Capítulo 7.

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-Marco por favor, no va a decirte la verdad... Sólo hay una forma- Arrebató el teléfono de sus manos y marcó el único número guardado, puso el alta voz antes de dejarlo sobre la mesa y mirarme con la misma sonrisa con la que me recibió, se cruzó de brazos, lo único que se escuchaba en toda la casa eran los tonos del teléfono, hasta que la voz de Irena irrumpió en la sala. Reprimí un sollozo.

-¿Leah?... Cariño ¿Estás bien?- Scarlett soltó una carcajada, Marco se puso de pie frustrado, pasando su mano repetidas veces por su cabello. Mordí mi labio inferior tratando de reprimir las lágrimas- ¿Hija?-No podía seguir retrasándolo, Irena estaba preocupada, como cada vez que la llamaba.

-Si... Perdóname- Mi voz fue casi un susurró.

-Cariño... ¿Estás llorando?- Su preocupación caló hondo en mi corazón... Mierda... Siempre terminaba dañando a las personas que me rodeaban, a mí alrededor siempre todo era preocupación y sufrimiento.

-No... Sólo quería escucharte- Scarlett terminó la llamada apagando el teléfono, se puso frente a mí y comenzó a aplaudir.

-Excelente teatro... Debo felicitarte sin dudas, una actuación formidable- Dijo con sarcasmo- Lograste convencerlos a todos de ser una tierna y dulce doctora... Porque si eres doctora ¿Verdad?- Miré a Marco apretando con fuerza el respaldo de la silla, sus nudillos blancos, estaba ocupando toda su energía en no perder el control. Para colmo de males la puerta principal se abrió, dando paso a Manuela y a Melanie, quienes pronto notaron el ambiente tenso y nos miraban alternadamente a Scarlett y a mí.

-¿Qué fue lo que le hiciste?- Preguntó Melanie encarando a Scarlett.

-Yo no le hice nada... Deberían saber que ella...

-Scarlett ¡Basta!- Gritó Marco haciendo saltar a todos en la sala. Se acercó a la mesa tomando todos los recortes y lanzándolos a la chimenea, los papeles testigos de mis mentiras no tardaron en consumirse.

-Pero... ¡Marco diles a todos la verdad!- Scarlett chilló histérica.

-Te dije que basta- La tomó del brazo y la sacó de la casa- Tu y yo hablaremos después- Dijo antes de cerrar la puerta.

-Emma...- El tono dulce de Manuela terminó por quebrarme, cerré los ojos con fuerza- Linda ¿Estas bien?- Sentir su mano en hombro, fue extrañamente reconfortante, tuve que duplicar mi esfuerzo para no llorar.

-No...- Susurré cuando pude hablar- Fue mi culpa en realidad.

-¡Emma por Dios!- Melanie soltó una carcajada- ¿Qué pudiste haber hecho tú?- Me miró con ternura.

-Mamá ¿Por qué no me esperan arriba o en la cocina?- Preguntó Marco con el tono de voz de siempre, como si nada hubiera pasado. Rápidamente su mamá y su hermana desaparecieron escaleras arriba.

-Marco...- Tragué con fuerza.

-No... No quiero hablar ahora Emma... Leah o como sea que te llames, no quiero decir cosas de las que podría arrepentirme después- Asentí y prácticamente salí corriendo de su casa, me subí al auto con el cuerpo temblando.

No sabía por qué lloraba, esto era de esperar desde el primer minuto y me lo había buscado sola, cuando decidí apretar el gatillo esa madrugada, golpeé con fuerza el volante, limpié mis mejillas con mis manos de manera brusca, respiré profundo un par de veces para calmarme, la bocina del auto de atrás me indicó que el semáforo había vuelto a estar en verde, y continué mi camino, tratando de concentrarme, lo último que me faltaba era tener un accidente, el semáforo siguiente estaba también en verde, doblé en la esquina, para entrar la calle donde se encontraba mi casa cuando un hombre salió de la nada vestido con ropa deportiva oscura, apreté el freno hasta el fondo, el auto patinó sobre asfalto levemente escarchado. Suspiré aliviada cuando vi al tipo de pie sobre la vereda, dándome la espalda, bajé de auto rápidamente.

Un lugar seguro (Marco Reus)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora