11
Ni siquiera tuve que abrir la puerta para entrar ya que estaba entrando la multitud de gente.
Hay muchísimas personas , conocidas y desconocidas, y un olor a cigarrillos y marihuana como nunca.
Joaquín estaba dando un espectáculo arriba de la mesa, pero al verme le brillaban las pupilas de sus ojos.
– ¡¡Thiago!! Pasa, subí conmigo veni, veni.
No estaba seguro de qué hacer, ¿Subir o no subir? Pero de todos modos lo hice.
La música paró por un rato y los juegos de luces ahora estaban puestos en nosotros dos.
– Quiero que todos saluden a mi mejor amigo, porque hoy es un día especial. – Joaquín de verdad estaba ebrio. – FELIZ CUMPLEAÑOS. – Gritó y me abrazo. – Toma pajero, tomate esto, enfiestate, es tu joda, feliz cumpleaños.
Observe que me dio una manguera de cerveza, y me la lleve directamente en la boca y toda la multitud comenzó a gritar y no media, no tenía que preocuparme por todo lo que bebiera, era mi cumpleaños y si bien, no se lo había dicho a nadie, se ve que Joaquín sí lo sabía y tenía algo preparado para mí, así que... ¿Por qué no disfrutar las cosas que me obsequian? Por lo menos el alcohol es gratis, ya que yo no he puesto ni un peso partido por la mitad.
Me baje de la mesa tambaleando y vi a Malvina que me dio un cálido abrazo y un beso en el cachete.
– Feliz cumpleaños Thiago, te quiero.
– Yo te quiero Malvi. – Dije sonriendo.
– Voy a buscar ginebra, espérame unos minutos.
– Bueno dale, te espero.
Malvina se fue a buscar otra bebida y yo me quede en ese rincón solo esperándola, pero la gente se acercaba y me felicitaba por mi cumpleaños, pero una chica morocha de ojos celestes pelo corto me saludo.
Tenía un escote muy pronunciado y unos shorts de lycra súper apretados.
Que buen culo, pensé.
– ¿Así que vos sos el cumpleañero? – Sonrío. – Me llamo Tania.
– Si, ese mismo. Sé quién sos, te cruce un par de veces... Si, cuando te veo por la calle. – ¿Sos un idiota Thiago? Se supone que tenía experiencia chamuyando a mujeres y no puede ser que no sepa decirle una sola palabra, es solo un escote, me tengo que concentrar.
– Ahhh. – Se mordió el labio. – ¿Quieres tomar vodka? – Extendió su mano con la jarra y la acepte. Le di un buen sorbo y se la devolví.
Hace muchísimo que no bebía tantas bebidas combinadas, que manera de mezclar y eso que hace unos veinte minutos que entre a "mi casa".
Tania comenzó a bailarme muy apretado al cuerpo sin disimular y busco mis labios.
La besé, si no era de ningún compromiso ni nada por el estilo. Baje mis manos hasta su culo y le di una nalgada. ¿En serio pienso que soy homosexual? Soy un pendejo confundido.
Malvina apareció por el pasillo y me vio horrorizada con la jarra de ginebra, me fulminó con la mirada y se fue.
– Tania discúlpame, tengo que irme. – Interrumpí el beso y me fui.
– Idiota. – Grito por mis hombros.
– Puta. – Le grité yo también dejándola con la boca abierta.
No es que no respete a las mujeres, lo que pasa es que estaba ya borracho y ella vino, me dijo su nombre, me quiso apretar y encima se dejó tocar el culo. ¿Qué más puede esperar?
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Al borde del abismo. © #Wattys2017
Teen FictionThiago Medici, un joven que cree ser homosexual, se enamora perdidamente de Malvina Blanquesí, su mejor amiga. Junto a sus amigos, Candela Mileno y Joaquín Velledo, van a emprender la aventura de sus vidas: Recorrer la Argentina antes de comenzar l...