James y él habían salido de la fiesta antes de que se notara demasiado que estaban ebrios. Habían ido a parar a un bar, y por más que se obligara a beber; por alguna razón eso de beber para olvidar no aplicaba en su caso.
Sentía como si estuviese viéndolo todo a través de un filtro borroso, caminando y flotando a la vez en dirección a la puerta principal, pero aun había palabras de esas conversaciones que había tenido esa noche en su cabeza.
Entró a la casa dándole una patada a la puerta, y dejando caer sus cosas. Despertando indirectamente al muchacho rubio.
Este se encorvó como pudo en ese armario, el ruido en la casa sólo podía significar que su amo estaba de vuelta... y estaba molesto.
Logan entró al cuarto principal también de golpe, abrió la puerta del armario, notando que el esclavo estaba despierto y atemorizado por su presencia.
Hacía mucho que se había acostumbrado a los temblores del esclavo, y más sin embargo sintió rabia al notar que este los tenía en ese momento. Ni bien se había acercado cuando él lo obligó a recargarse más en el soporte del armario, escuchando un quejido de su parte.
Su esclavo siempre había sido bastante lindo, con esos rasgos finos de doncel y ese cabello rubio, esos hermosos ojos verdes... pero ahora esa piel suave y frágil estaba toda magullada, bajó los pantalones del esclavo hasta los tobillos, comprobando que sus piernas no estaban en mejor estado. Le subió la playera, mostrando más y más cicatrices que opacaban su belleza.
Su mano acarició sus hombros magullados, bajando hasta toparse con la marca de un latigazo que adornaba gran parte de su espalda, escuchando el gemidito del esclavo por el contacto. Siguió palpando el cuerpo maltratado un poco más hasta que llegó a tocar la barriga abultada, encontrando algunos rasguños que seguramente él le había hecho.
-Por favor... - Suplicó el esclavo, temblando bajo el tacto de su amo. – Aún me duele mucho... sé que me merezco esto, pero... -sus ojos se llenaron de lágrima antes de decirlo. – pero sea gentil conmigo esta vez... sólo esta vez... por favor...
-¿Gentil? – Repitió con la voz ronca y arrastrada. - ¿Así? – Comenzó a soltar las ataduras, lo giró, para que lo pudiera ver claramente.
A través del filtro del alcohol, Logan sintió algo de ternura cuando besó las muñecas enrojecidas del esclavo, quien cerró los ojos, ruborizado.
-¿O así? – Se aventuró el castaño, tomándolo de la barbilla y besando con suavidad los labios del más bajo, acariciando con los suyos la boca ajena.El esclavo tembló sutilmente, sorprendido, reconoció el sabor de la cerveza... ¿su amo estaba ebrio? Volvió a cerrar los ojos, cada vez más ruborizado, pues, a pesar de que su amo hubiese o no bebido... esa sutileza y suavidad... Era lo que le habría gustado al esclavo sentir con su primer beso...
Logan sonrió al separarse, pero su sonrisa decayó cuando quiso acariciar al menor, quien al notar su mano acercarse retrocedió. No podía pensar claramente, sólo supo que ese gesto le había molestado.
-¿No te gusto, Emett? – Le preguntó. -¿No te gusta el modo en que te traté o el modo en que te estoy tratando? ¡¿Qué es lo que te gusta entonces?!El rubio lo miró confundido, el agua comenzó a correr de los ojos del castaño sin que este se diera cuenta, es... ¿Estaba llorando? Tragó saliva, su mente le decía que huyera, que buscara un modo de evadir un castigo o incluso que asumiera lo que tuviese que asumir por ser un esclavo, pero también había otra parte que le decía que lo consolara.
-¿Soy un monstruo también? – Preguntó Logan en medio de gimoteos. - ¿Por eso merecía eso? ¿Por eso tú tienes que recordar a alguien más?
-Amo... - Susurró el esclavo. – Usted... - Se mordió el labio, no era nadie para opinar al respecto, sólo que ya había llamado la atención del otro muchacho, quien parecía completamente herido por algo. Trató de reunir valor, aun estando frente a esos ojos marrones y amenazantes. – Usted no está en sus cinco sentidos... debería descansar...
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¿Tu dolor o el mío?
RomanceUno estaba herido, pero no quería admitirlo. El otro estaba atrapado aún en esa terrible oscuridad que era su vida, pero eso a nadie le importaba. Entonces, ¿cómo podrían salvarse? En un mundo donde la esclavitud está permitida, uno es el amo y el o...