El plan entra en acción. Parte 3. Scott

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El fuego se extendía a mi alrededor con rapidez, con mi garganta cerrándose por inhalar tanto humo.

No sabía dónde estaban Yerik ni Barba Azul, pero de algo estaba seguro y uno de los dos estaba herido.

Dos horas antes

Me despedí de Yerik y Viktor para dirigirme caminando hacia la estación de policía, después tomaría el tren. Tomaría la estación Bercy, ya que era la más cercana a la estación de policía. De ahí tomaría la línea verde hacia la estación Daumesnil, y transbordaría a la línea morada para llegar hacia Porte Dorée. Tendría que caminar unos cuantos minutos y finalmente llegaría hasta el lugar del que Yerik nos habló.

Fue difícil entrar a la estación, estando repleta de varios oficiales y algunos colegas, investigando en lugares erróneos, decidí ignorarlos. Entré a mi oficina, dejando una memoria usb en mi computadora, de ese modo, el amigo hacker de Viktor podría enlazar todas las computadoras al celular de Yerik en un vídeo en vivo, sólo debía lograr que Barba Azul confesara todos sus crímenes, y tenía un plan para ello.

Logré colocar la memoria usb con éxito, programando una cuenta regresiva, dejándola encendida, así que salí de la oficina, donde fui interceptado por uno de los familiares de los familiares de los muchachos. Era la acompañante de Yuri Katsuki, la señorita Minako Okukawa, quien llevaba un cabestrillo en su brazo derecho.

¡Detective!, por lo que más quiera, los otros padres y yo quisiéramos que usted investigase el caso de nuestros niños, no importa lo que tengamos que pagar por sus honorarios, el encontrar a nuestros niños es más importante, ¡Por favor! – me dijo la señorita, haciendo una reverencia Saikeirei*, al pedirme ese favor. Mi jefe no me había dicho nada acerca de mis servicios, pero estaba seguro que no me contrataría de nuevo para el caso de los patinadores perdidos. Sonreí ante su petición, devolviéndole la inclinación.

Descuide, ya estoy trabajando en el caso, señorita, si me disculpa, voy retrasado para un acontecimiento importante, es posible que los patinadores perdidos estén de regreso dentro de poco – hablé con calma, saliendo de la estación, dirigiéndome hacia el metro.

Entré a la estación, compré una tarjeta de metro y la deslicé por la ranura, con el torniquete que me llevaría al vagón del metro abriéndose. Los torniquetes eran como los de la estación King Cross en Londres, un par de puertas que se abrían apenas deslizabas la tarjeta del metro. Caminé por largos pasillos subterráneos, mientras pensaba en lo que haría una vez que llegase. Subí por las escaleras eléctricas, llegando al andén donde el tren se detendría para llevarme a mi siguiente destino.

Cinco minutos después el tren llegó, arribando. Me senté junto a la ventana, viendo el paisaje a través de ella.

Vi el reloj de mi muñeca, las 9:30. Viktor y Yerik debían de estar en camino. Esperaba que todo saliera bien, que ninguno saliera herido y rescatáramos a los niños sin problema alguno.

Repase el plan por millonésima vez, pero algo no me gustaba. Quizá era el hecho de que era demasiado sencillo, sin que el plan se viera afectado, tuviera una falla o un retraso en ella. Eso era lo preocupante.

Yerik entraría media hora después de que llegase a la casona de los reyes y pondría el Live Stream para que la policía tuviera pruebas contundentes y directas para atrapar a Barba Azul. Esta vez no se escaparía. Mientras Yerik hacía su cometido, Viktor iría por los patinadores entrando por el pasaje que llevaba al piso subterráneo. Espero que Viktor no tenga algún inconveniente al entrar.

Tan sumido estaba en mis pensamientos que no me di cuenta de que alguien me estaba observando detrás. Me percaté de su mirada, pero decidí ignorarla, anunciando la estación Daumesnil por los parlantes del metro. Me baje en la estación, transbordando hacia la línea morada. La persona que me estaba observando en el metro me venía siguiendo. Lo sé porque Allen estaba conmigo, mirando hacia atrás continuamente. Desde que planee todo, Allen se había quedado conmigo, y como era el único que podía verlo, bueno, digamos que le gustaba pasar desapercibido y le encantaba esconder cosas, especialmente las del hermano menor de Yerik. Un niño molestando a otro niño. El pobre de Yuri creyó que había perdido su peluche de tigre y Allen lo había escondido debajo de la cama. Fue todo un drama, pero al final encontramos el peluche. Y de ese modo, Allen tuvo como presa al pequeño tigrillo, moviendo sus cosas de lugar o jalando sus sábanas, que más de un susto le causaron al pobre Yuri mientras Allen se partía de risa molestándolo. Pequeño demonio, en más de una ocasión tuve que reprenderlo por lo que hacía, entiendo que estaba aburrido y yo no le hacía caso, pero no era para que molestase a Yuri y a Viktor. Con Viktor fue un poco más drástico. Escondió las fotos de Yuri y tuve que aguantar a un Viktor furioso y llorón, quien amenazaba a Allen con quitarle quien sabe que a cambio de las fotos de su Yuri. Otro escándalo en la madrugada. Las fotos las terminé encontrando en el libro que Yerik me había dado, devolviéndoselas a Viktor, quien le prometía a las fotos no perderlas de vista hasta que tuviera a su Yuri de carne y hueso. Un total exagerado. Uno de los juegos favoritos de mi hermano era jugar al tesoro perdido. Vaya ironía.

Missing [En Edición] (Completa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora