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Mariella no podía imaginarse lo enorme que era el lugar. A pesar de que las paredes no estaban recubiertas, el sitio entero seguía siendo deslumbrante.

El ascensor los dejó en la boca de un túnel, el cual estaba iluminado por unas rocas extrañas que sobresalían del techo. Éstas emitían un brillo dorado que alumbraba toda la zona. El pasadizo que tenían enfrente tintineaba a la luz de las rocas, dándole la apariencia de tener escarcha. Dos angostos arroyos fluían a los lados de éste, inundando el lugar con un sonido placentero.

Un pequeño saliente blanco emitió una luz cuando Félix se acercó, y él extrajo dos discos de una ranura que ella no había visto antes.

-Estos son sus mapas- Félix les dijo, extendiendo sus manos hacia ellos, un disco en cada una -Se activan presionando el botón azul del centro-

Mariella tomó el suyo, y le dio una vuelta en el aire para inspeccionarlo. Era gris oscuro, casi negro, con un relieve de cuatro triángulos isóceles que se juntaban en el centro, el cual era un círculo azul. Los dos chicos presionaron sus respectivos botones, y ante ellos aparecieron dos diagramas holográficos.

-Woow- dijo ella, la luz azul del holograma reflejándose en sus ojos.

-Genial- dijo su compañero, moviendo la imagen con su mano libre.

-Ustedes son el punto rojo- dijo Félix, apuntando a un punto rojo que pulsaba levemente -Y la H amarilla es donde están sus habitaciones. El control es sencillo, tal como una tableta, deslizan para mover y pinchan para hacer zoom. Y si pulsan dos veces sobre un lugar consiguen información de ese punto-

Después de eso, Félix se dispuso a guiarlos por un laberinto de túneles y cuevas, aunque los chicos no prestaron mucha atención ya que estaban ocupados inspeccionando los mapas de todas las maneras posibles.

El lugar, según el mapa, estaba formado por siete anillos puestos uno encima del otro, todos estos con una maraña de túneles y cuevas en sus centros. Habían varios túneles verticales que los conectaban todos, ocupados por escaleras y ascensores.

Las habitaciones, como infirieron los chicos, se encontraban esparcidas por el lado exterior del anillo, junto a alguna que otra habitación extraña o un hueco vertical.

-Llegamos- dijo Félix tras unos minutos de caminata, haciendo que sus dos aprendices se despegaran de los hologramas.

Mariella miró a su alrededor, observando cada detalle del lugar donde se encontraban. El suelo y las paredes eran de piedra, igual que el túnel por donde entraron, y las mismas rocas fluorescentes colgaban del techo. Sin embargo, los arroyos laterales habían desaparecido, reemplazados esta vez por unas cuantas rocas puntiagudas. Justo en frente de ella se encontraba una puerta doble, hecha de un material que parecía cuarzo. Habían dos manijas doradas en el centro, y encima de la puerta había una inscripción de plata:

A-27

Así que este es el nombre de mi nueva casa. Genial. Pensó Mariella con cierto desagrado, pero a la vez con una curiosidad cada vez mayor. Su “maestro” les indicó que pusieran las manos sobre los pomos, y una vez los chicos lo hicieron, las puertas se deslizaron hacia los lados. Los dos se quedaron atontados ante este movimiento, ya que no era algo que ninguno esperaba.

-Son puertas especiales- les dijo Félix, indicándoles que entraran -se activan con su tacto. Así nadie más puede entrar en sus habitaciones. Si acaso alguien viene a hacer visita deben ser ustedes quiénes abran-

-Genial!!- dijeron los dos chicos al unísono.

Con un paso decidido entraron a su nuevo hogar, Félix siguiéndoles de cerca.

El lugar era bastante amplio. Las paredes y el techo eran blancos, mientras que el piso parecía hecho por patrones de madera. Un candelabro dorado colgaba en el centro de la sala, sus bombillas dándole una apariencia de llama. Había una mesa de vidrio, cuya base era oscura, sobre un tapete azul con relieve. Alrededor de éste había un sofá curvo, de un color beige y u control y unos cuantos cojines azules y vinotintos. También habían un par de sillas con apoyabrazos cerca, las cuales tenían una bandeja extraíble que servía de mesa. Detrás de éstas se encontraba un televisor pantalla plana colgado, con una consola Playstation y unos CDs debajo. Al fondo habían dos puertas, cada una con el nombre del aprendiz al que pertenecía el cuarto.

-Bueno chicos, ahora los dejo para que se instalen. Deben de estar cansados por tanto ajetreo. Me disculpo por eso- dijo Félix, quien ahora se alejaba hacia la puerta para irse -Además, deben descansar, ya que los anoté para la prueba intergrupal de mañana-

-Espera, qué???- dijo Mariella volteándose, pero para ese entonces ya era muy tarde. Su maestro se había ido.

-Okey… no tengo idea como dormiré esta noche- dijo ella, desplomándose sobre el sofá.

-Ni yo- dijo Cassian desde un lugar a su derecha -Al menos nos dejó comida-

Mariella giró su cabeza para ver a qué se refería, y vio que el chico traía consigo una caja de pizza. Se incorporó al notar el hambre que tenía, ya que lo último que había comido eran unas galletas en el avión.
También notó que Félix había dejado sus maletas junto a la entrada, pero ella decidió esperar a comer.

Cass dejó la caja de pizza en la mesa, y volvió al lugar donde la había encontrado. Era un pequeño saliente justo detrás de la pared que dividía la entrada a los cuartos de la sala, y sobre el habían un par de vasos con un líquido morado dentro. Jugo de mora, decía un post-it que se encontraba junto a ellos. Él le restó importancia y cogió los vasos, dejando uno justo enfrente de Mariella, quien ya había empezado a devorar un pedazo de la pizza.

-Los de aquí son de gustos simples. Jamón y queso- dijo ella moviendo su porción con un gesto.

-A lo mejor es la típica comida de bienvenida- le respondió él cogiendo otro pedazo.

-Si...  ¿Oíste lo que dijo, de que nos inscribió en una prueba?-

-Obviamente…  aunque me pregunto de que se trata-

-Demasiada curiosidad. Recuerda que la curiosidad mató al gato-

-Pues, acabamos de llegar y mañana tenemos pruebas... No podría quedarme aquí sin tener al menos una pista-

-Ese es el punto!! Ya me siento de nuevo en el colegio, y se supone que estamos en vacaciones!!-

-Bueno… a lo mejor mañana hacemos pasar a Félix un mal rato, por lo menos hasta que nos diga de qué se trata esto-

-Si..- respondió ella, entrecortándose por un bostezo -Te apoyo en eso-

-Quizás deberías ir a dormir. Ya es algo tarde- dijo él, señalado un reloj sobre el televisor, el cual ella no había visto antes

-Y dejarte con toda esta comida a ti? Ni loca- respondió ella, zampándose otro trozo de pizza.

A pesar de lo que dijo, ella igual terminó rindiéndose al sueño, y se fue a dormir unos minutos después.

Cass, por su parte, se quedó un rato despierto inspeccionando el mapa del lugar donde estaban, pero no acabo de ver la mitad cuando cayó rendido. Después de todo, pensó él antes de finalmente acostarse, mañana habrá más tiempo para recorrer el sitio entero.

Nightcode ~ El Código Nocturno     Donde viven las historias. Descúbrelo ahora