Capítulo 16

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Malvina.

Luego de estar tres horas lavando los platos literalmente yo sola, porque Candela y Joaquín se hacían sus escapaditas y nadie colaboró ¡No es justo! ¡Comimos todos!

¿Y qué pasó con Thiago? Me dedicaba su sonrisa de lado haciéndome sentir incómoda y que me sonroje con esa boludez y no tuve mejor idea para sacarmelo de encima diciéndole sue vaya a la habitación del hostel a ordenar y hacer la cama.

Él volvió a sonreír y levantó las cejas arriba hacia abajo dándome entender que mal pensó mis palabras.

Ahora mismo estoy abandonando este estúpido restaurante y es media noche.

- Mierda. - Mi impotencia iba subiendo. - ¡La puta que los parió!

Además de hacerme lavar los platos de se olvidaron de mí. La tráfic no esta y el hostel debe estar a unos dos kilometros.

Mi cara ardía de la bronca así que simplemente comencé a caminar al lado de la ruta.

- Hijos de puta.- Repetía.

Algo de mi tenía miedo ya que estaba en una provincia que no conozco, caminando sola al borde de la ruta y encima no pasaba ningún auto hasta que ví que las luces de una chata (Camioneta 4x4) comenzó a asomarse en el horizonte.

Mi desesperación aumentó y mis piernas temblaban. Comencé a correr torpemente y podía sentir que la chata aumentaba la velocidad y al estar a mi lado se estacionó sin apagar el motor.

- No, por favor hoy no. - Me susurraba para mi misma.

Al sentir la puerta abrirse comencé a correr más rápido y a agitarme pero no ví un pozo y me doble el tobillo.

Unas manos agarraron mi codo y yo comencé a lanzar bofetadas al aire.

- No me toques violador de mierda. - Gritaba histérica. - Déjame en paz pelotudo.

- Eu, eu. - Comenzó a hablar el desconocido. - No voy a violarte boluda, quería ayudarte.

Levanté mi mirada hacia el chico que no tendrá más de veintitantos.

- ¿Qué clase de persona intenta ayudar siguiendo a otra con una chata? - Me sorbí la nariz y me auto-consolaba el tobillo derecho.

- ¿Qué clase de persona corre sola a las 12 de la noche al lado de la ruta? - Me fulminó con la mirada y yo le dedique la peor de las mías.

Me rendí y resoplé.

- ¿Me vas a ayudar o te vas a quedar ahí mirándome? - Jugueteaba con mis dedos.

- Pedime perdón y te ayudo bonita. - Ugh. La última palabra me dio asco.

- ¡Ja! Ni loca.- Dije sarcástica y el soltó una leve carcajada.

- Entonces suerte para volver a donde sea que ibas. - Y el hijo de puta comenzó a alejarse.

- ¡No! - Lleve mi mano a mi frente. - Perdón por ser mal educada, por favor, ayúdame.- Supliqué.

Él sonríe victorioso y me tiende la mano para que pueda levantarme y yo lo miro obvia pero sigue sin entender.

- ¿Posta? - (¿De verdad?) Lo mire con desprecio.

El sigue sin entender y señalo mi tobillo para que tome conciencia de que me duele moverlo.

- Ah... - Tragó en seco.

Antes de que pueda razonar estoy en el aire pegada a su cuerpo. Me cargó con ambas manos y como acto de reflejo llevo ambas manos aferrandome a su cuello.

Al borde del abismo. © #Wattys2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora