Nightcode ~ El Código Nocturno

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-¿Listos?- preguntó Lyra, levantándose de su asiento al ver que su bote se detenía.

-Desde luego- respondió Cass, parándose también con su lanza en mano.

Anna generó unas llamas en sus brazos, derritiendo el cinturón que la mantenía atada al asiento. Se levantó de un salto, pero enseguida se encontró con las miradas de todos.

-No creo que les importe- dijo en su defensa, juntándose a Lyra en el costado derecho de la embarcación.

Del otro lado se veía una playa, y un poco más al fondo había una especie de selva. Sobre las cimas de los árboles se alcanzaba a ver una especie de plataforma amarilla. La cima del cuartel. La cima de la pirámide.

-Nuestro objetivo- dijo Liz, señalando la plataforma.

-Hagamos esto- exclamó Mariella a continuación, saltando fuera del barco.

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-Félix- dijo Marina, haciendo que éste se volteara a mirarla.

Estaba en su habitación, muy cerca del puente, buscando desesperadamente el Códix. No podía creer que no lo tenía, ya que recordaba haberlo guardado en su chaqueta hace poco más de una hora.

-¿Si?- preguntó, deteniéndose.

-¿Qué haces?- preguntó Marina con duda -¿Perdiste algo?-

-Nada- respondió apresuradamente Félix -Solo uno de esos lapiceros con los que estaba trabajando. ¿Qué venías a decirme?-

-Ven- le dijo Marina, cambiando el tono de su voz.

Se dio la vuelta y se dirigió al puente, seguida de Félix. Llegaron en menos de un minuto, y se encontraron con que en éste todos estaban gritándose órdenes unos a otros. Algo definitivamente los había sacado de lugar.

-¿Qué sucede?- preguntó Félix, olvidando su preocupación por el manuscrito.

-Allí- le dijo Marina, apuntando por uno de los cristales.

Félix miró hacia donde Marina señalaba, y enseguida descubrió el porqué del caos en el puente. Varios kilómetros a la izquierda de la isla, medio cubierta por la niebla, había una pequeña sombra.

-¿Qué es?- preguntó Félix de nuevo, aunque ya tenía una idea de lo que resultaría ser.

-Otra isla- respondió Marina, con un tono de voz que parecía roto -Más pequeña. Pero tiene una torre de vigilancia. Nos vieron entrar-

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-¿Ya estamos cerca?- preguntó Anna, a medida que ella y el resto de la Guardia se abrían paso a través de la selva.

-Unos cuantos metros- respondió Lyra -¿Mary?-

-¿Me vas a preguntar si el escuadrón está cerca?- preguntó Mariella en respuesta.

-Cass- volvió a decir Lyra, con una mezcla de risa y enojo en su voz -Estas advertido-

-Me agradan las advertencias- dijo Cass, tratando de animar al grupo.

-Por favor- le replicó Lyra burlándose -Mary, en serio-

-Están a unos minutos- respondió Mariella, mirando una especie de tableta que llevaba a la mano.

-Genial- dijo Cass mirando a Lyra -Nuestro turno-

-Hagámoslo- le replicó ella, y ambos se adelantaron del grupo.

Llegaron hasta una roca que estaba en una especie de claro, ésta cubierta casi por completo de moho. Cass no tuvo problema en subir, mientras que Lyra simplemente voló hasta su cima. Desde ahí, entre la maleza, se veía la pirámide a la distancia, su color amarillento revelando su presencia.