Decisiones

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Me encontraba viendo la fotografía que ese sujeto despreciable había mandado. Era Yuri, no podía equivocarme. Seguía vivo, lo cual me alegraba enormemente. Pero no había tiempo para eso, Scott me pidió que lo acompañase a los lugares donde los patinadores habían desaparecido.

Lo acompañé sin dudarlo.

—No vas a ir a ningún lado con ese pijama, regresa a tu casa y cámbiate de ropa

—Makkachin podría ayudar, es buena rastreando – dije, mirándolo – No iré a casa hasta que encontremos a Yuri – respondí con determinación. Mi prioridad en ese momento era saber que se encontraba bien. Yuri me había ayudado y dado ánimos, ahora era mi turno de ayudarlo.

—Nikiforov – escuché que dijo mi apellido con tono de advertencia. Le sostuve la mirada, no estaba dispuesto a aceptar un no y que me regresara a mi casa cuando alguien tan importante para mí se hallaba perdido. No señor, si era necesario el desvelarme buscando a Yuri o si había que buscarlo debajo de las piedras de todo París lo haría. No pensaba detenerme hasta encontrar a Yuri. Y el que se lo llevó lamentaría haberlo hecho – Tú ganas, vendrás conmigo – me dijo.

Minutos más tarde me encontraba en su auto junto a Makkachin, dirección, el estadio de Bercy. Comenzaba a odiar la palabra Bercy. Después de llegar, Scott le dio a Makkachin una bufanda de Yuri. ¿Cómo es que la consiguió?

Decidí estar atento a los movimientos de Scott, había cosas que me ocultaba. No podía confiar ciegamente en él a pesar de que ayudó a encontrarme. No sabía muchas cosas, como, por ejemplo, el que ese sujeto, quien se hacía llamar barba azul le hiciera lo mismo hace 6 años.

Makkachin llevó a Viktor y a Scott dentro del recinto. Llegamos a la pista de hielo, con Makkachin siguiendo el olor de Yuri. Nos llevó hasta una calle poco concurrida. Su rastro desapareció porque chillaba y rascaba el suelo con desespero. También sentía desesperación por Yuri.

—Y el rastro se termina aquí, barba azul debió subir a Yuri a un vehículo y transportarlo a él y a los otros patinadores.

— ¿Quién es barba azul? Y ¿Qué relación tienes con él? – pregunté mirando a Scott con seriedad. Era momento de conocer lo que Scott ocultaba.

—Barba Azul es el nombre que le dimos a un asesino en serie. Hace mucho tiempo, cuando acabé la carrera de criminalística, hubo una serie de casos aislados de muchachos desapareciendo por casi toda Rusia. Por aquel entonces tenía 21 años y le apodé Barba Azul, porque me recordaba a un personaje de un cuento, aquel que mataba a sus esposas cuando éstas lo desobedecían. En aquel tiempo eran pocos casos, pero tenía un patrón – me respondió, mientras miraba alrededor – Todos los chicos que secuestraba eran de cabello oscuro, además de encontrarlos en lugares poco usuales y con marcas de violencia física y sexual

—¿No has conseguido atraparlo? – pregunté

—No, no es tan fácil, cambia su patrón cada tres años, al inicio él se deshacía de los cuerpos en el río, después los quemaba, otras veces presentaban mensajes sin sentido o desmembraba a esos pobres muchachos. Con Allen fue lo último, de eso hace ya 6 años. Cuando Allen desapareció me llegó una nota con una fotografía similar a la de Yuri, la diferencia era que Allen mostraba sus ojos grises, al parecer estaba drogado. Barba Azul me propuso que jugara un juego con él. Si yo lograba descubrir quién era, él dejaría libre a Allen. Por supuesto que no caí en su juego y llamé a la policía inmediatamente. Nadie me creyó. Y fue cuando ese sujeto se molestó y asesinó a Allen, al final me envió una fotografía con la dirección de donde estaba su cuerpo – me relató Scott, con pesar. Me sorprendí al escuchar lo que me dijo. Y lo vi hacer lo mismo cuando entró a la habitación donde me hospedaba.

Missing [En Edición] (Completa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora