* Narra Maggie*
Abrí los ojos y desperté en una habitación medio oscura.
Estaba atada a una silla pero no conseguía librarme.
La puerta de la habitación se abrió y entró Megan con su aire presumido como siempre.— Pero mira quién está despierta— dijo con energía.
—¿ Quieres comer? Sé que estás no son condiciones de tratar a una dama pero... Es lo que hay— añadió.
Yo seguía sin responderla y desvíe mi mirada de ella.
— Si no quieres comer, mejor, más comida para nosotros—
— Seguro que le has echado veneno— respondí con desprecio.
—¿ Como? Me afecta que me digas eso, yo solo mato lo necesario, no voy a matar a mis futuros ayudantes— explicó.
— Si claro, lo necesario, casi una comunidad entera, y ni lo sueñes, nunca trabajaré para tí— me atreví a responder.
— Bien, pues que se le va a hacer— dijo Megan abandonando la habitación.
Unos 10 minutos después entró una chica que no conocía de nada.
— Toma, te he traído comida— dijo amablemente.
Yo la miraba y no respondí.
— No soy mala, es más no pertenezco a Megan— dijo sentándose en una silla.
— Entonces ¿que haces aquí?— pregunté.
— Intentar matarla, oye tú cara me suena, creo que estabas en frente nuestra con el otro grupo, ¿ Me equivoco? O al menos eso me dijeron, me describieron a todos vosotros— dijo intentando recordar.
— Sí, ahora que lo pienso— respondí.
— Megan se ha largado, puedo ayudarte a escapar ahora que no está— dijo apresurada.
— Soy Maggie— dije una vez que me liberó de la silla.
— Yo Daisy— respondió.
— Ponte ésta cuerda en las manos, así creerán que no te estoy ayudando— explicó atándome las manos no muy fuerte.
Salimos de la habitación y había un pasillo enorme con otros muchos más.
— Esto es enorme— susurré.
— Lo sé, tarde lo suyo en aprendermelo—
—¿ Eres de Alexandria verdad?— añadió.
— Si— respondí.
— Alexandria está en la mierda, pero puedo dejarte por la zona y podrás buscar a tu grupo— ofreció.
— Me parece bien— respondí.
Pasó un señor por delante nuestra.
—¿ A donde la llevas?— preguntó.
— A fusilarla, no quiero que se transforme y mate a todo el mundo cuando muera por el tiro— explicó.
—¡ Que!— dije forcejeando débilmente la cuerda para hacer el papel.
— Pero no lleva el uniforme de prisionera— sospechó.
Me acerqué a el y le empecé a estrangular con la cuerda hasta matarlo.
— Buen trabajo, ahora sigamos— dijo Daisy notando que quería salir de allí ya.
Llegamos ya al exterior después de un largo camino, ahora solo faltaba pasar los muros.
Justo cuando íbamos a salir vino una mujer que parecía fuerte a preguntar.—¿ A donde la llevas?— preguntó.
— A fusilarla— respondió Daisy con miedo.
La mujer sacó una libreta pequeña y empezó a leer para dentro.
— Aquí no hay ningún registro de que hoy hay fusilamiento— explicó la mujer guardando la libreta.
— Me lo mandó Megan antes de irse— intentó colarse la.
— Me lo abría dicho, chica, soy yo la que lleva el registro de todo, y sé que me estás mintiendo, y esto ni a mi ni a Megan nos gusta— dijo con voz grave.
Daisy se abalanzó contra ella dejándome tiempo a mí para escapar.
— ¡Empuja la puerta, no está dura, podrás pasarla!— gritó Daisy mientras forcejeaba con aquella mujer.
Salí corriendo lo más rápido que pude, en una mesa que había cerca de un campo de tiro había una pistola con silenciador y obviamente la cogí.
En la puerta había dos hombres vigilando.
Me escondí detrás de un tablón de madera y les disparé en la cabeza dejándome vía libre para escapar.
Cogí la ametralladora de uno de las guardias e hice lo que me dijo Daisy, afirmativamente, la puerta la pude pasar como me indicó Daisy.
Me fijé y desde lejos pude ver a Daisy matando a aquella mujer, lo cual era muy extraño porque tenía más músculos que Daisy.— Casi se me olvida— me dije a mi misma volviendo.
Entré en una pequeña cabina que había en la entrada y cogí un mapa par poder llegar a la zona de Alexandria.
Cerca del muro había un coche que seguro que tenía gasolina porque pertenecía a Megan, o al menos eso cría, me metí en el coche y efectivamente funcionaba.
Me fui a toda velocidad hasta que dejé atrás el sitio donde vivía Megan.
El coche se me quedo sin gasolina un poco antes de llegar a Alexandria.
Me bajé del coche y daba gusto volver a notar la brisa del viento, escuché un disparo y fui rápidamente hacia el ruido, vi a una mujer corriendo en dirección contraria a la mía por mi derecha.—¡ Eh!— le grité.
Se giró y vi que era Rebeca.
—¡ Rebeca!— grité.
— ¡ Están más adelante, olvídame!— gritó mientras lloraba.
Fui corriendo hacia donde me dijo y me encontré con Gabe y Carley muertos y ellos en frente.
—¿ Que ha pasado aquí?— pregunté.
—¡ Maggie!— gritaron todos menos los que estaban llorando por Gabe y Carley.
— Rebeca los mató y la he echado— explicó Marta cogiéndome de las manos.
— Pero seguro que lo hizo por un buen motivo— insistí de que no tenía la culpa.
— El chico estaba mordido, y mató a Carley por una pelea— explicó una chica rubia.
—¿ Quién eres?— pregunté extrañada.
— Soy Sam, el es Mike y ella Ashley— dijo presentándome a todos menos a uno.
Miré extrañada hacia el otro hombre.
— Es Jake— me presentó Marta.
— Hola, soy Mike, amigo de Connor, Aaron y Rose, y Mia era mi mujer— explicó entristecido.
— Joder, lo siento...— dije empatizandome con el.
—¿ Como has escapado de Megan?— preguntó Andrea.
— Gracias a una chica, y ahora se donde vive Megan, no está muy lejos de Alexandria— expliqué.
— Maggie de momento no vamos a volver, mientras Megan esté viva no podremos vivir allí— dijo Marta.