerla tan cerca no puedo hacer nada. No puedo dar un paso fuera de la sombra sin ser quemada hasta mi muerte.

¿Qué voy a hacer ahora?


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Sí, el capítulo es un poco corto... pero de verdad que no tengo tiempo de escribir. Durante las próximas tres semanas sólo prodré subir dos o tres capítulos por semana (¡malditos examenes! voy a morir agonizando).

¡Drisfrutad de la lectura!

Drinking BloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora