11. INSOMNIO

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Primero las doce. La una, las dos y terminaba mirando el reloj que marcaba ahora las tres de la mañana.

Había intentado dormir sin mucho éxito, Holmes no había dejado de tocar el violin en todo ese tiempo y la voz de Stark reclamandole a su compañero tampoco había pasado desapercibida.

Watson se levanto de la cama y se sento en la orilla de esta, con su espalda quejandose por el tiempo acostado. Sobo su cuello, deseando que esos dos pronto se fueran a dormir, aunque en el fondo sabía que eso no pasaría.

Eran muy similares en varios aspectos, así también como distintos, posiblemente Holmes podría hecharle en cara que no reconocería quién es quién, pero en eso estaría equivocado.

Había notado todas las diferencias desde la primera vez que los vio.

Aparte de características más obvias, como el corte de su barba, el color de sus ojos y su corte de cabello, había notado la piel de Stark bronceada, a diferencia de Holmes que la tenía mas pálida, la estatura del detective arrebasaba por milímetros a la de Stark, uno parlanchin y el otro más reservado, un pelinegro y un castaño, un genio de la tecnología y un genio de la deducción.

Los labios de Holmes eran más delgados y finos, su nariz un poco más puntiaguda y sus mejillas menos acentuadas que las de Stark debido a lo poco que sonreia su compañero. Para él seria imposible confundirlos.

-no puedo trabajar si estás tocando esa aburrida melodía- volvio a quejarse Tony.

-creí que le gustaba la música, sabía que era raro pero ¿que clase de persona es usted si no es capaz de apreciar la dulce melodía de un violin?-contestó Holmes, recibiendo un gruñido y de nuevo silencio a excepción de la música.

Watson no pudo evitar sonreír, pocas veces había visto a su compañero salir de sus cabales, Anthony Stark era su doble y opuesto, no cabía duda.

Desde que había llegado, después de aquélla conversacion con Tony después del ataque, se había llegado a preguntar como sería su relación con Holmes en el futuro ¿también serían amigos?

Claro que lo serían, él lo seguiría acompañando a sus casos, aún cuando creyo que después de casarse ya no lo haría.

Holmes había tenido la razón aquél día, el no podría vivir sin los casos en los que se involucraba su compañero, vaya, incluso le costaria acostumbrarse cuando él ya no estuviera, experiencia que tenía por los dos años que paso después de la supuesta muerte del detective en aquellas cataratas.

Solto un sonoro suspiro al recordar. Ahí estaba de nuevo, ese miedo, el miedo de que Holmes volviera a saltar de un balcón y esta vez su muerte fuera real.

Tenía dudas, mismas que Stark se había encargado de despertar, que Holmes dijera algo así no le sorprendería pero ¿en que se había basado Stark para decirle de su supuesta atracción hacía el detective? ¿realmente se notaba mucho?
Hablando de que eso era algo que no pasaba en realidad.

Miro de nuevo el reloj, marcando ahora las cinco treinta de la mañana ¿cuánto tiempo se había quedado pensando? Y más importante aún ¿cuándo se había apagado la musica del violín? Ya no se escuchaba nada en la casa ¿se habrían ido a dormir?

Algo inseguro se levanto, entrando al estudió donde antes estuvieran sus compañeros, pero no había nada.

Gracias a que Holmes había retirado las puertas que conectaban con su antiguo consultorio y agregado en su lugar cortinas, no le fue difícil entrar y observar como ambos dormían plácidamente en el suelo, acostados en lados opuestos de la habitación.

1. DETECTIVES: Salto En El TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora