Capítulo 22.

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Después de ese... Húmedo encontronazo, Alex volvió a su habitación demasiado deprisa, es decir, lo tenia como a dos centímetros de mi cara y quería que me besara.

Creo que me estoy volviendo loca.

Al día siguiente me despierto demasiado temprano para mi gusto, como es de costumbre no he podido dormir bien, y además de eso me he despertado a las 6:00 am. Siendo que yo suelo levantarme mínimo a las 7:30 am.

Me desperezo y me quedo mirando las zapatillas que llevé ayer al local donde supuestamente Alex pelearía. Quizá deberia hablar con ese señor...

Pero no sólo hablar por el teléfono. Quedar y plantarle cara, él le hace daño a Alex, yo lo veo en sus ojos cuando hablo del tema, y Alex no merece esto...

Con las ideas un poco más claras salto de la cama y voy a vestirme, cojo una falda vaquera corta con unas medias negras y una camiseta de mickey mouse metida por dentro, mis converse negras junto mi chaqueta de cuero, como no, negra también.

Después del instituto iría a la biblioteca y me pasaría allí toda la tarde con tal de no ver durante hoy a Alex. Anoche estuvo a punto de besarme y quién sabe qué más pero no, me dejo ahí con todo... Todo... El calentón. Me avergüenza pensar en eso ahora, así que corro a la cocina a hacerme el desayuno.

La idea de ir al cuarto de Alex tintinea en mi cabeza pero no quisiera encontrarlo en una situación comprometida como que estuviera desnudo
o...

Oh vamos, para qué mentir. DESEO VERLE DESNUDO.

Con la idea de sólo asomarme a su habitación me dirijo.

Pero claro, lo que no me esperaba era a una rubia de piernas kilométricas y tetas operadas, desnuda en la cama con Alex (también desnudo).
La idea que antes parecia increiblementese tentadora se desvanece y llega un cabreo monumental a mí.

Prácticamente corriendo voy a la cocina y cojo una manzana para el camino, ni loca me quedo ahí, podrían despertarse y no sé cómo reaccionaría. Probablemente le tiraría la manzana a la cabeza. De camino a la universidad las cosas no van mucho mejor, decidida a ir andando por ''el magnífico día que hacía" me dispuse a salir, cuando a los diez minutos se puso a llover. Sí, así de buena es mi suerte.

Llegué empapada a la universidad e incluso en alguna que otra clase no me dejaron pasar, por suerte estaba la cafetería que siempre abierta, me arropó en sus chucherías.

Aún no me olvidaba de la rubia y de Alex, es que ni si quiera debería haber dejado que se quedara. Y mucho menos que me seduciera con sus encantos!

Mientras me regañaba internamente, la última clase del día terminó, pensando en todo lo ocurrido no había sido tan larga y exasperante la mañana.

En la cafetería cogí unos macarrones y de postre un buen donut de chocolate. Que le den a la dieta y al imbécil que casi me la impuso.

Las 3:45 pm, llevo como hora y media en la biblioteca, paseandome por sus enormes laberintos, si hay algo que sin duda me encante de la universidad es esto. Poder ir a mi aire viendo toda clase de libros, a estas horas no había apenas personas así que de alguna forma era mi momento de relax.

Cuando llego de nuevo a una mesa sin nadie cojo el móvil y veo tres llamadas perdidas de Alex junto a dos mensajes. Vaya, ahora quiere hablar. Se ve que la rubia ya se ha ido y ha perdido su juguete.

Alex idiota
2:49 pm. Se puede saber dónde estás??
3:15 pm. Tu jueguecito no me está haciendo gracia Ruth. Vuelve ya antes de que se haga de noche.

Demasiado drama, por favor, hasta las 8:30-9:00 pm no oscurece, cierto es que se acercaba el invierno y con ello que a las 6:00 de la tarde fuera de noche. Pero aún no, así que lo ignoré y me centré en mis trabajos y libros por leer.

Las 8:40 de la noche y aún aquí, terminé mis trabajos hará dos horas, pero me niego a volver, Alex no ha parado de cansarme y he tenido que apagar el móvil. Me parece increíble que después de haber pasado la mañana con su putita personal quiera preocuparse de cómo estoy.

La bibliotecaria me avisa de que tengo que abandonar ya el centro puesto que ha de cerrar, así que a regañadientes meto todas las cosas en la mochila y me dispongo a emprender el camino hacia casa.

Había refrescado, y ya era bastante de noche, siempre me ha dado miedo andar sola por las calles, en especial en invierno, que no hay nadie por las calles. Esta ciudad no es muy poblada, pero la prefiero así, demasiada gente también agobia. Lo sé, muy bipolar.

Mientras me decido a encender o no el móvil, veo que hay un coche negro muy elegante rondando por las calles, lo he visto ya un par de veces, es como si no se decidiera a pasar por ninguna pero no hace más que revolotear a mi alrededor.

Empiezo a asustarme, tanto crimen y tanto loco suelto hace que me acobarde y desee lo que antes no quería. Llegar a casa.

Lo veo pasar unas calles por delante, luego a mi izquierda y por último por atrás, burlándose de alguna manera de mí, yo rezo internamente porque no se pare, y que esto sólo quede, en un juego de algún niñato inmaduro.

Pero entonces, me acuerdo del hombre que me habló por teléfono, el mismo que me dijo, que Alex pelearía.

Y mis piernas se debilitan, al ver que para unos metros atrás de mí.


Tendrá que ser así.Where stories live. Discover now