<12>

29 5 0
                                    

Los tres llegaron al coliseo al tiempo, encontrándose allí con una pared hecha de telas. La pared improvisada que servía de entrada a la asamblea. La atravesaron, levantando un pedazo de ella y deslizándose debajo.

Al otro lado estaba el espacio que Bob había conseguido, sin cámaras, el cual se veía suficientemente grande como para albergar al menos doscientas personas. Un buen número, según Félix.

-¿Para qué nos necesitan?- exclamó Mariella al aire, viendo que todos los demás estaban ocupados.

-Solo ayuda a ubicar sillas- le dijo Lyra, señalándole una pila de sillas plásticas.

-Al menos Félix debería estar aquí- murmuró Cass quejándose, y Mariella miró a su alrededor para ver si era cierto.

Tenía razón. Ni Félix ni Bob se veían por ningún lado, ni tampoco Liz. Se preguntó donde estaría la chica, pero pensó que a lo mejor estaría buscando algo que Lyra le hubiese pedido. No se preocupó, y se dispuso a ordenar las sillas.

<•>

Liz mantenía un paso constante entre una carrera y una caminata. Se movía de manera sigilosa entre las estalagmitas que recubrían el borde del túnel, deteniéndose en cada una.

Por delante de ella, aunque solo por unos cuantos metros, iban Bob y Félix. Los comenzó a seguir cuando salieron sin advertencia del coliseo, pero por el momento no habían dicho nada. Liz comenzaba a preguntarse si no estarían en camino a buscar algún material para la asamblea, cuando Félix rompió finalmente el silencio.

-¿Tienes lo que te pedí?- le preguntó a Bob, en una voz tan baja que Liz apenas pudo oírla.

Bob solo asintió, y luego sacó algo de un bolsillo de su chaqueta. Liz casi pierde su cubierta sigilosa intentando observar que era, pero aun así alcanzó a vislumbrarlo. Un cuadernillo. El objeto tenía más o menos el tamaño de una tarjeta de crédito, y, por lo que Liz pudo ver, estaba hecho de cuero café claro. Tenía algo escrito en su portada, dos líneas, pero no alcanzó a ver que ponía.

-Así que esto es lo que busca Dereck- dijo Félix, volteándolo en su mano para examinarlo.

En ese momento Liz vio la portada de frente, y esta vez si logró ver lo que ponía. Códix, decía, en una letra dorada. Debajo de ésta, en negro, habían diversos símbolos, nueve en total a los que no logró encontrar significado.

-Eso escuché- respondió Bob, sacando a Liz de sus pensamientos -Que pensaba que estaba en su academia...-

-Cuando estuvo aquí todo el tiempo- completó Félix.

Bob asintió, y ambos siguieron caminando. Liz se dedicó a seguirlos, con el mismo sigilo que había usado antes. Félix se guardó el cuadernillo en un bolsillo en su chaqueta y prosiguió su caminata.

-Cuando acabe esto- dijo Bob, mirando a Félix a los ojos -Debemos seguir decodificándolo-

-Estás como Dereck- le respondió Félix -Tratando de descifrar el origen de todo esto-

-¿No quieres eso mismo también?- le dijo Bob -¿Saber de donde vienen los poderes de los chicos?-

-Todo a su tiempo- le dijo Félix apretando los puños, y ahí fue cuando Liz notó que habían vuelto a la entrada del coliseo -Y recuerda que yo también tengo poderes. No son solo ellos en este juego-

Y enseguida ambos entraron, dejando a Liz sola en el pasillo. Fue ahí que se dio cuenta que necesitaba un plan... para poder entrar sin que sospecharán.

<•>

Cass, sentado junto al resto de la Guardia, aguardaba a que los invitados a la asamblea se organizarán, pero más que todo sufría al ver como las sillas que con tanta paciencia había ordenado eran arrastradas fuera de sitio. Mariella, a su lado, tenía la misma expresión en la cara, ya que ella había ayudado en su mayoría en la misma tarea.

Nightcode ~ El Código Nocturno     Donde viven las historias. Descúbrelo ahora