Allen Prescott. Amigos

1.2K 221 109
                                    

Scott y yo pasábamos todos los días por el orfanato de San Petersburgo en carro. La primera vez que pasé caminando, vi a un chico de larga cabellera plateada sentado en una banca, solo. Me pareció que estaba algo triste, mi primer instinto fue acercarme, pero noté como el chico se levantaba de la banca y entraba al orfanato, sin percatarse de que lo estuviera viendo.

La segunda vez que pasé por ese lugar, lo hice rodeando el orfanato, ya que contaba con un terreno amplio. Lo encontré patinando en un pequeño lago congelado que estaba detrás. Patinaba con gracia y fluidez. Pareciese que estaba viendo a alguien que amaba estar en el hielo.

A pesar de que no había música en el lugar, ese chico estaba patinando a su propia música, su propio ritmo, era una canción silenciosa, con acordes bajos, lentos. Triste. Cuando terminó de patinar se reunió con un perro pequeño y entró al orfanato. Yo seguí mi camino. Ese día Scott se había quedado en el trabajo hasta tarde, así que Cristopher me llevó caminando hasta mi casa.

— ¿Te gustó ese chico? – me preguntó Cristopher, caminando a mi lado

—No, pero me recordó a Scott cuando patina – respondí sin pensarlo.

No noté como Cristopher me miraba con cierto grado de odio. Cuando estaba con él, últimamente me decía que no dijera el nombre de mi hermano. Como evitar decirlo, Scott era una de las personas más importantes para mí. Era mi amigo, mi hermano y lo consideraba una figura paterna hasta cierto punto. A veces no podía simplemente no hablar de él. Pero supongo que Cristopher estaba celoso de que le mencionara, así que evitaba decir su nombre cuando salía con él.

Desde hacía un año llegué a notarlo un poco más irritable de lo usual, supuse que era porque estaba bajo mucha presión en su trabajo. Así que decidí que era mejor darle su espacio y esperar a que Cris estuviera de mejor humor para volver a salir con él. No volví a salir con Cris hasta mucho después de conocer a Viktor.

Recuerdo perfectamente cuando conocí a Viktor. Era verano. Yo estaba entrenando para patinar en el próximo Grand Prix, en la categoría Junior. A pesar de que faltaran meses para que pueda competir, necesitaba perfeccionar mi rutina.

—Allen, ¿puedes venir un momento? – llamó Yakov, de modo que me acerqué, saliendo de la pista

— ¿Qué sucede? – pregunté, poniendo los protectores en las cuchillas.

—Me gustaría presentarte a alguien – comenzó, dejando ver a un chico de larga cabellera plateada y bonitos ojos azules – Él es Viktor, Viktor Nikiforov, y a partir de hoy, estará entrenando con nosotros – me dijo Yakov, presentándome con él.

Vi como sonreía, extendiéndome su mano

— ¡Mucho gusto!, ¡Soy Viktor Nikiforov! – se presentó, con gran alegría

—Soy Allen Prescott – me presenté, estrechando su mano. Vi que Viktor la movía con efusividad, siguiendo sonriendo, pero a diferencia de su sonrisa, sus ojos expresaban un vacío.

— ¡Espero nos llevemos muy bien! – me dijo Viktor, devolviéndome la sonrisa.

Hubo dos cosas de las que me percaté cuando conocí a Viktor.

La primera era la forma en la que patinaba. Lo hacía como si hubiera nacido para dedicarse al patinaje y su destino fuera precisamente encontrarse en la pista de San Petersburgo patinando como lo hacía en esos momentos. Podría decir que Viktor se divertía al patinar, lo disfrutaba, demostraba la misma pasión que Scott y yo demostrábamos cuando nos encontrábamos sobre el hielo. Viktor era un prodigio. Como yo. Eso sería interesante, no solo sería un buen amigo, sino un rival a superar. Quería llevarlo hasta su máxima capacidad.

Missing [En Edición] (Completa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora