Capítulo 18

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NICOLE

Hasta que adquiera el tan deseado mini frigorífico, he decidido guardar mi suministro de sangre en una nevera portátil bajo mi cama. El hielo en su interior la mantendrá a la temperatura perfecta. Es normal que Kilian se sorprendiese tanto al descubrir que la tenía a simple vista, pero es que con lo despistada que es tía Mary no me ha hecho falta ocultarla mejor.

En mi anterior vida como humana la actitud de mi tía y sus desapariciones constantes me ponían de los nervios. ¿Qué clase de adulto responsable se comporta de esa manera? Pero ahora que soy un vampiro, no podría haber pedido nada mejor.

Abro el armario y rebusco entre los desordenados montones de ropa por algo cómodo que ponerme. He pasado toda la tarde del domingo metida en la cama intentando controlar mis sentidos intensificados. La sangre ha ayudado bastante a reducir los horribles síntomas que la droga ha producido en mi cuerpo, pero aun así todavía tengo problemas para controlar los aspectos más básicos. Mi audición no deja de captar cosas que no quiero y un extraño olor a quemado sigue invadiendo mis fosas nasales.

Agarro una sudadera morada con el dibujo de un gran árbol sin hojas en la parte frontal y unos pantalones de yoga negros. Hago una lazada con los cordones de mis zapatillas de deporte blancas y decido recoger mi pelo en una cola de caballo alta, pues el calor todavía persiste.

Ojalá no tuviese que ir al instituto pero, por desgracia, mis notas ya son lo suficientemente malas por lo que no quiero añadir faltas de ausencia a mi expediente.

El pasillo es ruidoso y el aumentado sonido de las taquillas abriéndose y cerrándose perfora mis tímpanos conforme avanzo por él.

— ¡Nicole! Por fin te encuentro

Gabriela se acerca corriendo por el pasillo y se detiene frente a mí.

— Admito que bebí más de la cuenta en la fiesta, pero recuerdo perfectamente a Kilian cargándote fuera de ella para llevarte a casa —dice ella apuntándome con su dedo —. ¿Qué ha pasado con lo de que no nos acercásemos a él porque no era bueno?

Gabriela se cruza de brazos y espera mi respuesta con cara de pocos amigos. Sus aguda voz causa pinchazos en mis oídos y a mi memoria llegan flashes de mí mirando el suelo bocabajo. Vaya... pues sí que iba mal.

— Parece que no es tan malo como creí en un principio —admito lentamente.

Ella estrecha sus ojos en diminutas rendijas.

— ¿Te has acostado con él?

— ¿Qué? ¡No! —miento.

— ¡Genial! Entonces tengo vía libre —dice ella como si nada —. Cambiando de tema... ¿Has visto a Keila? Llevo sin saber de ella desde la fiesta.

Irritación comienza a crecer en mí. Gabriela siempre hace lo mismo. Una vez que ve un chico guapo que le gusta va tras él hasta que lo consigue. Tal vez debería hipnotizarla para que deje de obsesionarse con Kilian... pero eso sería demasiado egoísta ¿verdad?

— ¿No ha venido a clase? —pregunto cediendo al cambio abrupto de tema y... sorprendida pues desde que conozco a Keila no se ha saltado ni una sola clase.

— Se supone que tenía que pasar a buscarme como cada mañana pero no ha aparecido. La he llamado al móvil y tampoco contesta... A lo mejor está enferma —dice ella haciendo un gesto con la mano quitándole importancia.

— Sí, a lo mejor...

El timbre suena y nos dirigimos a clase. Ya en nuestros asientos y antes de que el profesor comience, me inclino hacia un lado y susurro: — Gabriela, ¿tienes alguna cápsula como la que me tomé en la fiesta?

— ¿Qué? ¿Ahora te has vuelto una drogadicta? —me pregunta ella en voz baja con los ojos muy abiertos.

La clase está a punto de comenzar y necesito la información, así que decido dejarme de tonterías y optar por el camino fácil.

— Contesta a la pregunta —ordeno.

— No —responde ella obediente gracias al influjo de la compulsión.

— ¿Puedes conseguirme alguna?

— Sí

— Hazlo y tráemela lo antes posible. No se lo digas a nadie y si alguien pregunta dirás que es para ti ¿lo has entendido?

Ella asiente y cuando el profesor empieza su clase sobre el complejo mecanismo de la fotosíntesis ambas nos giramos y prestamos atención.

¿Cruel? Tal vez, pero necesito conseguir una de esas píldoras como sea. Kilian tiene razón. Debemos ser prudentes y averiguar qué es lo que contienen esas pequeñas cápsulas porque, sea lo que sea, puede ser utilizado contra nosotros. Ahora sólo me queda esperar a que Gabriela me consiga una de ellas. Por otra parte la ausencia de Keila me preocupa y más teniendo en cuenta el reciente asesinato de esa chica. Espero que esté bien...


Drinking BloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora