21. NOCHE DE PASIÓN

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Waston había caminado con rapidez hacia el detective apenas cerró la puerta, deteniendose solo breves momentos antes de tomar el rostro de Holmes con delicadeza para comenzar a besarlo, delineando su forma y palpando su exquisita textura.

Tomo sus manos entre las suyas, permitiendo que su aliento se fundiera con el de Holmes, quien no se movió de su asiento,  demaciado ocupado descubriendo aquellas sensaciones que habían vuelto a tomarlo, sintiendo el peso del doctor sobre sus piernas y como lo apretaba contra el respaldo del sillón.

Se despegó del beso en busca de aire, girando su cara, dejando al descubierto su cuello, aquel lugar que parecia el favorito de Watson.

Un gemido escapó de sus labios al sentir la fricción contra su miembro y la lengua del doctor paseandose por su piel expuesta, con un leve escalofrío tomandole por sorpresa apenas Watson se dedico a brindarle toda clase de atenciones.

Trató de quitarle su saco con algo de esfuerzo, apenas y pudiendo moverse al estar en esa posición.

-dejame ayudarte un poco-le susurro Watson contra su boca, separandose para despojarse de su chaleco y desabrochar su pantalón.

Holmes se levanto de su asiento demasiado impaciente como para esperar hasta que su compañero volviera acercarse.

Lo beso como nunca había hecho con nadie, con todo dentro de su cerebro hecho papilla gracias a que cierto doctor habia comenzado a tocar su trasero.

Holmes respiraba entrecortadamente, sintiendo su corazon retumbar contra su torax mientras la mano del doctor subía y bajaba por su espalda, jugueteando con la orilla de su pantalón, mientras que con la otra desabrochaba boton a botón de su camisa.

Watson comenzó a bajar sus besos por el pecho del pelinegro, apretando su cuerpo contra el suyo, necesitandolo con gran urgencia en esos mlmentos.

Sintio un temblor por parte de Holmes, seguido de un jadeo cuando se decidió a meter su mano dentro del pantalon ajeno, comenzando a bajarselo poco a poco.

-¡Watson!-se quejo el detective estando bastante sonrojado, no pudiendo continuar hablando para cuando el doctor comenzo a succionar y morder uno de sus pezones, deshaciendose por fin de su camisa a base de jaloneos nada delicados.

El resto de las ropas que portaban no corrieron con mejor suerte, pues ambos se encontraban en una temperatura un poco molesta, pero que no detuvo sus acciones para continuar.

Holmes tuvo que sostenerse del respaldo de su sofá al sentir que caería, sintiendo sus piernas temblar ante cada nueva caricia que el doctor le brindaba, ya que este se contraba abrazado a él por la espalda, recargando el rostro sobre su hombro mientras que con uno de sus dedos, entraba a la cavidad del pelinegro, explorandolo.

La boca entreabierta de Holmes, junto con su respiración agitada y labios hinchados era la imagen más erótica y sensual que Watson haya visto jamás, estando tentado a pasar al siguiente nivel.

Otro dedo y un gemido que el detective no pudo evitar soltar al sentir otra intrusión. El simple hecho de tener a Watson tan pegado a él, estando ambos sin ropa estaba siendo demaciado, dudaba que las cosas pudieran ser mejores.

Una gota de sudor resbalo por su rostro, al mismo tiempo que el doctor sacaba ambos dedos de su entrada en un rápido movimiento, dejando un vacío al salir.

¿como es que habían llegado a eso? A esas alturas, era algo que no tenía relevancia.

Watson sabía lo que seguía, pero no estaba muy seguro de llevarlo a cabo, tomando en cuenta que ambos eran hombres y de que la sensación para Holmes podría ser algo incómoda, incluso dolorosa.

1. DETECTIVES: Salto En El TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora