Infierno

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Narra Aria

Ya pasó una semana de lo del hospital y sinceramente aún no salí de casa.
Con velas por todas partes, y sus múltiples perfumes; las persianas bajas, todo en completa oscuridad.
No he parado de escribir desde entonces.
Mis amigos a veces pasan para ver que no haya tenido una recaída. Les pedí que me dieran espacio para acomodar mis ideas.

Brian es quien no ha aparecido desde entonces. Ni un mensaje, ni una llamada, mucho menos su presencia física.
Es como si hubiera desaparecido, como si nunca hubiera existido en mi vida.
Mis amigos no lo mencionan; pero si mis canciones.
Escribí tanto sobre él estos días que ya me duelen las manos. Tengo ampollas de tanto tocarlas, me duele la garganta de tanto llamarlo en canciones.

De pronto siento que lo vuelvo a necesitar.
Y me siento masoquista. Necesito a alguien que me engañó, que me lastimó, necesito a quien me ignora.
¿Lo necesito?
Y me hago miles de preguntas. Me cuestiono, me amargo, lloro.
¿Dónde está? ¿Por qué no aparece? ¿Ya no le importo? ¿Le habré importado alguna vez? Y si así fue, ¿Qué pasó? ¿Hice algo mal? ¿Cambié a caso y no lo noté? ¿Lindsay será su verdadero amor? ¿Y si jamás la olvidó? ¿Por qué?
No lo entiendo.

--¿Le habrá pasado algo?--

Y esa pregunta me retumba en la cabeza.
Brian es como una bomba de tiempo cuando se deprime. A veces cuando no soporta ciertas situaciones, desborda.
Han pasado años, pero aún hay viejas y horribles costumbres que no puede evitar llevar a cabo cada vez que se derrumba.

Me quedo varios segundos tildada. No se que hacer.
La pregunta me sigue dando mil vueltas en la cabeza...
Y entonces la respuesta a esa pregunta me golpea, me abre los ojos y me hace reaccionar.

--Tengo que ir a su casa y aclarar las cosas--

Suelo apreciar el momento del baño, siempre, me gusta quedarme más de media hora bajo la ducha. Dejo que el agua corra por todo mi cuerpo. A veces digo que es uno de mis felices momentos.
Pero ésta vez no. Tomé la ducha más rápida que había echo desde no recuerdo cuando.
Me vestí con lo primero que encontré y corrí, corrí mi auto...
Lo hice, salí de la casa después de siete días. Pero sin embargo, no siento que sea por algo positivo...
El sol me atraviesa los ojos. No es fácil manejar después de haber estado siete días a oscuras.
Mientras voy por las calles del centro para ir a las afueras, pienso.
Qué le estará pasando, pienso en que situación lo encontraré.
Me da miedo saber que es lo que voy a encontrar del otro lado de la puerta.

Estaciono el auto en la puerta de la casa. Toco el timbre. Espero... Espero...
Vuelvo a tocar. Espero... Espero...
Nadie contesta.
Decido golpear la puerta.  Lo que es gracioso porque si no me escucharon al tocar el timbre ¿Por qué me escucharía tocar la puerta?
Aún así lo hago y espero.
Preocupada decido rodear la casa. Y encuentro una de las ventanas sin trabar.
La fuerzo un poco y la abro. Me siento una verdadera ladrona en éste momento.
Entre en una de las habitaciones de huéspedes de la planta baja.
Por ahora todo parece normal. Abro la puerta y salgo al corredor. Camino por la planta baja y no lo encuentro allí. Pareciera todo normal, al menos para lo que es Brian.
Decido subir las escaleras y mientras más voy subiendo, cada escalón, comienzo a escuchar una canción de kiss a lo lejos. Otro de mis sentidos se pone en alerta y comienzo a oler a hierba en el aire.
Entonces subo lo más rápido que puedo y corro por todo el largo pasillo hasta la habitación de él.
Abro mis temblorosa mano derecha para tomar el picaporte de dicha puerta; y respiró hondo para hacerlo.

Mis entrañas se estrujaron, mi pecho se comprimio por completo, mis ojos se abrillantaron y mi sentido de culpa creció tanto como esa casa.

Lo vi allí, sentado en el suelo de alfombra negra. Con sangre seca por todo su pecho. Una botella de vino tumbada, que había dejado una mancha en el piso, que ya había secado. Cigarrillos y cenizas por todas partes. Restos de cocaína y tanto olor a marihuana que apenas podías respirar allí dentro.
Estaba dormido. No se si por cansancio, no se si porque los efectos de los narcóticos así se lo exigían, no se si porque había perdido mucha sangre.
No sabía. No sabía nada.
Y eso me hacía sentir tan culpable que olvidé hasta que había ido para hablar sobre la carta.
Ya no me importaba, y no sabía que hacer.

Recuerdo que me lancé sobre él (poniendo mis rodillas sobre el suelo, al lado de sus muslos), puse mis manos alrededor de su cara y comencé a gritarle.

*¡¡BRIAN. POR DIOS DESPERTATE!!*

Entré en desesperación e impotencia. Nunca había estado del otro lado; y comprobé que es horrible.

No pasaron demasiados segundos y Manson despierta; y me mira a los ojos, desconcertado.
En ese momento fue como si alguien o algo soltara mi pecho y me dejara respirar.
Instintivamente me salió abrazarlo y largarme a llorar. Fueron una de las lágrimas más sinceras y desesperadas de mi vida. Sentía como el llanto salía desde lo más profundo de mi alma y como me dificultaba la respiración.

---perdón---

Oigo su voz y me paralizo. Lo tomo del rostro y junto nuestras narices.

---Estás bien---
---Si. Perdón. No puedo arrastrarte conmigo a éste infierno que soy yo.---

Marilyn Manson y tu. "Moralmente mal"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora