Cómo es una relación (EPÍLOGO II)

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La maestra iba revisando los avances que tenían sus "estudiantes" con la tarea, le sonrió, entregándole el cuaderno. – Nada mal, Emett – Le decía, sonriendo más ante la expresión del muchacho rubio.

Sabía perfectamente lo bien que esos chicos se sentían con aquellas clases. – Gracias. – Le indicó él, yendo al pupitre para guardar las cosas que llevaba.

-¿Has pensado en lo que te dije el otro día? – Escuchó que la mayor le decía a distancia, le estaba dando la espalda, por lo que ella no vio su cara al oírle eso.

-A... ajá. – Respondió. Claro que lo recordaba, ¿cómo no hacerlo? Era sólo que...

-¿Y qué dices? – Emett se giró, evadiendo la mirada amigable de esa mujer. – Muchos de tus compañeros están aceptando de a poco, no digo que estarán al nivel de una persona que ha llevado todos los niveles educativos a su tiempo de un día para otro, pero sí avanzan, aunque sea con algo...

-Aún lo estoy pensando. – Titubeó. – N-no quiero que lo malentienda, es que... tengo que considerar algunas cosas antes y... - La mano de la maestra se posó en su hombro, interrumpiéndole.

-De acuerdo. – Asintió ella. – Pero que no te tome demasiado tiempo, ¿está bien?... no quiero que te atrases de los demás. Piénsalo bien y me dices cuando estés listo. ¿Sí?

Imitó el gesto de asentir, con más torpeza. – S-sí.

La mujer le sonrió, fijándose en la puerta. – Bueno, será mejor que no te retrase más. – Sonrió de forma pícara ante la confusión del rubio, señalando con la barbilla la puerta. – Te están esperando ahí.

Emett se ruborizó más al ver al otro ahí. Si las atenciones que había recibido siendo el esclavo del castaño le habían parecido extrañas, qué decir de las que estaba recibiendo ahora que los dos eran...casi iguales.
Terminó de guardar sus cosas con algo de torpeza, susurrando entonces un adiós a la mujer y yendo hacia allá.

-¿Interrumpí algo? – Le preguntó Logan a modo de saludo, con una sonrisa tranquila.

-No, para nada. – Hizo por sonreír, los besos que recibía de parte del que había sido su amo eran a lo que más se podía acostumbrar ahora.
Se separaron, uniendo sus manos para empezar a caminar.

El castaño le iba haciendo una que otra pregunta acerca de las clases, que él respondió simplemente, omitiendo aquel tema que tanto le inquietaba.
Las cosas iba bien, ¿para qué arruinarlo con algo como eso?

Pasado aquello, por más que intentaba explicárselo a Vanessa, esta parecía no entender sus razones, la rubia soltó un bufido, dejándose caer en la cama. – Entonces, ¿aún no le dices lo de las clases privadas a tu novio? – No eran necesarias las preguntas, con ver al rubio bajar la cabeza, terminando de cambiar el pañal de Danny sin soltar más palabras que esas le era suficiente. – Emett.

-No es que desconfíe de él... - Se justificó, sin poder evitar el que la palabra <<novio>> hiciese eco ahora en su cabeza. – Es sólo... que no somos una pareja como las otras, ¿e-entiendes? – El decirlo le desanimaba un poco, acomodó el pantaloncito de su bebé, alejando las manos de este de ahí y cargándolo de nuevo.
Esa relación le gustaba, en verdad que sí, y se procuraban llamar, o sino el castaño iba a recogerlo de la escuela o de visita. Pero siempre estaba ese respeto/miedo que no terminaba de abandonarlo del todo.

Ella suspiró, sentándose mejor en el colchón. – Mira, Emett. – Empezó a decirle. – No sé mucho de lo que haya pasado entre ustedes, y quizá tampoco quiera saberlo por mi bien y el de Logan, pero si él vino a buscarte, y respeta tu espacio, supongo que ha de ser porque te quiere. Y si tú lo quieres, ¿por qué debería de haber diferencias entre su relación y la de otras parejas?

¿Tu dolor o el mío?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora