Allen Prescott. El inicio

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Me llamo Allen Prescott, tenía 14 años cuando desaparecí la madrugada del 24 de diciembre, un día antes del cumpleaños de Viktor, mi mejor amigo y más grande confidente.

Les contaré algo sobre Barba Azul, es alguien engañoso, que encanta con las palabras, como si fuera el canto de sirenas más dulce, aliviando tú corazón roto. Temperamental, impredecible, pero con un patrón en particular. Yo descubrí su patrón y posteriormente descubrí quien era, por eso me secuestró. Para que no le dijera a Scott, para que no pudiera advertirle sobre su siguiente movimiento. Lo que Barba Azul no sabía, es que había escondido una pista importante en una de las máscaras venecianas que tenía Scott. Intenté darle a Viktor la pista, pero el muy despistado pensó otra cosa. Mi amigo seguía siendo muy despistado, de verdad que sí, pero si quieren descubrir quién es Barba Azul y el cómo lo descubrí, les contaré mi historia desde el principio.

Cuando tenía 8 años, mi hermano mayor, se presentó en mi casa. Le dijo a mi madre que no venía con intención de pelear o molestar, pero quería conocerme. Cuando lo vi, me pareció un poco intimidante, pero cuando comenzó a hablarme y me abrazó, sentí que podía confiar en él. Me dijo que su nombre era Scott y quería cambiar su apellido para que pueda convertirse en mi hermano mayor de manera legítima. Mi madre le permitió hacerlo, a cambio de que Scott cuidase de mí. Mi hermano se ofreció a pagar una renta de la habitación que ocuparía.

Scott tenía 15 años cuando entró a mi casa, se instaló en una de las tantas habitaciones de la mansión en la que vivíamos, y comenzamos a vivir juntos y conocernos.

Era cool, centrado y sabía muchas cosas, yo quería parecerme a él, además de que patinaba muy bien, hacía música con su cuerpo y saltaba de una manera elegante. A mí me encantaba verlo cuando patinábamos en el parque, puesto que había un lago que se congelaba. Scott bailaba en el hielo. Cuando fuera grande haría lo mismo que él. Patinaría a su lado y lo animaría para que ganase en sus competencias. Era lo mínimo que podía hacer por todo su apoyo y cariño hacia mi madre y a mí.

Scott llegó un día llorando, con la mejilla roja, un ojo morado, el labio roto y bastante triste, no me gustaba verlo así, por lo que fui a abrazarlo apenas entró en mi campo de visión.

-Scottish, ¿Qué te paso? - pregunté, llevándolo al sofá de la sala. Él se dejó llevar, dejó sus patines en el piso de la sala junto con su bolso y una maleta. Se sentó y ocultó su rostro entre sus manos, mientras silenciosas lágrimas bajaban por sus mejillas. Sea lo que sea que le haya pasado, me estaba preocupando mucho.

-Nuestro - hizo una pausa, meditando lo que diría - Nuestro padre, fue a hacer un escándalo en la pista de hielo donde practicaba, le gritó a mi entrenador, a mis amigos y al coreógrafo, después de detenerlo, me propino una paliza y me dijo que nunca más volviese a patinar o presentarme en la pista de hielo de San Petersburgo - me contó Scottish, limpiando sus lágrimas.

-¿Por qué padre es así contigo? - pregunte, abrazándolo de nueva cuenta, acariciando su cabello rojizo, el cual le llegaba hasta los hombros

-Porque es un hombre desalmado a quien no le gusta la felicidad ajena - respondió, rechinando sus dientes, en un intento de no decir palabras altisonantes porque yo estaba presente - Supongo que debo ajustarme a su plan de vida, al menos hasta que logre cumplir la mayoría de edad, después de eso me dedicaré a lo que me gusta - me dijo, separándose un poco de mí, sonriéndome.

-Sí, siempre puedes contar conmigo, siempre te apoyaré, no importa si a mí no me gusta, mientras tú seas feliz, yo seré feliz - declaré, mientras Scott me miraba asombrado. Creo que le sorprendía el hecho de que un niño de 8 años estuviera convencido de sus palabras y las dijera con tal convicción como si se tratara de un adulto serio y comprometido con su trabajo.

Missing [En Edición] (Completa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora