¿Hasta dónde puede llegar una persona con tal de jugar una broma cruel? ¿Vale tanto la pena jugar con los sentimientos de alguien? ¿Aun cuando este "alguien" no sea más que un insignificante y patético esclavo?
Emett no lo entendía, pero tenía bastante miedo como para hacer las preguntas que estaban atoradas ya en el dintel de sus labios. Su amo ya lo tenía todo de él... ¿qué más quería?
Se recargó mejor en la ventana, sin poder evitar sentir curiosidad al ver al castaño salir de su auto con varias bolsas en las manos. Entrecerró los ojos para ver mejor, arqueando una ceja en tanto reconoció algunos artículos que había en las bolsas que su amo traía.Ropa de bebé...
-¿Emett? – Logan le llamó al abrir la puerta de la casa, encontrándose con el esclavo que salía de la cocina con la cabeza agachada. – Ven, traje algunas cosas que quiero mostrarte.
- S...sí. – Quizá si le hubiese ordenado que alzara la vista se habría encontrado con el sutil sonrojo que el esclavo trataba de ocultar. Le siguió hasta uno de los sillones, sin atreverse del todo a ver directamente cómo el mayor iba sacando cosas.
Logan suspiró. Esas mierdas sentimentalistas nunca habían sido lo suyo. Sólo que... después de haberse disculpado con el esclavo, seguía sintiendo que le debía algo. Y como el muchacho mimado que era, había optado por comprarle cosas. Dudaba mucho que un par de baberos y ropa para el rubio pudiesen compensar el golpe que le había dado... por no hablar de todo lo que le había hecho ya en el tiempo que llevaban conociéndose. Pero eso era lo único que se le ocurría.
Se sentía incómodo con la actitud asustadiza de Emett, aunque comenzaba a entender que ese era su estado natural después de todo lo que le había pasado. – Mira – Indicó, entregándole un paquete con algunos pijamas para recién nacido, entre muchas otras cosas más que el otro recibió lentamente. – Ábrelas, si quieres.
Emett veía fijamente las prendas. - ¿Puedo? – Preguntó bajito, y ante el asentimiento del otro empezó a sacarlas. Una sonrisa se fue dibujando en sus labios de sólo imaginar al pequeño que había visto en el ultrasonido vistiendo algo de lo que estaba viendo. De sólo imaginarlo ya entre sus brazos...
-Pedí de distintas tallas, leí en una estúpida revista que me dieron en la tienda y en los carteles del hospital que el feto crece mucho en el séptimo mes, además del octavo y noveno, así que... - La imagen paternal que trataba de dar seguramente era patética. –... no sabía qué talla podría tomar...
-Están bien estas, creo - El esclavo trató de contener una risita, nunca había visto al castaño así, ni se esperaba algo como lo que estaba recibiendo. – Gracias – Susurró.
Logan negó con la cabeza. – Eso es para tu bebé – Contestó, para en seguida sacar otra bolsa, con el logo de alguna tienda departamental.- Y esto es para ti – Sonrió de medio lado ante la mirada pasmada de Emett.
¿Para él? Hizo a un lado las cajas que estaban en sus piernas, con cuidado de que nada se cayera o dañara, tomando entonces la bolsa. Si antes sus mejillas ardían ahora bien podría salirle humo por todo el calor que sentía en la cara.
¿Qué tan lejos puede llegar una broma así? Ante la afirmación de su amo sacó la costosa ropa que había dentro, sin poder creerse aquello.-Si sigue creciendo necesitarás más ropa – Soltó Logan, viéndolo extender el traje que le había comprado. – Supuse que te quedaría. – Se encogió de hombros. – Igual y otro día podríamos ir a comprarte más.
-¿Más? – Sus ojos se aguaron, todo eso era tan irreal. Se había levantado para ver bien el largo de la ropa nueva. Agachó la mirada. – P-pero... ¿no es muy caro? – Dijo en el tono más bajo que pudo, temiendo que sus preguntas fueran a romper el ambiente que su amo había creado.
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¿Tu dolor o el mío?
RomansaUno estaba herido, pero no quería admitirlo. El otro estaba atrapado aún en esa terrible oscuridad que era su vida, pero eso a nadie le importaba. Entonces, ¿cómo podrían salvarse? En un mundo donde la esclavitud está permitida, uno es el amo y el o...