Las fiestas de los amigos de sus padres nunca le habían gustado. Siempre demasiado estiradas, siempre desabridas y elegantes.
Su madre le había presentado a una muchacha pelirroja con demasiado maquillaje y voz bajita. En medio de la música clásica que el grupo tocaba se contaban una o dos cosas, ninguno con el interés suficiente para continuar con una plática.-Tengo que ir al baño – Había dicho ella después de unos diez minutos de silencio, él asintió, a sabiendas de que no regresaría de ahí.
-Sí, está bien – Murmuró, acomodándose mejor en la silla y viendo a las parejas bailar en la pista.
-¿No trajiste a tu novio? – Preguntó una voz desagradablemente familiar. – Tal vez a él le habría gustado mucho venir y tú no estarías tan aburrido aquí.
-Gracias por el consejo – Dijo, encogiéndose de hombros. - ¿Es mi turno? Porque me gustaría aconsejarte que dejaras de meterte en asuntos que no te incumben, partiendo por el hecho de decirles a mis padres.
-¿Cuál es tu problema? – Preguntó Derek, sentándose a su lado. – El muchacho está esperando un bebé tuyo, ¿por qué no comentárselo a tus padres?
-Porque ellos no tienen nada que hacer ahí – Respondió. – Ni ellos, ni tú.
Derek tomó aire, viendo al muchacho servirse un poco del licor que habían puesto en la mesa. - ¿Por qué cancelaste la cita de hoy? – Indagó.
-Porque tenía un compromiso – Respondió.
-¿Ese compromiso tenía que ver con pegarle al chico? Porque a juzgar por su cara, sí que te diviertes haciéndolo – Soltó indignado. No podía creer el nivel de cinismo del menor, ¿en qué momento había pasado de ser sólo un mocoso arrogante para volverse el monstruo que ahora veía?
Logan tardó unos segundos en comprender esa pregunta. - ¿Cómo lo...? –Empezó a decir, cerrando las manos en puños por debajo de la mesa. – Le dije que no abriera la puerta... - Murmuró.
-Y no la abrió – Afirmó el hombre. – Tenía tanto miedo de molestarte que le tuve que prometer que me iría si me dejaba verlo por la ventana.
-¿Y por qué querrías verlo tú por la ventana? – Estalló, tomó aire, buscando calmarse.
-¿Porque me preocupa? – Dijo el otro. – Logan, ¿estás escuchándote? Tu novio te tiene miedo, le prohíbes abrir una puerta y... ¿encima te molestas porque se asoma por la ventana?
-Él no tiene por qué ver a nadie más – Afirmó, dándole un sorbo al vaso. -¿Sabes qué? Sí, lo golpeo. Cada rasguño, quemadura, desgarre y moretón que le has visto se los provoqué yo. ¿Y sabes algo más? No tengo por qué arrepentirme, esa puta no es nadie a fin de cuentas.
Derek se contuvo de golpearle, negando con la cabeza. – Eres un monstruo – Siseó. – Tu padre no aprobaría nunca ese comportamiento hacia un doncel...
Logan rio por lo bajo. - ¿Mi padre? Él fue quien me dio a esa putita, Derek. No quería que lo supieras así, pero veo que si no te lo digo le irás con el chisme a él. Ese muchacho que has estado atendiendo es un esclavo, es mí esclavo... se vendió él solito a una agencia, así que se merece todo lo que le está pasando. – Soltó en voz baja. Por un momento se sintió bien diciendo aquello, haber podido reclamar como suyo a ese chico en frente de alguien más. Alguien que aseguraba preocuparse por la putita... pero la expresión del adulto no era la que él esperaba.
Derek lo vio con decepción. Un esclavo... ¿cómo no lo había pensado? Si Louis tenía esa maldita maña de llenar su casa de ese tipo de servidumbre... sí su amigo se había encargado de meterles esa idea a sus dos hijos desde que ellos usaban pañales. – Creí que tú serías diferente, Logan; tú y tu hermano, pero veo que son exactamente iguales a Louis.
-¿De qué hablas? – Preguntó con sincera curiosidad.
-Logan, sólo piénsalo – Le pidió, aunque, ¿de qué serviría? Uno, dos... mil sermones no serían nada comparados con veinticinco años de esa errónea enseñanza. – Eso que dice tu padre, de que los esclavos se ganan los maltratos no es más que una excusa barata que él usa para justificar las monstruosidades que hace. Él somete a esas personas, hijo, las somete y las doblega hasta que ya no lo resisten. Y tú estás haciendo lo mismo.
-Eso no es verdad – Negó él, riendo. - ¿Por qué habría de creerte?
-Le machacaste la cara a golpes a ese chico – Le recriminó. – Podría tener un aborto espontáneo en cualquier momento por lo que le hiciste. – Tomó por los hombros al menor, que había en arqueado la ceja con eso último. – Y de no ser así, tendría daños irreparables por los desgarres, ha recibido tantas agresiones en el cuerpo que incluso podría morir en un parto natural. Y eso no sería culpa de él o del bebé que viene en camino, sería culpa tuya y de nadie más.
Derek se levantó de la silla al terminar de decir aquello, la expresión contrariada de Logan podría ser una esperanza de que había cambiado de parecer, pero también podría llevarse más decepción al caer en la cuenta de que no era así. – Ah, Logan – Se giró. – Pregúntale a tu padre de la vez que mató a un esclavo hace años... quizá te dé más ideas.
El muchacho sintió una opresión en la boca del estómago al escucharle. Un nudo que le sacó el aire y que crecía conforme las palabras eran asimiladas por el resto de su cuerpo. El adulto ya se había alejado, dejándole solo ahí y no podía seguirle, no podía moverse de esa silla.
Eso no era verdad. No podía serlo, no debía serlo. Con la mano temblorosa terminó de beber el licor que se había servido.
Ese chico en verdad... ¿en verdad podía morir? ¿Así, nada más? ¿Después de todo lo que le había hecho, de todo lo que había resistido? Y su padre... NO. Eso no podía ser cierto.-Cariño, ¿dónde está Valentina? – Preguntó su madre, asustándole.
Tragó saliva. – No sé, creo... que no éramos el uno para el otro. – La mujer asintió, haciendo una mueca. – Mamá... ¿sabes dónde está papá?
-Está en el baño... ¿por qué?
Negó con la cabeza. – ¿Y James?
-Allí – Le indicó ella, señalando al muchacho que bebía a varias mesas de distancia. – Mi amor... ¿está todo bien? – Quiso saber, al notar los ojos ligeramente llorosos de su hijo.
-Estoy bien. Con permiso – Caminó hasta el lugar señalado, alejándose lo más rápido posible de ella.
Se sentó a un lado de su hermano, quien, como de costumbre, había estado bebiendo de más. – No está ocupado, ¿verdad? – Afirmó.-Ahora sí – Dijo el otro con voz arrastrada. - ¿Qué pasó? ¿No te salió la jugada?
Negó con la cabeza de nuevo, no sabía ni siquiera por qué había ido a sentarse a su lado, quizá porque su hermano había pasado por lo mismo que él... hasta más, y muy probablemente había hecho tanto daño como él. - ¿Puedo beber contigo? – Optó por decirle.
El otro castaño sonrió, pasándole una botella de licor. – Seguro.
Logan le dio un largo sorbo, sintiendo primero el alcohol quemar por su garganta por la exigencia que se daba a sí mismo para beberlo, seguido de un ligero mareo.
-¿Cómo puedes vivir con esto, James? – Le preguntó bajito. - ¿Cómo puedes vivir con un ese tipo sin pensar en esos dos...? – Había evitado decir la palabra "esclavo" o sus derivados. La noticia anterior le había caído tan mal que no era capaz de procesarla del todo.Su hermano siguió bebiendo, sus ojos marrones lo vieron de forma seria, sin vida. – ¿Sin pensar en esos dos? ¿Hay una puta diferencia entre uno y otro? – Dijo de forma retórica. – Yo dejé de vivir hace mucho tiempo, Logan. ¿Y tú?
Él suspiró. – Supongo que yo también.
No quería pensar en esa vez, pero siempre terminaba evocándola. De algún modo, siempre acababa en su cabeza, colándose entre el resto de sus pensamientos. Pero ahora lo hacía de una forma curiosa.
Antes veía sólo a James y a él como las víctimas. Ahora también podía ver a su familia y sí mismo como victimarios.
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¿Tu dolor o el mío?
RomanceUno estaba herido, pero no quería admitirlo. El otro estaba atrapado aún en esa terrible oscuridad que era su vida, pero eso a nadie le importaba. Entonces, ¿cómo podrían salvarse? En un mundo donde la esclavitud está permitida, uno es el amo y el o...