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Narra Fer. 

Estar con Héctor se convertía en una necesidad, necesitaba sus besos, sus abrazos, sus risas y sonrisas por cualquier tontería. Amaba todo de él y eso a veces me asustaba.
Un dia más llegó era un dia como cualquier otro. 

Héctor: ¿Estás lista mija? –Mencionó Héctor una vez que llego a la estancia. 

Fer: Lista. Hoy iremos con nuestros amigos a comer y pasar un rato fuera de la empresa.
Antes de salir de casa nos dimos unos cuantos besos ya que no podíamos hacerlo mientras estuviésemos fuera por miedo a que alguien conocido nos viera. Llegamos al lugar en donde habíamos quedado, ya nos esperaban Berni y Sole, solo quedaba esperar a los demás. Fue cuestión de minutos para que los demás llegasen. Fuimos a comer un algo, nos sentamos de esta manera. May, Berni, Sole, Héctor y yo. En esta ocasión Nely no pudo venir. De vez en cuando Héctor tomaba mi mano por debajo de la mesa haciendo que riera de nervios. 

Sole: ¿Qué pasa Fer? 

Fer: Nada. –respondí aun rosando mi mano con la de Héctor. Todos reímos unos de la nada, Héctor y yo de complicidad.
El día paso con total tranquilidad, habia llegado la noche asi que habíamos decidido dar un pequeño paseo antes de volver a casa. La ciudad era tranquila a esa hora, recorríamos las solitarias calles riendo como pargueritas y disfrutando de nuestras tonterías. 

Berni: Y ¿Cuándo es tu boda? -Sentí como me tensaba ante esa pregunta y estaba segura de que Héctor estaría igual ya que se sobo la nuca en señal de incomodidad. 

Fer: Aún no lo sé. –comenté restándole importancia. –creo que ya es un poco tarde. 

May: Creo que sí. Bueno chicos yo me voy- Todos nos despedimos y nos fuimos hasta casa, Héctor estaba muy callado y no habia pronunciado palabra. Cuando cruzamos la puerta, Héctor me dedico una sonrisa un tanto triste.  

Fer: ¿Mijo? 

Héctor: Dime.

Fer: Olvidemos lo de hace rato. 

Héctor: No puedo Fer, estás por casarte y yo conozco al chico, él no merece lo que estamos haciendo está mal. Quizás el haberme enamorado de ti fue un error. 

Fer: Lo que siento por ti no es un error. Anoche hice algo que nunca creí que haría y menos contigo. Yo te quiero Mijo

Héctor: Y yo tambien te quiero. Pero esto es difícil. 

Fer: No vuelvas a repetir eso por favor-Besé sus lindos labios, él sonrió y volvió a besarme, ese beso se fue haciendo más intenso. Sabía perfectamente dónde acabaríamos.
Nos seguimos besando locamente, subimos a mi habitación y nos acostamos, esta vez yo quería llevar el mando. Nos quitamos la ropa, nos tocamos y nos miramos con deseo, amor, lujuria y ansiedad de seguir probando nuestros cuerpos. Él me besó el cuello hasta llegar a mis senos, yo gemía y él sonreía por mis actos, siguió bajando pero yo lo di vuelta y tomé su miembro entre mis manos para acariciarlo e introducirlo en mi boca, él gemía locamente y yo cada vez me mojaba más. De un momento a otro ya estaba sobre mi, atacando con su perfecta lengua mi intimidad, la besaba con desesperación. Abrió mis piernas y entró en mi, me besó y acaricio, nuestras respiraciones estaban al borde de una perfecta explosión. Nos saciamos el uno al otro y sin duda ha sido lo mejor estar con él de nuevo, él es todo lo que pedí y encontré sin darme cuenta. Salió de mi y nos miramos para regalarnos un último beso y caer rendidos en un bello sueño.

Narra Héctor.

Desperté gracias a la alarma de mi móvil, Fer estaba a mi lado con las sabanas cubriendo solo sus partes, anoche terminamos muy cansados. Me levanté de donde estaba tomé mis bóxer, mi pantalón de la pijama y fui directo a la cocina. Comencé a preparar cualquier cosa sencilla para desayunar, me decidí por unos huevos fritos, un poco de zumo y tocino. Ese día no me importaba mucho cuidar lo que comía. Estaba terminando de preparar todo cuando unas manos recorrieron mi abdomen hasta mi pecho.

Héctor: Ay mija que se levantó cariñosa.

Fer: Tú me haces ser así-Me di la vuelta para encontrarme con la sonrisa y mirada achinada de Fer. Besé sus labios dulcemente para después separarme. 

Héctor: ¿Desayunaras? 

Fer: Si, comeré cereales de colores. 

Héctor: Va. ¿Grabamos algo más al rato? 

Fer: Claro que si, podría ser algo de lo que May nos dijo.

Héctor: Buena idea ¿Qué seremos hoy mi pequeña Fer? 

Fer: No lo sé ¿Qué quieres ser? 

Hector: Quiero ser tu novio-Vi la hermosa sonrisa de mi Fer una vez más en esa mañana, vestía una camisa de dormir que le quedaba perfecta a su cuerpo, podía ver sus bellos senos, fue inevitable no morder mi labio inferior. Sentí de nuevo sus labios sobre los míos, amaba a esta chica, hacía que olvidara los momentos malos y me concentrara solo en nosotros dos. Hasta la discusión que tuvimos en la noche se me habia olvidado. Ahora solo existíamos ella y yo. 

¿Y ahora qué?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora