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Quedarse a cenar no había sido mala idea después de todo, conoció finalmente a ambos padres del castaño, enlazaron grandes hilos de confianza y sobre todo, ya no existía ningún rencor entre el padre de Bryan con Freddy.


("No te vayas, quédate a dormir, por favor." Suplicaba el castaño. "Bry, me encantaría pero tengo que ir a trabajar mañana."

Bryan había suplicado a Freddy por quedarse, intentaba e intentaba pero nada lograba, hasta que finalmente Freddy notó los ojos del castaño llenarse de lágrimas.

"Y-yo lo siento tanto, n-no quería rogarte tanto, lo siento, lo siento, no te enojes por favor."

Freddy lo miró confundido.

"Bryan, no tienes porque sentirlo, no me enojare por eso más bien me agrada que seas así." Dice dulcemente. "É-él solía enojarse cuando le rogaba, se enojaba y me pegaba.")


Freddy se había quedado a dormir en la casa, despertó ya que el castaño se removió, tomó su teléfono y observó la hora: 6:30

—Oh Dios... —Susurró para sí mismo.

Tenía una gran erección, luego se encargaría de eso ahora lo importante era llegar a tiempo a su trabajo. Tenía que hacer a un lado a a Bryan para poder irse pero no quería despertarlo se veía tan relajado, tan -tan lindo, pero con su 'susurro' había logrado despertarlo.

—Hola dormilón.

—Parece que hasta dormir conmigo le causa cosas a tu amiguito. —Dijo refiriéndose a la gran erección del rizado.

—Tengo que ir a trabajar. —Dijo ignorando totalmente las palabras del castaño.

—¿Con esa gran cosa entre las piernas?

—Bryaaaan. —Chilló avergonzado.

Este solamente rió en bajo.

—Quédate. —Se acurruca en su pecho.

—No, ayer salí temprano hoy no puedo faltar.

—¿Pediste salir temprano por mí?

El rizado asiente levemente.

—Sí y si falto hoy no tendré el dinero suficiente para sobrevivir.

—Bien. Ve a trabajar.

—Prometo que vendré a verte.

El rizado se viste rápidamente y se despide de Bryan dándole un beso en la frente haciendo que este se sonrojara. Bajó rápido las escaleras.

—Freddy, ¿ya te vas?

—Lo siento estoy llegando tarde al trabajo.

—Espera, lleva de comer.

Freddy iba con prisa pero sabía que no podía rechazar la comida.

—Bien, gracias.

La mamá de Bryan le da su comida y se despide de él dándole un cálido abrazo y susurrando un: 'Gracias, lo haces más feliz que nunca nadie lo ha hecho.'

Freddy le dedica una sincera sonrisa y se retira.

—Bien, quince minutos.

Empezó a correr, no quería llegar tarde a su trabajo.


(...)


Se encontraba de vuelta a su departamento, eran las 11:30 p.m. Su idea de ir a ver al castaño desapareció por completo, era demasiado tarde y sabía que Bryan ya estaría durmiendo. Y la razón por la cual salió más tarde de lo normal fue porque llegó cinco minutos tarde así que de 'castigo' el tendría que cerrar la librería de esa Universidad y, obviamente, tenía que ir al supermercado tenía que comprar la despensa y también la deliciosa y encantadora leche rosa como él le llamaba.

—¡Freddy!

Escuchó una voz demasiado masculina y grave como para ser la de Bryan, giró su rostro y notó quien lo llamaba era el padre de Bryan. Camina hasta él.

—¿Necesita algo?

—Bryan me mencionó que si no trabajas no tendrás dinero para sobrevivir y también que le prometiste venir a verlo después del trabajo. ¿Tus padres murieron?

—Oh, no. Mi padre dice que tengo que ser independiente así que me mandó aquí, él está pagando los primeros dos meses del alquiler de mi departamento para que yo ahorre y pueda terminar de pagar mi Universidad. —Sonríe— Y de venir a verlo, es tarde y supongo que debe estar durmiendo.

—Te está esperando. —Señala el cuarto del castaño— Y respecto a tu trabajo, ¿no te sería buena una mano? Digo yo podría pagar tus estudios.

—No, no, no, yo quiero ponerle una carga encima.

—No lo harás, yo me estoy ofreciendo. Entremos, hace demasido frío.

—Es que tengo que ir a guardar esto. —Dice mientras levanta las bolsas del supermercado.

—Me encargaré de eso.

Hace una seña con la mano y dos grandulones se acercan a ellos.

—Lleven esto al departamento de Freddy y ordenenlo bien por favor.

Los grandulones tomaron las bolsas de las manos de Freddy este temblaba, antes de que se fueran tomó una bolsa y una botella de leche.

Ambos ingresan a la gran vivienda.

—¡Bryan, ya llegó!

—¡Freddy! —Se abalanzó a él— Creí que no vendrías.

Bryan tiene sus piernas en la cintura de Freddy y este sontiene de la cintura a Bryan.

—Es tarde... —Susurra audible solo para ellos—, deberías estar durmiendo bebé.

—Y-yo quería hablar contigo.

Freddy soltó del agarre a Bryan.

—Yo...te traje algo. —Susurró en su oído— Pero te lo daré cuando estemos solos.

Bryan asiente levemente.

—Apuesto a que no haz cenado, ¿no?

—De hecho, antes de venir pasé por algo de comer.

—¿Por qué saliste más tarde que otros días?

—Llegué cinco minutos tarde y mi castigo fue cerrar la biblioteca, pasé a comer algo, fui a comprar la despensa y luego vine.

Ambos asienten con un movimiento de cabeza. El padre del rizado se dirige a la cocina sin decir palabra alguna.

—Vamos a mi habitación.

Bryan jala del brazo a Freddy arraztrandolo hasta su habitación, ambos entran y Bryan cierra la puerta.

—¿Qué me trajiste?

Freddy ríe en bajo y saca el contenido de la bolsa.

—Y-yo...

—No me digas que no lo quieres, me di cuenta que en la cena de ayer mirabas con atención los panties que compró tu hermana.

Bryan lo envuelve en un cálido abrazo.

—Gracias... —Susurra—, gracias, gracias, gracias.

Haría cualquier cosa con tal de verte feliz.

She? »Breddy Meyva«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora