¿Cuántos golpes se habían dado ya? No lo sabía, pero tampoco era como si le importara. Tocó su labio, comprobando que había unas cuantas gotas saliendo de ahí, sólo entonces bajó su vista en dirección al entrenador que jadeaba sentado en el piso, sosteniéndose las costillas.
El hombre le miraba con desprecio, desconocía las razones de Logan Laferty para irrumpir en su casa y comenzar una pelea, pero le temía demasiado al padre de este como para hacer algo al respecto. Algún capricho de mocoso mimado, suponía, cuando el menor le tomó por la ropa, obligándole a levantarse de donde estaba, sonriendo con amargura.
-¿Lo disfrutaste así? – Le vio sin entender, la expresión amarga del muchacho no ayudaba en lo absoluto. Escupió la sangre que también estaba en su boca, a la mierda el respeto que le tenía al señor Louis.
-¿Vas a decirme ya de qué estás hablando, mocoso? – Soltó, tomando esas manos que le sostenían. – Ya fue suficiente, tengo contactos a los que puedo llamar y...
-Bueno, llámales entonces. No le tengo miedo a esas mierdas – Admitió, encogiéndose de hombros. Habían estado peleando por un buen rato, y por la edad de ese asqueroso viejo suponía que no iba a aguantar mucho más. Le dio una patada para luego soltarle, viéndole entonces maldecir de vuelta al suelo. - ¡¿Piensas que esto es suficiente?! ¡Y ver a un indefenso doncel sangrando en el piso no lo es, ¿verdad?!
-¡¿De qué carajo estás...?! – Su pregunta quedó a medias, recordando ese favor que el señor Louis le había pedido a él y a dos de sus compañeros hacía ya un tiempo. Se fijó en el otro, sin entender, para recibir otra patada que le sacó el aire.
-Ya lo entiendes, ¿verdad? – Había estado haciendo lo mismo con el par de ratas que le habían acompañado, si fuera alguno de esos dos, con que lo supiera le habría bastado. Con verlo ahí, maldiciendo y amenazándole se habría conformado.
Pero después de todo lo que escuchó de esos dos no se lo dejaría tan fácil. Además, era el último... ¿qué más daba un poco más?El hombre canoso hizo por huir de esas agresiones, le enfermaba el hecho de que, siendo más grande de ese muchacho mimado no pudiese hacer más, pero tantos golpes ya le estaban cobrando factura. Al comprender eso, empezó a reírse.
-Entonces... lo que nos dijo el señor Louis... ¿era verdad? – Dijo entre risas y quejidos de dolor, levantó la vista, viendo al castaño y a su expresión furiosa. – ¿Para eso vienes aquí, mocoso?... Qué patético... ¡Hijo de perra! – Soltó eso último en un grito ante la inminente patada que recibió. Se mordió el labio para reprimir el resto de quejidos, viéndole de nuevo. - ¡¿Lo que buscas es desquitarte, niño?! Pues te tengo una noticia, podrás pegarme a mí, incluso matarme, a mí y los que estuvieron implicados, pero no regresarás el tiempo... esa tarde, no fue la única en que la utilizamos, y lo sabes, ¿no? – Rio con burla, haciendo por levantarse sin mucho éxito. – Yo usaba a esa puta antes de que te la dieran, yo la entrené para ti, esos modales, esas ideas, ¿crees que las tenía desde el principio? ¡Pero qué estúpidos son los niñitos ricos! ¿Y esa tarde? – Dios, cómo le dolía, aunque valía la pena ahora que podía desquitarse de todos los golpes que obtuvo. – Esa tarde sólo fuimos a recordarle lo que él ya sabía. Esa puta ya sabía lo que era, eras tú el único que se hacía ilusiones donde no iban...Logan le acalló con otra patada, una mucho más fuerte. Jadeando por la ira y el cansancio una vez que le vio tirado en el piso, ya inconsciente.
La idea de matar a ese bastardo le parecía verdaderamente tentadora ahora que le había oído decir todas esas pendejadas, pero tampoco era tan estúpido como para hacer eso.Su jadeo se volvió más débil, sentía la sangre aún fluir por su cara, por lo que pasó su brazo por la zona, notando que no sólo era sangre la que bajaba por sus mejillas.
Maldita sea.
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¿Tu dolor o el mío?
RomanceUno estaba herido, pero no quería admitirlo. El otro estaba atrapado aún en esa terrible oscuridad que era su vida, pero eso a nadie le importaba. Entonces, ¿cómo podrían salvarse? En un mundo donde la esclavitud está permitida, uno es el amo y el o...