Capítulo 12

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                                                                  12

El sol me amortiguaba la vista y la cabeza se me partía en mil.

Llevo mis manos apretándome la frente para "aliviar el dolor" pero no cedía. En mi mesa de luz había un ibuprofeno, no sé quién lo dejo, ni como llegue a mi pieza, pero me encantaría darle mi gratitud porque de verdad, la cabeza me está matando.

Parpadeo un par de veces para poder ver la habitación con más claridad y pongo mis pies  en el suelo, e intento pararme pero me tambaleo. Me quede quieto, apoyado de la mesa de luz hasta recuperar el equilibrio.

Mi boca estaba pastosa y seca, necesitaba ir a la cocina a tomar un poco de agua.

Salgo de la pieza y no escucho a nadie. Para mi sorpresa la casa estaba toda limpia, no había rastros ni manchones, nada de nada.

Me angustie un poco porque no contribuí con la limpieza, por la poca memoria que tengo de lo que sucedió anoche... Sé que festejamos mi cumpleaños y que me emborrache, pero ¿Qué más?

–¿Joaquín dónde estás? – Caminaba hacia la cocina pero no había nadie.

Llego a la cocina y encuentro a Candela en su pijama en el medio del pasillo. Abrió los ojos como platos al verme y me sonrió algo tensa.

– Hola Cande, ¿Está todo bien? – Realmente me sentía muy confundido y su mirada me atormento.

– Hee, Thiago. Sí, ya busco a Joaquín. – Se rasco la nuca, signo de que estaba nerviosa y eso me exalto un poco.

Me quede mirando confundido, mirando a la nada esperando a que Joaquín salga de su habitación. Quiero agradecerle y a la vez disculparme.

– Hermano. – Sentí su voz con un tono muy elevado, lo cual me tape las orejas.

– Ay Joa, habla mas despacio. Mi cabeza.

– Uhh perdón. Vamos a la cocina.

– Sí, necesito ¡¡Agua!!

Mientras íbamos caminando hacia la cocina, mi paso era mucho más lento que le de Joaquín, el camina... Más rápido de lo normal.

Todo esto es muy raro... Llegamos  a la cocina y me senté en la mesada.

– Joaquin me podes decir que carajo pasa. – Lo mire exasperado. – Todos actúan raro, ¿Hice algo, están enojados por algo que hice anoche, o qué?

– No, no hermano. – Coloco su mano en mi hombro. – Solo que todos estamos cansados por la joda de anoche... Fue algo... Intensa. – Trago saliva. – ¿Recuerdas algo de lo que hiciste anoche? – A juzgar su tono... Creo que ya se a lo que se comportan raro.

– Bueno, me calmo entonces. – Respire hondo. – No hermano, no me acuerdo de nada, la cabeza se me parte en mil, pero me vienen imágenes de lo de anoche... Vos sabes que no soy de que se me olviden las cosas por más que me re mame del pedo que lleve.

– Sí. – Se alivió. – Todos lo sabemos, que raro que no recuerdes nada.

Me levante de la mesada para sentarme en una silla con respaldar, pero me clavo una astilla de vidrio en mis pies descalzos.

– ¡La concha de la lora! – Me quejé. Lleve mis manos por décima vez a mi cabeza. Se me venía una imagen.

Anoche, estaba en la cocina, podía sentirlo y estar casi seguro.

Otra imagen del ruido de muchas botellas cayéndose me aturdió.

– Thiago, perdón no soy de barrer bien. ¿Estás bien bro?

Al borde del abismo. © #Wattys2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora